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ENTREVISTA. Isabel Allende, senadora (PS), analiza crisis de Quintero y Puchuncaví:

"Me duele que Bachelet no haya podido sacar la norma del dióxido de azufre a nivel horario"

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Paola Passig

"Es una herida que todavía no cicatriza", reconoce la senadora Isabel Allende (PS), al evaluar los actos de conmemoración del 11 de septiembre, día en el que falleció su padre. También el ambiente polarizado que rodeó esta fecha luego que el tema de los Derechos Humanos (DD.HH.) se tomara la agenda política desde que se rechazó el bono compensatorio para familiares de detenidos desaparecidos.

Tras dos meses de licencia, la parlamentaria vuelve a la carga exigiendo respuesta para la crisis de Quintero, pero también tomándole el pulso al complejo mes de septiembre.

- ¿Cómo vivió este 11?

- Tuvimos un acto muy importante, amplio y unitario. Desde Carmen Frei al Frente Amplio. Fue un acto de mucha emoción. En la Fundación se encargaron de hacer unas capsulitas que recordaban algunas medidas del Gobierno de la Unidad Popular y algunos trozos de sus discursos. Destaco que ha quedado claro en el país que nada puede justificar la ruptura del orden democrático ni las graves violaciones de los DD.HH.

- Los ánimos estaban un poco más caldeados que otros años, ¿no?

- Es una herida que todavía no cicatriza. Y cuando un escucha las horrendas reflexiones de un ministro, que duró un fin de semana, hablando de un montaje, fue un insulto; con ese tipo de expresiones jamás puede haber ni siquiera medianamente una reconciliación; quiere decir que todavía no logra entender que un Museo de la Memoria lo que hace es exponer los horrores de las violaciones de los derechos humanos sin contexto. Sólo se muestran. Eso es lo que hace el Museo del Holocausto o el Museo del Apartaid. Y cuando inmediatamente el Presidente anuncia un Museo de la Democracia, casi en competencia con el de la Memoria, o cuando uno ve declaraciones como las del exministro Cáceres, que dijo que era necesario el bombardeo, queda clara la diferencia con Daniel Platovsky. Su familia fue perseguida en Europa y vivieron el 73 desde otra mirada. Sin embargo, reconoce, con una tremenda honestidad, que no se enteró porque no quiso y que hoy al saber lo que ocurrió, nunca podría estar de acuerdo con eso.

- Confluir en una mirada no es fácil.

- Este es un país en que no nos vamos a poner de acuerdo en la interpretación. Y cuando un Presidente dice que esto no nació ahora, pues si quería referirse a los distintos factores que incidieron en una sociedad que se polarizó, habría que decir muchas cosas, como que desde el 64 comenzó la intervención de la CIA o los atentados terroristas que se produjeron antes de que mi padre asumiera el poder. Todo eso generó el ambiente y aparte de quedar claro que es una herida que no cicatriza, es lógico que así sea, porque aún hay gente que no logra entender que los DD.HH. son DD.HH. y que hubo violaciones que no tuvieron justificación. No logran entender el dolor de familias que exigen justicia, verdad y reparación. Eso fue horrendo. Hubo una maldad que no tiene nombre; nadie puede exigir una reconciliación forzada. Creo que sólo se puede reencontrar en ciertos valores y eso es nunca más una ruptura de la democracia y nunca más estar llamando a las FF.AA. para que instauren un gobierno de facto.

- El gobierno optó por un acto sencillo en La Moneda, sin invitar a los partidos de Chile Vamos…

- Pobre en todo su aspecto y sentido. El Presidente Piñera, que en su primer Gobierno cerró el penal Cordillera y que hablaba de los cómplices pasivos, no tiene nada que ver con este Presidente que evidentemente trató de reconciliarse con los sectores más ultra, conservadores y pro dictadura. Y aunque condenó las violaciones a los DD.HH., inmediatamente esbozó justificaciones.

- ¿Qué le pareció que el diputado Jaime Bellolio cediera parte de su tiempo de intervención para que se realizara el homenaje a su padre en la sala de la Cámara?

- Me gustó mucho porque sentí que pertenece a una generación distinta que es capaz de tener sensibilidad y ponerse en el lugar del otro. No comparte, claro, pero tiene respeto por el dolor o lo significativo del momento. Fue un gran gesto.

- ¿Hay una derecha más empática?

- Algunos, porque José Antonio Kast, que es relativamente joven, no representa eso, pero hay otros más jóvenes que sí lo son. O como Platovsky.

- Para la organización del 5 de octubre sí hubo diferencias.

- Inicialmente la DC y el PRSD cometieron un error, pero ya ha sido superado. Nadie es dueño del 5 de octubre y me refiero al amplio arco opositor. Porque esa es la gente que se la jugó y por eso la convocatoria debe ser muy amplia. Nadie puede vetar a nadie, pero eso se rectificó. Que en paralelo La Moneda intente hacer un acto, donde van a estar una serie de autoridades que se jugaron por el Sí, no le da ninguna legitimidad

- ¿Cómo se ha manejado la crisis ambiental de Quintero?

- Uno tiene que distinguir una situación de crisis y emergencias y lo que son obviamente reacciones políticas necesarias de mediano y largo plazo. Lo primero, lo reconocemos todos, es un problema de Estado que mostró su incapacidad por muchos años para haber sido más exigente a la hora de la regulaciones. La pregunta que uno se hace ahora, con nuestras precariedades institucionales y ambientales, ¿por qué no se hacen exigencias de resolución y calificación ambiental a aquellas que en su momento no las tenían porque antes no existían? Y lo segundo, es que no podemos seguir permitiendo que existan zonas de sacrificio o una zona, como es la de Quintero y Puchuncaví, donde hay más de 16 industrias que conviven con la gente.

- ¿Y desde el punto de la emergencia?

- Ha sido un mal manejo; bastante errático. Cuando se ha perdido la confianza y cuando la gente está en ese estado de desesperanza e indignación con vuelta a clases y nuevas intoxicaciones o cuando inicialmente la ministra de Medio Ambiente y otros hablaron de Enap sin que hubiera mayores antecedentes.

- ¿Por qué errático?

- Porque Salud pudo haber sido más drástico desde el día uno. Ahí hemos fallado porque no necesitamos esta alerta de la Contraloría para haber actuado. Pudo haberse tomado la medida precautoria de haber paralizado algunas industrias y haber bajado las faenas a otras, como Codelco, y no lo hicieron. Y ahora se hace, pero es tarde, porque hemos tenido que lamentar más de 900 intoxicaciones.

- ¿Qué opina del manejo del intendente?

- No sé si lo puedo enfocar en una persona, es el Gobierno el que no tuvo capacidad de reaccionar. Salud, o sea, el ministro, ha sido incapaz de ponerse a la altura.

- ¿Qué rescata de los anuncios?

- Algunas cosas puntuales por supuesto que sí. El reforzamiento con especialistas me parece bien, pero incluso los análisis más que de sangre debieron ser de orina. Debiera considerarse la opinión de las universidades de la zona que pueden colaborar con la investigación. Y claro, hay medidas de mediano plazo que apoyo, como la red de monitoreo independiente, asesorada y certificada por Finlandia, que es el país que debe tener el mayor prestigio en la medición de la calidad el aire.

- El plan de descontaminación que presentó Bachelet se rechazó. ¿Qué paso?

- Cuando asumí en marzo la presidencia de la Comisión de Medio Ambiente, lo primero que hice fue reunirme con el contralor para preguntarle por qué no había tomado razón del plan de descontaminación de la Presidenta Bachelet y ahí me explicó que en la proyección de cifras creía que quedaba corto en algunos aspectos y después me entrevisté con la entonces ministra Cubillos y me dijo que iban a usar ese plan de descontaminación, pero actualizando las cifras. Desgraciadamente, el gobierno de la Presidenta Bachelet intentó, pero no lo logró pasar una norma que mida el dióxido de azufre a nivel horario. Cuando se mide al nivel del día o al año son promedios y no se logra medir el pick fuerte y violento que puede durar 10 minutos y que es lo que más afecta a la población. Han pasado ocho meses desde que conversé con Cubillos y el contralor, y pudieran haber avanzado un poco más. También Bachelet presentó el plan de recuperación de esa zona, con 180 medidas, y de las cuales este gobierno sólo ha recogido 20.

- ¿Por qué no avanzó? ¿Hay un mea culpa?

- Sí, el mea culpa tenemos que hacerlo todos. Sé que se trabajó mucho ese plan de recuperación y se fue demorando, y le pido a este gobierno que revise esas medidas. Me duele que el gobierno de Bachelet no haya podido sacar la norma del dióxido de azufre a nivel horario; el ministro Mena quiso hacerlo, pero no se pudo porque siempre hay cruce de intereses. Esa es la preocupación que uno siempre tiene, los intereses económicos son fuertes.

- ¿Qué se requiere?

- Es necesario paralizar todo lo que sea necesario o rebajar la actividad para preservar la salud humana. Como país tenemos una debilidad institucional; tenemos una Superintendencia que tiene tres fiscalizadores en la región y un presupuesto de nueve mil millones versus los 164 mil millones que tiene la Superintendencia de Bancos. Mi pregunta es ¿qué le importa más al país?, ¿la salud de la gente o los bancos? Por eso hace cuatro años presenté una moción sobre delito ambiental para que sea penalizado, porque creo que eso obligará a que las industrias lo piensen dos veces si no cumplen las normativas y las medidas preventivas. Lo presenté hace cuatros años con el gobierno pasado, insistí con éste y ahora voy a ir a la carga de nuevo. Se presentó otro proyecto, pero acordamos en la comisión que vamos a fusionarlas porque siempre es bueno hacer los trabajos colectivos para tramitar lo antes posible el concepto de delito ambiental.

- ¿Tiene alguna preocupación?

- Cuando hay anuncios, que no los conozco, porque va a entrar por la Cámara, de que se va reformar el sistema de evaluación de impacto ambiental lo único que digo es que no se vaya a bajar los estándares para resolver temas de inversiones y que es la línea que ha tenido el ministro de Economía de que el país ha despilfarrado recursos por exceso de "permisología". Y el "exceso de permisología" puede ser un error si no tiene coherencia, pero no quiero que se aceleren inversiones si no son sustentables y generar nuevas zonas de sacrificio.

- ¿Qué le parece que no se haya firmado el Acuerdo de Escazú?

- Me parece un escándalo. Después de haber sido el promotor de la iniciativa desde el 2011, es una pésima señal. Las explicaciones de que tienen que analizarlo son excusas. Es primera vez que en la historia de nuestra región toda América Latina y del Caribe se pone de acuerdo en una convención que va a permitir que se puedan realizar las actividades productivas en mayor armonía con el medioambiente y participación de las comunidades. Y cuando se tiene la crisis en Quintero y Puchuncaví y se aprueba en isla Riesco las tronaduras para explotar carbón, muestra un retroceso. Son señales a lo menos erráticas.

"No sé si lo puedo enfocar en una persona (el intendente); es el Gobierno el que no tuvo capacidad de reaccionar. Salud, o sea, el ministro, ha sido incapaz de ponerse a la altura" "(El golpe) Es una herida que no cicatriza y es lógico, porque aún hay gente que no logra entender que los DD.HH. son DD.HH. y que hubo violaciones que no tuvieron justificación""

"El exministro Mena quiso sacar la norma del dióxido de azufre a nivel horario, pero no se pudo, porque siempre hay cruce de intereses. Esa es la preocupación que uno siempre tiene, los intereses económicos son fuertes""

La Haya

"Creo que hay que tomarlo con mucha serenidad; es lamentable que Bolivia nos haya llevado a la Corte y Evo Morales ha usado este tema en periodos próximos a las campañas. Claramente, hay una utilización en términos políticos, pero hay que tomarlo con tranquilidad, porque el resultado creo que será un poco lo que uno imagina, o sea, la sensatez, de que 'es bueno que conversen'. Pero es evidente que tenemos que conversar, si somos países limítrofes y más allá de La Haya, vamos a seguir siendo vecinos. No va a ser nada dramático; por supuesto que Evo se va a dar de ganador, pero los chilenos tenemos que entender que lo relevante es que somos vecinos y buscar la armonía, pero no sentarse a conversar exigiendo un resultado predeterminado".