Los costalazos alcaldicios
Los alcaldes y jefes municipales, alguna vez tan empoderados hace sólo un par de meses, tuvieron horas negras durante la presente semana, partiendo por el desastre final de Quintero y Puchuncaví con las industrias del cordón industrial, la Enap, las autoridades y la propia comunidad enfrentados tras los episodios de contaminación y posterior intoxicación que aún no logran dilucidarse del todo, pese a los cargos formulados el pasado miércoles por la Superintendencia de Medio Ambiente en contra de la petrolera estatal. Entretanto, el Frente Amplio mueve los tentáculos de sus bases en ambas comunas sin que nadie haga mucho por evitar el socavamiento de ambas administraciones, técnicamente independientes.
En Valparaíso, Jorge Sharp, quien había comenzado su semana aún con el vuelito de su triunfo político en Barón y una muy inteligente entrevista con Matías del Río en El Informante de TVN, la noche del domingo (donde incluso se dio el lujo de volver a sugerir a Beatriz Sánchez como candidata a alcaldesa de Viña del Mar), se dedicó -como sus nuevos amigos del Gobierno- a los errores no forzados: primero, embarcándose en una poco sutil señal de ampliación del perímetro para instalar parquímetros en los alrededores del Mall Paseo Ross, algo que no pareciera ir muy de la mano de su supuesto espíritu ciudadano; segundo, como bien lo acusó la gobernadora provincial, de restarse de los esfuerzos por erradicar el comercio ambulante que desborda la ciudad; y, tercero, darse el "lujito" de ningunear al Consejo Regional no invitando a Percy Marín ni a Jorge Martínez al inicio de obras de la escuela Ramón Barros Luco. Esto último, como bien dicen en el propio Core, "nadie lo olvidará cuando el señor alcalde vaya a solicitar ampliación de recursos para un nuevo proyecto".
En Viña del Mar las cosas no están nada mejor. El nerviosismo desatado tras la filtración del preinforme de Contraloría sobre el déficit económico, sueldos y horas extra, puso en el horno a la jefa de gabinete de la alcaldesa Reginato y su explosivo aumento de sueldo que el organismo dice no entender. Junto a ello, están las dudas sobre la efectividad de los controles biométricos para el pago de horas extraordinarias, una eventual doble función del exadministrador municipal y un nuevo aumento del déficit económico que ha terminado siendo el gran lastre de la actual administración.
Sobre el particular, caben también dudas sobre el accionar de la Corporación Municipal de Viña y la efectiva funcionalidad de la misma (aun cuando se ampare en su carácter de independencia y derecho privado), toda vez que uno de sus funcionarios se dedica en horario laboral a insultar y amenazar a través de su cuenta personal en Twitter a una periodista de este medio, al alcalde Lavín, la ex Presidenta Bachelet y a varios parlamentarios de izquierda, sin que nadie se dé por enterado ni se apliquen sanciones.
¿Serán éstas la ciudades que queremos construir?