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ENTREVISTA. Jorge Navarrete, abogado y columnista:

"Un trueque entre los ministros Blumel y Larroulet sería una buena idea para el Gobierno de Piñera"

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Paola Passig

Blumel es inteligente y bien intencionado, pero le falta "Estado en el cuerpo". Así define el abogado y columnista Jorge Navarrete al ministro de la Secretaría General de la Presidencia (Segpres), Gonzalo Blumel, algo así como el "enlace" entre La Moneda y el Congreso Nacional, y como tal, encargado de negociar y consensuar los proyectos de ley.

- En estos primeros seis meses de Piñera, ¿cuáles son los puntos que destaca y cuáles son las falencias?

- Más allá de las expectativas, la recuperación económica es un punto importante para el Gobierno. También destacaría el haber abordado la cuestión migratoria y los primeros acuerdos vinculados a la Araucanía. Las falencias van por la extrema demora en su despliegue programático, especialmente en la ausencia de importantes proyectos de ley. Este Gobierno ha mostrado poco oficio político, tanto en su propia gestión como también en la necesaria relación que debe tener con la oposición.

-¿Qué temas debieran marcar el segundo tiempo?

-Hasta ahora no hemos pasados de los preliminares. El verdadero partido, aunque tarde, recién comienza. La tramitación de la reforma tributaria, como el esperado proyecto de ley sobre la reforma de pensiones, marcarán las disputas más álgidas de este y el próximo año. Y aunque para adelante persiste la duda de si el Gobierno intentará modificar el sistema de salud o la actual ley laboral, la gran batalla del Ejecutivo será contra las propias expectativas que generó y cómo sus decisiones y omisiones están contribuyendo a más dudas e incertidumbres.

- ¿La agenda valórica puede poner una cuña en el oficialismo?

- El Gobierno en general y Piñera en particular han sido muy prácticos en esta materia; y al igual que en otras cuestiones, han postergado sus convicciones en aras de evitarse problemas, críticas, y así no seguir perdiendo popularidad. Evidentemente, habrá ruido interno en su sector, lo que significará uno que otro acto de desobediencia o rebelión, pero al final estos temas parecen ser menos importantes para la derecha de lo que usualmente declaran o se evidencia en sus votos. Más importante será la influencia y rol de ciertos credos, como es el caso de la Iglesia Evangélica, y especialmente después de la debacle de la Iglesia Católica.

- Haber postergado la discusión de la reforma tributaria para el próximo año, ¿implica realismo político (no tiene piso hoy) o simplemente no querer confundir el debate con la ley de presupuesto?

- Cuando uno no está seguro de lo que está haciendo, siempre es mejor dejar para mañana lo que podría resolverse hoy. El Gobierno minimizó el poder de una oposición que, pese a su fragmentación y deterioro, aún puede truncar en el Parlamento las pretensiones del oficialismo. Hay cierto amateurismo en el Ejecutivo, especialmente después de obtener tan alta votación en segunda vuelta, lo que les supuso creer que tenían la legitimidad ciudadana para imponer sus términos, pero en este escenario, negociar, transigir y consensuar es una obligación y no una opción.

- ¿Qué responsabilidad le cabe al Gobierno el que el tema de los Derechos Humanos haya vuelto a tomarse la agenda? (retiro del proyecto de ley que establecía una indemnización para familiares de detenidos desaparecidos, el polémico fallo de la Corte Suprema, la truncada designación de Mauricio Rojas en Cultura)

- El tema de Derechos Humanos siempre ha sido una cuestión difícil para los gobiernos de Piñera. Pese a su propio pasado político, el Presidente parece haber optado por proteger la unidad y los equilibrios, ante que sus convicciones. Las fechas les ayudan poco, pero sus propios errores no forzados han hecho la diferencia esta vez, especialmente por el giro y retroceso en el lenguaje, tanto del Presidente como del hoy partido más grande de la derecha: me refiero a Renovación Nacional.

- La oposición ha encontrado en el tema de los Derechos Humanos un factor de unión. ¿Puede ser el inicio de un camino conjunto o aferrarse a temas del pasado muestra que no tienen temas de futuro?

- Me encantaría creer que la defensa de los Derechos Humanos es una matriz civilizatoria de todos los partidos, tanto de derecha como de izquierda, pero eso no es así en ninguno de los casos. El doble estándar expresado por las fuerzas políticas rebaja la importancia de esta causa, transformando muchas veces los discursos en nada más que palabras vacías. Pero contestando su pregunta, ni siquiera la mirada del pasado es lo que hoy une a la oposición, sino sólo, y tal como lo refleja la palabra "oposición", su capacidad para resistir y truncar los propósitos legislativos del Gobierno.

- La Segpres es el nexo entre el Ejecutivo y el Congreso. ¿Cómo ha visto operar a Gonzalo Blumel?

- Inteligente, bien intencionado y trabajador, pero le falta "Estado en el cuerpo". En un escenario como éste, el Gobierno no tenía tiempo para perder y tampoco hay mucho espacio para aprender. La política es una actividad donde los usos, códigos e historias compartidas adquieren una importancia fundamental para evitar que en ciertas coyunturas se quiebre el diálogo o el entendimiento. Gonzalo Blumel podría ser un gran ministro en otra cartera, pero me parece que en Segpres se le está pidiendo más de lo que razonablemente puede dar.

- Larroulet lidera el segundo piso, pero se señala que su poder se extiende a otros ámbitos y que ha dividido al equipo político. ¿Cómo lo ha visto funcionar?

- Los "segundo pisos" son siempre objeto de todo tipo de mitos, historias y pasiones. Como si fuera poco, es fácil disparar y responsabilizar a quien, por regla, no puede hablar o defenderse. Para alguien que ha negociado tantos proyectos de ley, desde el gobierno o la oposición, y que conoce bien a mucha de esta fauna, le debe costar sólo mirar el tablero y no poder en primera persona jugar sus piezas en el juego. Y ahora que usted me lo pregunta, quizás un trueque entre Blumel y Larroulet sería una buena idea para el Gobierno.

- ¿Qué tan peligroso es gobernar basado en sondeos de opinión?

- Nuestra política está convertida en un concurso de popularidad. Uno de los guaripolas y protagonistas de esa consigna ha sido el propio Presidente de la República. Ganar es importante en política, pero más todavía es saber para qué. Quizás como nunca, la derecha tiene la posibilidad de estar más de un periodo en el Gobierno. La gran paradoja es que, quizás como nunca también, eso no tenga ninguna importancia e impacto para el proyecto político que debe construir dicho sector. De hecho, Piñera es la mejor demostración de cómo la derecha tuvo que traicionarse a sí misma, y dos veces, para ganar una elección presidencial.

"Me encantaría creer que la defensa de los DD.HH. es una matriz civilizatoria de los partidos de derecha e izquierda, pero eso no es así. El doble estándar expresado por las fuerzas políticas rebaja la importancia de esta causa en palabras vacías""