Defensa siciliana ante apertura de 4 caballos
Lo que parecía un gran pacto entre la EPV y el Municipio de Valparaíso por el futuro de Barón tendió a desdibujarse en los últimos días. En lenguaje "nuevomayorista", lo hecho por el jefe comunal porteño es lo más parecido a "correr el cerco", aun cuando, en esta partida no sólo interviene la EPV, sino también Transportes, Vivienda y el Gobierno. El predio es parte de la donación que Federico Santa María hizo a la sociedad porteña para construir allí un parque, un pulmón verde. El futuro de Valparaíso está en la ciudad misma, si somos capaces de capitalizar su diversidad social y económica, su imagen internacional.
Menos de una semana duró el supuesto "nuevo trato" (calificado de histórico por los incumbentes, la ciudadanía, el Gobierno y este propio diario) entre la Municipalidad porteña y la Empresa Portuaria de Valparaíso respecto de la apertura del borde costero a la ciudadanía ofrecido por el Estado y la integración de una suma de iniciativas en el sector de Barón, que en cualquier caso -hasta donde todos entendimos- incluía, obviamente, áreas de exclusivo uso portuario.
Fue la EPV la que entregó a la prensa una primera maqueta que dibujaba, entre muchas otras propuestas, una explanada de acceso público, un terminal ferroviario, otro de cruceros, una estación intermodal, áreas verdes, áreas de hallazgos arqueológicos, un paseo costero, dos playas, sectores gastronómicos y conexiones con otros paseos. Ello, además de un área de acopio de contenedores adyacente a los futuros trenes de carga, que permitiría descomprimir la logística portuaria.
No había que ser muy despierto para suponer que los arquitectos locales -instalados en el Concejo Municipal y en múltiples capas de la sociedad porteña- criticarían tal diseño y menos que el sector de contenedores propuesto levantaría nuevas olas que el apretón de manos entre Raúl Celis y Jorge Sharp parecían haber calmado.
Entonces vino el turno del municipio, que fue lo más sorpresivo, el cual en tiempo récord citó a una "Comisión Ciudadana por el Borde Costero Integrado" y lanzó su propio plan eliminando completamente el uso portuario, dando espacio al comercio, conectando mar y ciudad en tres puntos y exigiendo el soterramiento del Merval, entre otras variables, que poco coincidían con EPV.
Si esto fuera una partida de ajedrez, el movimiento de Sharp sería lo más parecido a una defensa siciliana, en la cual las negras responden con inusitada agresividad a un primer movimiento, por parte de las blancas, muy cercano a una apertura de cuatro caballos, que más que atacar, busca provocar.
En lenguaje "nuevomayorista", lo hecho por el jefe comunal porteño es lo más parecido a "correr el cerco", aun cuando, en esta partida, no sólo interviene EPV, sino también Transportes, Vivienda y, obviamente, el propio Gobierno, lo que le supone, al menos, un hándicap a la hora de la negociación final.
En esta misma página -a la derecha de esta editorial- el arquitecto Juan Carlos García -un tipo serio, profesional más que respetado y exdirector de la EPV- nos habla de una "ciudad de papel" para referirse a ese infierno de maquetas y renders en el cual se ha convertido Valparaíso, la falta de diálogo y la incapacidad de las autoridades para distinguir entre "grandes cosas" y "cosas grandes". Si no quiere leerla, el resumen es sencillo: no dejemos pasar esta oportunidad porque difícilmente existirá otra.
Cual borrico de noria, estamos volviendo a darnos vueltas sobre lo mismo con absurda perseverancia. Valparaíso y su gente merecían y merecen algo más que un campeonato de dibujos por los diarios tras la cita de Sharp y Celis en Condell 1490.
¿Estaremos aún a tiempo de salvar los escaques faltantes?
Por la sustentabilidad territorial
Hace 5 años, el Consejo de Rectores de Valparaíso, integrado por las cuatro universidades tradicionales de esta ciudad, creó el "Centro Interuniversitario para la Sustentabilidad Territorial", instalado en un predio de 160 hectáreas en Quebrada Verde, que administra la Fundación especialmente creada en 2013 por el CRUV. Se trata de un proyecto único en el país, en que la PUCV, la UTFSM, la UV y la UPLA se ponen de acuerdo para crear y gestionar un área de innovación, investigación y desarrollo, mediante la realización de actividades educativas, de divulgación, investigación y vinculación con el medio, enfocadas especialmente a la conservación, preservación, restauración y difusión de las riquezas naturales, patrimoniales y culturales existentes en este hermoso y excepcional espacio.
El predio es parte de la donación que Federico Santa María Carrera hizo a la sociedad porteña para construir allí un parque, un pulmón verde para la ciudad y un lugar recreativo. Las universidades han tomado con mucha responsabilidad y entusiasmo este encargo y se han comprometido a promover -a través de la citada Fundación- el desarrollo, construcción y mantenimiento de este parque, como un espacio natural, que debe ser protegido adecuadamente debido a la representatividad de sus ecosistemas, la singularidad de su flora, fauna, formaciones geomorfológicas y la invaluable belleza del paisaje. Hemos acordado también realizar las acciones necesarias para facilitar a la comunidad nacional y, en particular, a la comunidad de Valparaíso el acceso a dicho patrimonio.
La Fundación ha realizado un conjunto de acciones basadas en un plan: alianzas estratégicas; investigaciones científicas; acciones de formación y divulgación; clases en este laboratorio abierto; ejecución del proyecto CONICYT-EXPLORA "El puente de las preguntas", dirigido a las inquietudes científicas de los jóvenes; los documentales "Acantilados Federico Santa María"; publicaciones y trabajos de aplicación tecnológica.
De esta manera, la Fundación Interuniversitaria está dando cumplimiento a su compromiso con la educación para el desarrollo sostenible, la tecnología sustentable y las energías renovables social y ambientalmente apropiadas. No olvida aspectos como la arquitectura bioclimática y estudio de nuevos materiales para la construcción; preservación y conservación de la biodiversidad; planificación y gestión integrada de los territorios; actividades productivas, sociales, artísticas y culturales.
En 2017, el predio fue afectado por un incendio que destruyó 48 hectáreas, especialmente de eucaliptus. En este incendio se constató que el bosque nativo prácticamente no sufrió daños. El mismo año se realizó la primera reforestación de bosque nativo con 700 especies donadas por CONAF. Con una nueva donación de 20.000 especies nativas por parte de Minera Pelambres, seguimos reforestando el predio con el apoyo de profesores, funcionarios y estudiantes de las universidades, en contacto con la naturaleza y conscientes del valor que tiene conservar y proteger la biodiversidad a través de acciones concretas que permita ver un mejor futuro para nuestros descendientes.
La ciudad de papel
Nuevamente los anuncios de importantes proyectos urbanos para Valparaíso, como la recuperación del borde costero con un espacio público integrado a la ciudad, sumado a los planes de reactivación de los sectores del Almendral y Barrio Puerto, despiertan la posibilidad de iniciar un proceso de reactivación social y económica de una comuna que ha tenido un proceso de decaimiento desde hace décadas, y no ha podido revertirlo.
Así como estos anuncios despiertan, nuevamente, la esperanza de que la recuperación de la ciudad es posible, surgen también las dudas de la capacidad que tienen de hacerse realidad. Lamentablemente Valparaíso se ha transformado en la ciudad de papel, donde abundan las ideas de universidades, gobiernos, fundaciones, pero que no se concretan. Cuando se hacen una realidad, se materializan luego de procesos largos difíciles, y llenos de incertidumbres.
Anuncios de acuarios, museos, nuevos ascensores, una institución para velar por la preservación de su patrimonio, sumados a todos los proyectos que se han pensado para el borde costero, podrían llenar decenas de páginas. Mientras tanto, Quito y Guayaquil, por ejemplo, que iniciaron casi al mismo tiempo que Valparaíso la protección de su centro histórico en el caso del primero, y de su borde costero, el segundo, están disfrutando de los logros alcanzados.
Se acostumbra responsabilizar de esta situación a "los porteños", como si fuera una masa organizada para desbaratar proyectos y acallar cualquier iniciativa importante para la ciudad que quiera prosperar. Discrepo de esa visión. He tenido la oportunidad de participar en proyectos que han quedado en el camino, otros que ya son una realidad, o están en vías de serlo, y la mayor dificultad es la falta de diálogo y la poca convicción que algunas autoridades han tenido sobre la capacidad de hacer en Valparaíso grandes cosas (que no siempre es hacer "cosas grandes"). Las condiciones no son fáciles, que duda cabe, pero eludir las dificultades no es una solución.
Para poder revertir esta situación se requieren liderazgos con visión, capacidad política y de diálogo. Liderazgos capaces de implementar procesos participativos y de tomar decisiones complejas. Creo que hoy están esos liderazgos en la ciudad, y que es el punto de partida para llevar a cabo una acción ambiciosa y de largo aliento como la que se presenta para el sector del Plan y del borde costero que, por su escala, requiere intervenciones estructurales y una buena dosis de imaginación. Quizás esto permita, además, alinear las voluntades para también recuperar la parte alta de la ciudad, entregando dignidad a esas familias que hoy viven en situación precaria, y desarrollar un polo industrial-portuario que efectivamente genere empleo. El futuro de Valparaíso está en la ciudad misma, si somos capaces de capitalizar su diversidad social y económica, su imagen internacional y sus liderazgos locales. Con un trabajo bien alineado entre las autoridades nacionales, regionales y comunales, y con una activa participación de la ciudadanía, es posible lograrlo. De lo contrario, se sumará a la larga lista de fracasos, y Valparaíso no resiste otra década más de proyectos e ideas de papel.
Patricio Sanhueza Vivanco
Rector Universidad de Playa Ancha
Juan Carlos García
Arquitecto