Cada año en el mundo se le diagnostica cáncer a más de 14 millones de personas y 8,2 millones fallecen por esta enfermedad. En Chile anualmente son diagnosticadas cerca de 40 mil personas con dicha patología, constituyendo la segunda causa de muerte en el país. Así lo advierte el doctor Aníbal Scarella, codirector del Centro de Reproducción Humana (CRH) de la Universidad de Valparaíso.
Según las estadísticas, uno de cada dos hombres y una de cada tres mujeres desarrollará cáncer en su vida. No obstante, y gracias a los avances de la medicina, la tasa de mortalidad va a la baja, en 1.6 por ciento anual.
"Estudios estiman que cerca de 68 por ciento de los pacientes diagnosticados con cáncer están vivos a cinco años de tratamiento, y que para 2016 una de cada 21 mujeres fue una sobreviviente de algún cáncer. Se proyecta que para el 2035 la sobrevida será del 80 por ciento", asegura el doctor Scarella.
Una de las principales secuelas que surge como consecuencia de la terapia oncológica, explica el especialista en medicina reproductiva, es la pérdida parcial o definitiva de la capacidad reproductiva, impactando negativamente la salud y la calidad de vida de las mujeres.
Enfoque integral
"En vista de ello, existe un creciente interés entre los oncólogos y los especialistas en reproducción por considerar la preservación de la fertilidad como un componente esencial en el enfoque integral del tratamiento del cáncer", sostiene el médico.
Bajo ese prisma, el CRH de la UV, que desarrolla técnicas de reproducción asistida de alta complejidad (apoyados por el PMI UVA1402 de Medicina de Precisión) e incorporando una nueva especialidad llamada Oncofertilidad, implementó sendos procedimientos que permiten la preservación de óvulos de mujeres con cáncer en edad reproductiva -considerado uno de los aspectos más revolucionarios de la iniciativa- y la criopreservación de tejido ovárico de prepúberes que padecen la enfermedad. El objetivo es que cuando lleguen a edad adulta puedan ser madres. "Estamos trayendo a Chile tratamientos que son de vanguardia en el mundo", afirma el doctor Scarella.
Brecha de género
El médico agrega que actualmente existe una diferencia injusta entre hombres y mujeres, porque "los tratamientos de preservación de fertilidad en el hombre están respaldados por las garantías GES (las garantías implícitas que están subvencionadas y pagadas como tales por el Estado), a diferencia de lo que sucede con las mujeres, que no reciben cobertura alguna para este tipo de prestaciones. Agradecemos al Servicio de Salud Valparaíso San Antonio y a la Universidad de Valparaíso, que nos están dando la oportunidad para hacer este tipo de tratamiento y posicionarnos como líderes en Latinoamérica y probablemente en el mundo, ofreciendo estas terapias para todas nuestras pacientes", destaca.
Testimonio
Denisse Aguirre tiene 31 años y a los 27 desarrolló un cáncer de colon, del cual es sobreviviente. El doloroso diagnóstico y su tratamiento vinieron acompañados de una inquietante noticia: la posibilidad de quedar estéril.
"Recibir la noticia de que uno tiene cáncer es muy estresante. Lo primero que uno piensa es que se va a morir. Y después que la doctora te diga que además hay una alta posibilidad de que no puedas ser madre, ahí uno dice 'rayos'. Luego me explicaron de que existía un procedimiento que me podía ayudar, pero debía realizarse antes de los tratamientos de quimio, radioterapia o la cirugía", señala.
La joven agrega que "las terapias contra el cáncer son muy invasivas y no discriminan entre células buenas y malignas, matan todo tipo de células. Por eso que exista la posibilidad de guardar los ovocitos es una esperanza, que uno tiene para pensar a futuro en la maternidad".
Hoy Denisse, como sobreviviente del cáncer, está enfocada en terminar sus estudios de Fonoaudiología, y si bien por ahora no tiene contemplado ser madre, la decisión de preservar sus ovocitos le permite no descartar la posibilidad de pensar en la maternidad más adelante.
También en niñas
El equipo de salud del CRH UV es multidisciplinario. Claudia Palacios, bióloga, explica el procedimiento en mujeres adultas y prepúberes.
"En adultas esta criopreservación se hace antes de que la paciente esté sometida a algún tratamiento contra el cáncer. También implementamos la otra técnica para preservar tejido ovárico, para la cual nos hemos perfeccionado en España y tras la visita de especialistas de Estados Unidos y Brasil. Este tratamiento está dirigido a pacientes prepúberes o niñas, a las cuales no se les puede realizar una estimulación ovárica para tener ovocitos y poder congelarlos. Además, la criopreservación de tejido ovárico también tiene que ver con poder mantener la función endocrina en las pacientes en las cuales se ve acelerada la menopausia por los procesos de quimioterapia muchas veces. Con esta técnica incorporamos a un grupo de pacientes -niñas- que han padecido de cáncer tempranamente, pero que antes era imposible realizar este procedimiento", puntualiza.
"Las niñas generaban una dificultad extra, porque como no han iniciado todavía su actividad funcional del aparato reproductor, estimular el sistema reproductor no era posible. Esta técnica nos ofrece una solución útil, pero compleja. Este procedimiento es realizado en prestigiosos centros del mundo y nosotros lo estamos implementando aquí, en forma pionera", destaca el doctor Scarella.
Preservación
Tal como lo explicaron los especialistas, el proceso de preservación se realiza a muy baja temperatura, con nitrógeno líquido, de tal forma que el tejido y las células detienen su metabolismo. Posteriormente pueden descongelarse y recuperar su función a través de gametos o tejido, para madurar o recuperar la función hormonal.
El CRH de la Universidad de Valparaíso desarrolla terapias de reproducción asistida, complejas y de alto estándar, y es el único centro en Chile que pertenece a la red internacional The Oncofertility Consortium.
El Programa de Mejoramiento Institucional (PMI) UVA1402 "Desarrollo de una plataforma interdisciplinaria para la innovación en salud: un referente internacional en medicina de precisión", se desarrolla bajo el alero de la Vicerrectoría de Investigación e Innovación de la Universidad de Valparaíso.
Aníbal Scarella,
codirector del Centro de Reproducción Humana (CRH) de la Universidad de Valparaíso.