"Esperamos que el Papa transforme en acciones ejemplificadoras sus cariñosas palabras. De no ser así, todo esto será letra muerta"
James Hamilton
Comunicado de víctimas del sacerdote Fernando Karadima, tras reunirse con el Papa Francisco
"No existen fundamentos jurídicos"
Emilio Santelices
Ministro de Salud, ante posible acusación constitucional
Suman las preguntas sobre el destino de casi $1.500 millones destinados al Parque Cultural de Valparaíso y sobran los gastos irregulares del recinto donde por casi dos siglos funcionó la Cárcel Pública de la ciudad.
Todo esto en medio de una rotativa de directivos y de informes que dan cuenta de situaciones anómalas, como pago de horas extras, aumento de remuneraciones, altos costos en servicios de aseo y vigilancia, licitaciones mal hechas, compras a la madre del exjefe de Administración y Finanzas del Parque, ocho años de retraso en el pago de imposiciones al personal… A esta opacidad de múltiples facetas se suma un déficit de $ 250 millones.
El Parque Cultural nació como organización comunitaria y pasó luego a constituirse en corporación de Derecho Privado sin fines de lucro.
En esta condición ha recibido recursos del ahora Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio, que al tratarse de fondos públicos exigen total transparencia en su uso. Ya en 2015 hubo una intervención de la Contraloría que ante diversas irregularidades exigía "adoptar medidas para que esos hechos no vuelvan a repetirse".
Ahora la nueva directora ejecutiva del Parque, Nélida Pozo, ante la duda de cómo se han invertido los mencionados $ 1.500 millones, ha pedido una nueva indagación del organismo contralor.
Por su lado, la integrante de la directiva del Parque en representación de la Municipalidad, Isabella Monsó, acusa al presidente del Directorio, Alejandro Rodríguez, de una conducta "voluntarista" al haber comprometido un préstamo para pagar sueldos y cubrir los compromisos. Esto, responde Rodríguez, para evitar el cierre del Parque.
El Directorio está conformado por un representante del Ministerio de las Culturas, que lo preside; tres nombrados por el intendente; uno por la Municipalidad, otro por el Consejo de Rectores y tres de la sociedad civil, sindicatos de artistas o juntas de vecinos. Dado el nuevo Gobierno, se esperan algunos cambios en el organismo.
Desde ya el intendente Jorge Martínez expresó su inquietud por el tema afirmando que "no es posible que no se explique el destino de $ 1.500 millones… hay ahí fondos públicos… si hay indicios de ilícitos vamos a tomar las medidas del caso".
Medidas necesarias ante una falta de transparencia que deja espacios para muchas irregularidades. A la vez, resulta oportuno el apoyo universitario para diseñar una unidad de negocios "que nos permita obtener recursos propios sin cometer ilegalidad", anunciado por la directora ejecutiva del Parque.
Lo que importa es que la vieja cárcel, en su nueva misión, sea un espacio cultural abierto y propositivo y erradique las dudas que encierran sus rejas y altos muros.
Hay pocas cosas en la cual haya mayor coincidencia en quienes pensamos en el futuro de Valparaíso para los próximos 50 años: se debe crecer en su oferta portuaria. Ello significa, además, proyectar una ciudad que requiere importantes obras de infraestructura para poder desarrollar las diversas vocaciones de la ciudad: puerto, servicios, universidades, turismo, buena habitabilidad y desarrollo de espacios públicos. Para nadie es un misterio que en Valparaíso cohabitan muchas actividades y potencialidades, las que deberían atraer importantes inversionistas, asegurar calidad de vida para sus habitantes y mejorar condiciones y opciones para quienes nos visitan.
Cuesta encontrar argumentos sólidos para seguir defendiendo la posición actual del Terminal 2, el cual se emplazaría en el sector más explotable del punto de vista turístico, recreativo y patrimonial de la ciudad. En realidad no hay razones contundentes, en el contexto de los próximos 50 años, que puedan justificar desperdiciar el borde costero que une el sector más habitado de la ciudad con el mar.
Las razones esgrimidas por EPV aluden a la carencia de oferta portuaria, en lo cual hay unánime acuerdo, pero que perfectamente podría ser subsanada en otros lugares del mismo Valparaíso. Sólo por dar algunos ejemplos: frente a la Universidad Santa María, en la playa San Mateo (la EPV ya evaluó una expansión portuaria en ese lugar) y a la altura del Cementerio 3.
Insistir, bajo la lógica de hechos consumados, con argumentos tales como "la licitación del Terminal 2 ya está en curso", "que hay que pagar una gran cantidad de dinero si es que no se lleva adelante tal contrato", pone en riesgo las diversas posibilidades de crecimiento real de la ciudad, ya que lo más rentable de su borde costero queda fuera de los planes de crecimiento y explotación por parte de la ciudad y sus habitantes. El mismo presidente de la CPC, Alfonso Swett, afirmaba que "Valparaíso tiene un potencial turístico importante; debemos tomarnos el turismo más en serio, ya que ese es un potencial muy grande". A mi juicio, seguir insistiendo ubicar el Terminal 2 en el mejor sector de la ciudad, es poner un límite infranqueable a su crecimiento, sustentabilidad y posibilidad de desarrollo en los próximos años.
Es tiempo que se estudien nuevas factibilidades para encontrar adecuados emplazamientos para el necesario crecimiento portuario; estos lugares no pueden hipotecar el futuro de Valparaíso, especialmente en una industria cada día más tecnificada que requiere menos mano de obra. En este sentido, la buena intención de ampliar la oferta portuaria, tal como hoy lo propone la ubicación del Terminal 2, lejos de mejorar Valparaíso, le pondría una dificultad enorme a su desarrollo integral en los próximos 50 años.
Gonzalo Bravo
Párroco Iglesia La Matriz, Valparaíso
Tortugas de gran tamaño, que han llamado la atención de los porteños en el muelle, serán llevadas a la capital, donde se espera venderlas en buen precio. Los anfibios no serán para comerlos, sino para estudios, ya que en Santiago hay naturalistas y científicos interesados en estos animales.
El gobierno autorizó el contrato con la firma "Kosmos" por el arriendo de los buques alemanes "Alda", "Karnack" y el "Westfalen", que estaban en puertos chilenos al estallar el conflicto bélico en Europa. Habrá una condición: no se podrán usar en transporte de salitre o cereales a Estados Unidos.
Una nueva reestructuración tuvo el gabinete del Presidente Eduardo Frei, al aceptar la cartera de Defensa el general de División (r) Tulio Marambio. El jefe militar reemplaza a Juan de Dios Carmona, que pasó a Ministro de Economía, que era servido por Andrés Zaldívar, quien fue confirmado en Hacienda.