En sus 191 años de historia, que se cumplen nada menos que hoy, El Mercurio de Valparaíso ha intentado navegar por las aguas de la historia de Chile desde los albores de la Independencia de la República hasta nuestros días con todos los riesgos, aciertos, errores y omisiones que ello supone. Quizás no sean los mejores tiempos -en términos de mercado, claro está- para un medio de comunicación escrito. Sin embargo, sí estamos seguros de que es el minuto adecuado para sostener la bandera de la libertad de prensa e informativa a la hora de las vociferantes redes sociales, plagadas de iracundia, intolerancia y posverdad.
Por lo mismo, El Mercurio de Valparaíso, el mismo de Sarmiento, Mitre y Darío, renueva hoy -como lo hiciera 190 veces antes- su compromiso con la verdad, la justicia y el desarrollo del país y, especialmente y por sobre todas las cosas, de la Región de Valparaíso.
Los tiempos que vienen, ya muy distintos de los tiempos que son, también valen para nuestras ciudades, inmersas hoy en un esperanzador proceso de descentralización que permitirá en 2020 la elección democrática de las autoridades regionales, lo que debiera redundar necesariamente en un mejor direccionamiento de los recursos y las soluciones, hasta hoy dictadas sin ningún contrapeso desde el poder central.
Entretanto, la historia continúa. Y así como tantos han pasado por la dirección de este casi bicentenario medio -hablamos de los Jorge Délano, Joaquín Lepeley, Francisco Le Dantec (cuyos hijos y nietos se reunieron este año en el edificio de Esmeralda 1002), Alex Varela; Leopoldo Tassara, Enrique Schröder, Carlos Schaerer (Hoy director de El Mercurio en Santiago), Marco Antonio Pinto, Juan Pablo Toro, Pedro Urzúa y muchos otros-, tenemos también la seguridad de que tantos más vendran en su relevo para mantener a esta casa editorial como algo más que el diario de mayor antigüedad de habla hispana en circulación a nivel mundial.
¿Qué vendrá después? Por lo pronto, lo más prudente es volver a establecer -casi a modo de renovación de votos- nuestra más profunda comunión con el periodismo bien hecho, el que no suele inclinarse ante las presiones y que, como bien dijo alguien que aún no ha podido ser identificado, aun cuando se le atribuye la frase a una veintena de nombres, desde George Orwell a William Randolph Hearst: Una noticia es aquello que alguien no quiere que se publique. Todo lo demás son relaciones públicas.
Feliz aniversario a todo aquel patrimonio emocional compuesto por lectores, periodistas, fotógrafos, gerentes, vendedores, administrativos y directores que nos acompañan sin descanso en esta ya larga cruzada.