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ENTREVISTA. John Tomasi, filósofo estadounidense, autor de "Free Market Fairness":

"Trato que la derecha acepte la justicia social como un compromiso fundamental"

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Aunque llegó a Chile para participar en actividades organizadas por la liberal Fundación para el Progreso (FPP), La Otra Mirada y el Latin America Liberty Forum, John Tomasi no se define estrictamente como un pensador liberal, sino más bien como un "fusionista". Y agrega en su perfil académico de la Universidad de Brown, en Estados Unidos, donde fundó y dirige el Proyecto de Teoría Política (Political Theory Project), que lo es tanto por ideología como por disposición.

El hecho es que este filósofo político, muy en especial a partir de la publicación de su obra "Free Market Fairness", en 2012, se ha convertido en un pensador de referencia, alguien que, en opinión de algunos, ha sido capaz de desarrollar una propuesta filosófica sobre cómo se debe organizar la sociedad que actúa "como correctivo" tanto para John Rawls como para Friedrich Hayek. Nada menos. En efecto, explica en su libro, su propuesta es un "híbrido genuino (...), un intento de combinar ideas atractivas de las dos grandes tradiciones liberales".

- Usted dice que la justicia social es una "propiedad de las instituciones sociales". ¿Cuáles son exactamente esas instituciones?

- Los filósofos se preguntaron cuál es la propiedad de la justicia y desarrollaron una teoría de la justicia social, pero una vez que tienes una teoría de la justicia, la pregunta es qué es lo que vas a medir. Mucha gente piensa que es la distribución de bienes. Es muy normal que la mayoría de la gente piense sobre quién es rico y pobre y se pregunte si eso es justo. Los filósofos no piensan de esa manera, especialmente desde John Rawls, el gran teórico de la justicia social. Rawls dijo que la justicia no es una propiedad de la distribución, sino de estructuras básicas en la sociedad, de instituciones que operan durante el curso de una generación o dos. Lo que estamos preguntando es cómo funcionan las instituciones, de cosas como qué dice la Constitución, cómo es el sistema económico, ¿socialista?, ¿capitalista?, ¿hay una mezcla?, ¿es corrupto?, qué son las instituciones mismas.

- ¿Y cómo se legitiman socialmente este tipo de instituciones?

- La mayoría de los liberales cree que las instituciones sociales son justas sólo si pueden ganar la lealtad de todas las personas. Si tienes, digamos, ciertas estructuras sociales que dicen que la gente con ojos azules no puede poseer propiedad y eso es parte de la Constitución, ¿es legítimo o no? Si hay personas que dicen que no están de acuerdo con eso, como la gente con ojos azules, es una señal de que carece de legitimidad. La idea importante es que las instituciones sociales deberían ser para todos, no una máquina que un grupo pequeño pueda utilizar para explotar a un grupo más débil. Si son legítimas, significa que deben ser aceptables para todos.

- Para efectos de la justicia social, ¿hay alguna institución que sea más importante que otras?

- En una sociedad en la que el Estado está muy involucrado en la economía, el Estado es más importante que la economía. En una sociedad libre, la economía juega un papel mayor y es más importante. Los filósofos destacan estrellas como si fueran constelaciones y argumentan sobre cómo es una sociedad justa. Establecen estrellas en el cielo, ideas morales, con la esperanza de que las sociedades sean como barcos y que los ciudadanos en esos barcos y los líderes que ellos eligen, al usar las estrellas para guiarse, dirijan los barcos en la dirección que las convierta en sociedades más justas. Eso es lo que filósofos esperan proveer, pero el problema es que están divididos, hay un gran debate entre dos formas de pensar cómo deben organizarse las sociedades. En un lado, los que piensan que la justicia social es el concepto más importante y que la comunidad viene primero, que somos criaturas sociales, que toda la riqueza es social y que el papel del gobierno es controlar esa riqueza, asegurar que todos tengan algo, redistribuirla, quizás controlarla por completo. Esa es la escuela de la izquierda, la escuela de la justicia social, para la que la libertad económica no es muy importante. La gente en el otro lado dice que los individuos están primero y su idea es que toda vida individual importa, que no hay una nación orgánica o colectividad, sino sólo individuos. Para ellos, si piensas en los intereses de lo colectivo como una cosa real, es muy probable que vayas a violar o presionar los derechos de los individuos. Dicen que la sociedad es una cuestión de individuos, quienes son dueños de sí mismos, y que el gobierno debería proteger los derechos de las personas, incluyendo los de propiedad. Son muy buenos en libertad económica, pero muy malos en justicia social, a la que rechazan. Con estas dos constelaciones tan diferentes, las sociedades van en una dirección o en otra. Chile es tan fascinante para mí porque es una forma tan pura de este problema. Los chilenos, quizás más que ninguna otra sociedad que conozca, han enfrentado esta interrogante.

- En ese sentido, usted presenta su teoría como un híbrido entre estas dos grandes concepciones. ¿Qué incorpora de cada una?

- Trato de tomar los mejores elementos de la justicia social y de la libertad económica y construir otro compromiso. Lo que exploro es la posibilidad de una tercera constelación, más alta que cualquiera de las otras dos, moralmente mejor. Libertad económica, sí; justicia social, sí.

- Entonces, eso es posible, incluso desde una posición liberal...

- Esa es la idea. Si interpretamos la justicia social de la forma correcta y si interpretamos la libertad económica de la forma correcta, vamos a criticar algunas versiones de la justicia social y algunas versiones de neoliberalismo; vamos a tratar de tomar aspectos de cada uno.

- O sea, la bandera de la justicia social también puede ser enarbolada desde la derecha, desde posiciones liberales, ¿verdad? Es interesante esto en un lugar como América Latina, con sus revoluciones de izquierda, sus líderes guerrilleros, que han querido enarbolar siempre esa bandera. Es por eso que han sido tan inspiradores. Hicieron algunas cosas terribles, pero atrajeron muchos seguidores apasionados. Mientras Rawls escribió un libro llamado "Teoría de la Justicia", Hayek escribió un libro llamado el "Espejismo de la Justicia Social", simplemente rechazándola porque pensaba que la sociedad no es el tipo de cosa que puede ser justa o injusta, sólo los individuos pueden ser justos o injustos. De manera que usted está en lo correcto, estoy tratando de hacer que la gente en la derecha acepte la justicia social como un compromiso fundamental y trato de alentar a la gente en la izquierda a pensar en la importancia de la libertad personal, que respetar a los ciudadanos no sólo significa reafirmar la justicia social, sino también perseguirla de una forma que respete la libertad, especialmente la libertad económica. Una parte importante de quiénes somos y en qué nos convertimos se decide a partir de las decisiones que tomamos en la parte económica, qué carrera seguimos, cuántas horas trabajamos, qué ahorramos, qué gastamos. Son decisiones que la izquierda tiende a quitar de las manos de las personas para que las tome el gobierno.

- Usted destaca que la gente de izquierda suele hablar como si fueran el "statu quo moral". En la medida en que la derecha incorpora la idea de justicia social en sus propuestas políticas y en su mirada más amplia sobre las cosas, ¿es esa también una forma de pelearle a la izquierda ese "statu quo moral"?

- Puede leer mi libro de esa forma, pero no lo pienso así.

- ¿No hay una lucha por convertirse en el "statu quo moral"?

- Creo que hay lucha por la autoridad moral. La mayoría de la gente piensa que la izquierda tiene la autoridad moral y que cuando la sociedad adopta medidas liberales ocurre sólo porque tienen que hacerlo. Eso es un error. La gente en la derecha dice que se preocupa de los individuos, que las sociedades son cosas imaginarias. Lo que les digo es que si nos preocupamos de los individuos, tenemos que preocuparnos de cada individuo, incluidos los más pobres. Y si estamos seriamente comprometidos con una doctrina individualista, tenemos que pensar cómo crear un mundo social en el que ningún individuo sea dejado atrás. Eso es exactamente lo que dice la justicia social: que en una sociedad decente y justa ningún grupo, individuo o clase debería ser relegado. Trato de alentar a la gente en el lado del libre mercado a que tome sus propias ideas más seriamente. Si se ocupan de los individuos, deben ocuparse de todos los individuos y eso significa aceptar la idea de justicia social. Para los socialistas, la libertad significa tener derechos y cosas materiales y están en lo correcto. Una sociedad justa tiene que ser un lugar donde la gente tiene derechos, protección y la libertad para hacer lo que quiera sin interferencias, pero también los bienes materiales como combustible para hacer uso de esos derechos. Mucho de mi llamado es a que la gente en la derecha tome la justicia social seriamente, mientras que la izquierda muchas veces ha adoptado prácticas de arriba a abajo con las que le dicen a la gente qué hacer, incluyendo a los más pobres. Eso es muy irrespetuoso. Antes que programas gubernamentales, creo que un sistema mejor es encontrar formas para proveer a la gente con recursos, darle dinero y que decidan de abajo a arriba en qué quieren gastarlo. Los mercados pueden ser muy respetuosos de las personas si las personas tienen recursos. Usa el dinero para crear recursos y dale esos recursos directamente a la gente.

- Ahora que habla de mercados, recursos y personas, se discute mucho, en Chile y en varias otras partes, acerca de la igualdad y la desigualdad. Con base en lo que acaba de decir, ¿su idea de democracia va más allá de la igualdad de oportunidades?

- Un error que comete mucha gente en la izquierda es malentender lo que requiere la justicia social. Hay dos versiones de justicia social. Una dice que la sociedad se convierte en más justa si es más igualitaria, lo que podría significar igualdad de riqueza material y oportunidades. Si haces que una sociedad sea más igualitaria, haces que sea más justa. Creo que eso es un error. La justicia social no se trata de igualdad, ya que puede ser realmente igualitaria y pobre. Hay una forma distinta de pensar la justicia social con la que mucha gente en la izquierda concuerda: John Rawls dijo que la igualdad se trata de prioridad, que para saber si una sociedad es justa no preguntamos quién tiene qué comparado con alguien más, sino que pedimos focalizarnos en los más pobres. Rechazo la idea de mucha gente en la izquierda que la justicia social es igualdad. Suena bien porque crees que si eres más igualitario vas a ayudar a los pobres, pero ese no es necesariamente el caso. Si piensas en los pobres, la justicia social nos dice que creemos instituciones que ayuden lo más que se pueda a los pobres. Hay un papel para el gobierno, no podemos pensar que los mercados resolverán todos los problemas porque frecuentemente no lo hacen, de manera que hay un papel importante para el Gobierno en asegurar que tengamos un mercado fuerte, que se respeten las libertades económicas, los derechos de las personas a emprender. En este sentido, cobrar impuestos está bien, hasta cierto punto, ya que los impuestos no pueden ser tan altos que erosionen la libertad de las personas, pero necesitamos dinero para que el gobierno pueda proveer servicios, pagos directos en efectivo a la gente, vouchers para los colegios, todas las cosas para que estemos seguros de que el mercado y el gobierno pueden crear una sociedad en la que los pobres, en el curso de una generación, obtienen más y más oportunidades.

- Si se trata de prioridades, me imagino que, en su visión, la clásica discusión acerca del tamaño del gobierno está equivocada o, al menos, no tiene el foco adecuado.

- Creo que no ayuda. La cuestión del tamaño del gobierno es una especie de termómetro. Sociedades con gobiernos con deudas muy grandes, con burocracias masivas, con una cuota muy grande del PIB, no son probablemente sociedades muy saludables; es probable que se trate de sociedades organizadas de arriba hacia abajo en las que hay demasiada autoridad centralizada. El tamaño del gobierno, la temperatura, importa, pero no es todo lo que importa. Lo que importa mucho más es la forma de las políticas de gobierno, que deben respetar la idea que las personas somos diferentes, que tenemos diferentes objetivos y ambiciones y, más importante aun, que los pobres no sólo quieren recibir cosas, sino convertirse en miembros productivos de la sociedad. De manera que a lo que deberíamos apuntar es a establecer reglas sociales e instituciones que liberen a las personas del Estado.

- Usted pone a los pobres en el centro de su teoría. Es interesante reflexionar sobre ese punto en un país como Chile, que cada vez más se define como de clase media. ¿Cómo encaja su ideal de democracia en un país de las características de Chile?

- Eso es muy importante para mi idea, ya que cuando las sociedades son muy pobres, cuando hay una clase muy grande de gente muy pobre, es muy difícil pensar cómo hacer más justa esa sociedad. Hay un largo camino que recorrer para convertirse en un lugar en el que empezar a pensar seriamente qué requiere la justicia social. Mi visión es que para que sociedades realmente pobres puedan empezar a pensar acerca de una verdadera justicia social, necesitan contar con mercados que se muevan en esa dirección. Es una visión controvertida, pero es lo que creo. Algunos ejemplos, como Inglaterra, EE.UU. y Suecia, entre otros, sugieren que la gente de clase media valora su libertad. Y a medida que eso ocurre, espero que esas mismas personas recuerden la importancia de la justicia social.

- En su visión, ¿debieran tener los mercados límites morales?

- No hay límites especiales a los mercados, pero hay ciertas cosas en el mundo que están mal porque están moralmente mal. La esclavitud está moralmente equivocada y no importa si hay un mercado para la esclavitud.

"Trato de tomar los mejores elementos de la justicia social y de la libertad económica. Lo que exploro es la posibilidad de una tercera constelación, más alta que cualquiera de las otras dos, moralmente mejor. Libertad económica, sí; justicia social, sí""

Luis Alberto Pino Gumucio luis.pino@mediosregionales.cl

"La justicia social no se trata de igualdad, ya que puede ser realmente igualitaria y pobre", dice John tomasi.

Miguel Ángel Larrea

"Un error en la izquierda es malentender lo que requiere la justicia social".

CRISTóBAL ESCOBAR/AGENCIA UNO