La rigurosidad y seriedad que hoy exige la administración de personas está cobrando, cada día más, la importancia que siempre debió haber tenido y, sin duda, incrementando los riesgos y costos que esos procesos administrativos conllevan. Muchas de las llamadas iniciativas de innovaciones y aplicaciones de tecnologías para aumentar la productividad están justamente orientadas a mitigar los riesgos que implica la dependencia intensiva de personas.
No obstante, existen actividades en que la dependencia de personas es ineludible y más bien resulta vital. Tal es el caso de la actividad que desarrollan los astilleros. Los astilleros, que deben su nombre al lecho de astillas que "alfombraban" los sitios donde se construían las embarcaciones de madera, son lugares en que se construyen naves y también a los que las naves deben concurrir en forma periódica por obligación legal, a lo que se podría denominar una "revisión técnica".
Las actividades que ahí se desarrollan son diversas, conllevan riesgos para la salud, para el medioambiente y exigen eficiencia en plazos y costos, generando un compromiso colaborativo e individual entre personas. Convocan y exigen también, en oportunidad y calidad, la activa participación de proveedores, subcontratistas, inspectores, representantes de fabricantes, administradores de naves, autoridad marítima, remolcadores que apoyan las maniobras, terminales marítimos, empresas portuarias, agencias de naves, estibadores, camioneros, astilleros, etc. En suma, todos quienes componen la denominada Cadena Logística del Servicio Marítimo.
La evidencia empírica demuestra que la actividad de construcción y/o reparaciones de naves depende vitalmente del uso intensivo de mano de obra, y los activos inmuebles requeridos son obras de magnitud, razón por la cual las utilidades y retornos financieros resultan comparativamente menos atractivos. Su beneficio fundamental es de orden social, ya que proveen oportunidad de trabajo formal a personas de las más amplia gama de competencias y habilidades.
Hoy, no obstante, el 31% del tráfico marítimo en aguas nacionales es materializado por naves que no tienen cabida en diques de la región. La calidad de la Cadena Logística del Servicio Marítimo que Chile ofrece, si bien resulta atractiva y confiable para los armadores cuyas naves surcan la costa sudamericana del Pacífico (y también del Atlántico, en algunos casos), enfrenta la exigua oferta de sólo cuatro astilleros medianos en las 4.200 millas (7.800 Km) que separan el Canal de Panamá del Estrecho de Magallanes.
En Arica, puerto intermedio entre los dos pasos oceánicos mencionados, Chile tiene la oportunidad de construir un astillero. Muchos son los valiosos esfuerzos que desde diferentes veredas se hacen para incrementar el Potencial Marítimo de Chile. La Armada ante la necesidad de renovación de su Escuadra, nos propone ejecutar un "Plan de Construcción Naval Continuo" en los Astilleros de Asmar.
Hugo Barra
Gerente general Sociber