"Bolsonaro no es la causa, sino una consecuencia de la desesperación y la rabia de los ciudadanos"
"Lo que está ocurriendo en Brasil es importante pues es el líder indiscutible de la región, lo que redundará en las dinámicas internas de otros países", advierte el columnista y abogado, Jorge Navarrete al evaluar el reciente triunfo de Jair Bolsonaro en Brasil, pese a su polémico discurso de extrema derecha, homofóbico, xenófogo, nacionalista, y donde el fin siempre justifica los medios.
Un fenómeno que descarta sea producto de la pendulización de la política sino que de una radicalización donde la extrema derecha y la extrema izquierda tienden a parecerse.
-¿A su juicio cuáles son los tres principales factores que explican el triunfo de Bolsonaro?
-La elección de Bolsonaro, como la de todos los populistas, sean de izquierda o de derecha, es el resultado de la rabia y la desesperanza de un pueblo contra su clase dirigente. Todavía más grave, la menor valoración que los brasileños tienen respecto de su democracia, es justamente fruto de que ésta ha sido cooptada por la corrupción, lo que sumado a los gravísimos problemas de seguridad y desigualdad social y económica, llevan a la desesperación de los ciudadanos. Desde esa perspectiva, Bolsonaro no es la causa, sino una consecuencia.
-¿La presencia de Maduro ha hecho, quizás, polarizar las posiciones en el sentido del miedo a la llamada "venezuelización" y que esto sea también parte de la explicación?
-Lo veo al revés. Bolsonaro y Chávez tienen mucho en común. Ambos ex militares que no creen en la democracia y que fueron elegidos como alternativa a la corruptela y abandono de una clase política que, lejos de servir a los ciudadanos, sólo se servía del Estado. Ambos, aunque en sentido distinto, no creen que las libertades políticas sean compatibles con la justicia social; y están dispuestos a saltarse muchas reglas para cumplir con sus promesas. Se trata de aquel tipo de personajes que están convencidos de que la institucionalidad es un obstáculo para su tarea y, por tanto, que el fin siempre justifica los medios.
-¿Qué representa su triunfo en la región?
-Es la prueba de que aquí los populismos no son sólo de izquierda, y de la cada vez mayor desconfianza hacia la globalización, la democracia y la capacidad de la política institucional para contener el debate ciudadano y dar adecuada respuesta a sus problemas. Cuando se tiene hambre o tu vida vale poco o nada, la discusión sobre los procedimientos parece un lujo de salón. Lo que está ocurriendo en Brasil es importante pues es el líder indiscutible de la región, lo que ciertamente redundará en las dinámicas internas de otros países.
-¿El arribo de Bolsonaro a Brasil le puede quitar protagonismo a Sebastián Piñera?
-No lo diría de esa forma. No creo que Piñera haya tenido un gran protagonismo en la región; y nuestros problemas locales, especialmente aquellos asociados a las grandes expectativas con motivo de su mandato, han diluido el entusiasmo interno y externo por su gobierno. Basta leer a los dirigentes gremiales chilenos o las editoriales de los medios de comunicación en varias partes del mundo, para notar que, en esta película sobre América Latina, somos un actor de reparto.
-¿Es parte de los proceso políticos esta "pendulización" de ir de izquierda a derecha y viceversa?
-No necesariamente. La alternancia en el poder es un signo saludable de la democracia, pero siempre y cuando ese proceso se verifique dentro de condiciones mínimas de satisfacción ciudadana. Lo que estamos presenciado ahora es otra cosa y tiene que ver con una radicalización, donde la extrema derecha se parece mucho a la extrema izquierda: proteccionista, enemiga de la internacionalización, chovinista, autoritaria, que desdeña de la democracia y con un discurso muy duro hacia la política institucional y/o tradicional. Eso es populismo, y ahí, pese a que cambian los colores, no hay pendulización alguna.
-¿Qué impacto pude tener este triunfo en Chile? ¿La consolidación, por ejemplo, de Juan Antonio Kast? ¿O la opción real de que la derecha siga en un segundo periodo o más?
-Vamos por partes. Que la derecha pueda estar dos períodos consecutivos en el gobierno es una realidad, pero poco y nada tiene eso que ver con Bolsonaro, sino con los errores y el estado de deterioro que ostenta el otrora oficialismo. Kast es un dirigente que ha rentabilizado mucho este personaje político que podríamos caracterizar como una suerte de 'mini-me' de Trump, y probablemente lo seguirá haciendo, pero con un techo. Mientras ciertas condiciones materiales y culturales no se deterioren de forma acelerada en Chile, creo será difícil ver al blondo ex militante de la UDI como Presidente de Chile.
-Y por el otro lado ¿qué impacto puede tener la derrota del PT en la izquierda chilena que en su momento salió rápidamente a apoyar a Lula?
-Ciertamente la impacta, aunque no estoy seguro si para bien. A la fecha no he escuchado ninguna autocrítica contundente sobre la responsabilidad de la izquierda brasileña en lo ocurrido. Sin ir más lejos, los mismos que ahora se escandalizan porque ex militares sean elegidos por las urnas pese a que apoyan y justifican la violencia; ayer, y hoy también, celebraban la gesta del compañero Chávez u Ortega, intentando contextualizar toda violación a las libertades políticas y el estado de miseria en el cual se encuentran esos pueblos. Hay una parte de la izquierda que se quiere tanto, que le es imposible ver o reconocer cómo en muchos lugares ha resultado un completo fracaso político, democrático y social.
"Bolsonaro y Chávez tienen mucho en común. Ambos exmilitares que no creen en la democracia y que fueron elegidos como alternativa a la corruptela y abandono de una clase política que, lejos de servir a los ciudadanos se servía del Estado". "Kast es un dirigente que ha rentabilizado mucho a este personaje político que podríamos caracterizar como una suerte de 'mini-me' de Trump, y probablemente lo seguirá haciendo, pero con un techo"."