Avanzada nacionalista pone en riesgo "superpotencia moral"
ESTOCOLMO. Los Demócratas cambiarían escenario político.
En un centro cívico de Rinkeby, un barrio de mayoría inmigrante del noroeste de Estocolmo, recientemente se reunieron cientos de personas para debatir sobre las inminentes elecciones de Suecia y el futuro del país.
El debate, sobre la naturaleza de la democracia sueca y la importancia del voto, fue apasionado. Pero un participante, el inmigrante somalí Ahmed Ali, salió de la reunión con una sensación de frustración: sintió que todos evitaban el principal problema. "Lo que se juega en esta elección es crucial" ,dice Ali. "En el país hay cada vez más extremistas, y con más influencia. No tienen una agenda política real, sólo odian a los inmigrantes. Y esta xenofobia se extiende a toda Europa".
Así, mientras una Suecia irritada y polarizada se prepara para ir a votar este domingo, la forma que tendrá el nuevo gobierno no está del todo claro, debido al rápido ascenso de los Demócratas de Suecia, un partido populista nacionalista, antiinmigración y antieuropeo, que según las encuestas podría quedarse con el 20% de los votos.
Considerada durante mucho tiempo una "superpotencia moral", como la definió el politólogo Lars Tragardh, Suecia ha sido tradicionalmente muy abierta a la inmigración. Pero eso está cambiando por la presión de la globalización, la inmigración y la angustia que genera el futuro de la identidad nacional y cultural del país.
Como en Alemania y Francia, los partidos extremistas, de izquierda y, sobre todo, de derecha, han ido aumentando su apoyo a expensas de aquellas colectividades que tradicionalmente han dominado.
Suecia "se está uniendo al resto de Europa", dice con evidente tristeza Carl Bildt, ex Primer Ministro del centroderechista Partido Moderado, quien agrega: "El mito de la Suecia modelo se está derritiendo".
El populismo ha empujado el discurso político hacia la derecha y ha caldeado los ánimos.