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Un desafío urbano

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El titular de la Editorial del 28 de junio de este medio, refleja una visión equilibrada y acertada para asumir la complejidad que plantea la ubicación futura del rodoviario de Viña del Mar. Se trata, en efecto, de un gran desafío urbano que requiere incorporar variables y coordenadas económicas, urbanísticas y sociales a fin de encontrar el mejor lugar para la ciudad. Así lo expresó también la Corporación para el Adelanto del Barrio Industrial del Salto, que exige una evaluación vial y ha realizado un serio y completo estudio del desarrollo de su sector con una mirada amplia de contexto.

Para tomar una buena decisión se debe, en primer lugar, evitar la precipitación y ceguera de buscar como objetivo principal un financiamiento fresco para el déficit municipal exigiendo el pago adelantado de $ 5.000 millones que se supone podrían obtenerse por la concesión a diez años. Esa medida afectaría la transparencia de la licitación, reduciendo la posibilidad de oferta a una o dos grandes empresas ya predeterminadas y podría monopolizar el uso del terminal, como se ha visto en otros puntos del país, generando impugnaciones ante el Tribunal de Defensa de la Libre Competencia.

El actual contrato ofrece la posibilidad de una prórroga de hasta cinco años que permitiría una transición mientras se realiza un estudio profundo que contemple el desafío urbano de conectividad que está viviendo la región y en el que Viña es epicentro: ampliación del metrotrén, tren rápido a Santiago, nuevas vialidades estructurantes que deben conectar nuestros principales centros urbanos, crecimiento exponencial del turismo y de los asentamientos urbanos, nuevas alternativas de transporte público y todas las variables ambientales , económicas y sociales a considerar en una proyección de la ciudad y la región a mediano y largo plazo.

Una opción de transición -que puede tener múltiples variantes mientras se realiza un estudio fundado y concluyente- es además una exigencia de la indispensable participación del Concejo Municipal en la decisión de los términos de referencia de la licitación y en el debate de las alternativas. Asimismo, ello abre la posibilidad de una más amplia y reposada participación de los actores relevantes y de la comunidad viñamarina, que se ha visto últimamente ingratamente afectada por la situación actual del municipio y por decisiones inconsultas.

Por ello es saludable y positivo que se haya abierto un debate público. La prórroga transitoria -bajo cualquier modalidad- permitiría, al mismo tiempo, recolectar recursos para lo inmediato por un tiempo prudente y contar con el tiempo necesario para una decisión sin precipitación, integral y con participación de los actores ciudadanos, para llegar a una visión compartida y de interés general. Siempre es conveniente, además, para contar con el apoyo ciudadano para decisiones tan importantes como esta, el mecanismo vinculante de un plebiscito.

Diputado PPD

Rodrigo González