Formulada mayoritariamente por hombres, ya sea queriendo ser ocurrentes o con honesta ingenuidad, esta pregunta moviliza negativamente a las mujeres, pareciendo interpelar algo incuestionable, inamovible, como si fuera de la celebración de la "esencia femenina" de lo que se tratara el 8 de marzo.
No. El Día de la Mujer no se trata de una celebración inocua ligada a estereotipos de la feminidad supuestamente inmutables (sensibilidad, ternura, entrega, cuidado), celebración que -esa sí- no cuesta nada, no trasforma nada, y puede ser incorporada sin más al mercado del consumo, teniendo como único efecto el aumento de ventas de rosas y chocolates.
Sin embargo, es preocupante la persistencia de los discursos de quienes no toleran a las feministas porque "politizan" las luchas ligadas al género. ¡¿Y cómo podría no ser político lo que tiene que ver con la desigual e injusta distribución del valor y del poder entre los sexos/géneros?!
Cuando conmemoramos el 8 de marzo queremos que todas las mujeres se levanten, se sacudan la responsabilidad del mundo que llevan en la espalda y puedan elegir por ellas mismas, exigir igualdad, no un trato diferente, no un trato mejor, sino exigir igualdad en derechos y oportunidades (laborales, académicas, sociales y familiares), respetando las diferencias de cada quien. En esta tarea, las mujeres también tenemos mucho trabajo por hacer, analizando las formas en que usamos el poder que tenemos, el poder que se juega en cada microespacio que habitamos, el poder que evidencia el respeto hacia el otro, el reconocimiento de su valor, o la falta de este respeto y este valor. Ahora, esa transformación necesaria, urgente, ¿será sin los hombres?
Algunas piensan que no es posible sumarlos, que nadie deja voluntariamente la posición de poder con los privilegios que conlleva. Sin desestimar este argumento, somos muchas otras las feministas que entendemos la transformación cultural inventando estrategias, construyendo nuevos pactos entre los sexos/géneros. Un horizonte en que los hombres se sumen desde ellos mismos, desde la pregunta por lo que el sistema les quita, no sólo por los privilegios que evidentemente les da.
Ahora bien, dentro del feminismo tampoco está resuelto todo. No hay un solo feminismo ni una sola directriz. Esa es también su fuerza. Las preguntas nos cuestionan y llaman a buscar respuestas que quizás nos lleven toda la vida: ¿Cómo queremos vivir? ¿Cómo son nuestras relaciones con quienes dependen de nosotros? ¿Cómo son con quienes nos sentimos dependientes? ¿Qué estamos dispuestas a hacer con el poder -por pequeño que sea- que poseemos? Entonces no, no hay día del hombre, porque los días de privilegio masculino son los 364 restantes.
Pero ¿no sería lindo llegar a un día donde no hubiera necesidad del Día de la Mujer? Ciertamente. Un día donde fueran las capacidades, habilidades, competencias de cada quien lo que primara al momento de contratar personas, ascender, premiar, establecer salario y no la pertenencia a sólo un sexo/género.
Mujeres que inspiran
Hay mujeres que inspiran. Un día como hoy, en el año 1911, se comenzó a conmemorar el Día de la Mujer Trabajadora, y desde el año 1975, coincidiendo con el Año Internacional de la Mujer, la Asamblea General de las Naciones Unidas estableció el 8 de marzo como el Día Internacional de la Mujer.
Desde el Gobierno del Presidente Sebastián Piñera impulsamos a través de la Agenda Mujer la Igualdad de derechos y obligaciones para hombres y mujeres, la Tolerancia 0 a la violencia contra la mujer, la autonomía de la mujer con especial foco en la económica y el fomento de liderazgos de las mujeres en posiciones de alta responsabilidad, ejes que en común nos desafían a generar condiciones que aumenten la participación laboral de las mujeres y en equidad, como los 22 puntos existentes entre la representación laboral femenina nacional del 49%, y la masculina del 71%, que nos ubica por debajo de la media de Latinoamérica del 55% y el promedio del 61% de los países de la OCDE.
Estas brechas que han afectado a las mujeres desde siempre, hoy se han visibilizado. Cada vez más mujeres y hombres se sienten convocados a promover un cambio cultural. Barreras como el acceso al mundo laboral que nuestro simbólico y fundamental Proyecto de Sala Cuna Universal busca eliminar, al terminar con la discriminación arbitraria de acceso a este beneficio sólo para quienes trabajan en una empresa con 20 o más mujeres, y que también beneficiará a las mujeres independientes, dejando atrás la elección de ser madre o trabajadora, para compatibilizar ambos, los que sumado al ejercicio de una corresponsabilidad parental, sin duda, impacta al desarrollo integral del país.
Como Gobierno impulsamos, además, la participación laboral de mujeres en sectores no tradicionales, como minería, construcción, transporte e ingenierías, y promovemos que mujeres y niñas estudien disciplinas no tradicionales, como ciencias, tecnología, ingenierías y matemática (STEM), porque representan, a su vez, una mayor proyección y rentabilidad en el mercado laboral.
Este 8 de marzo es un momento para reiterar el llamado a sumarse a los cambios culturales, porque una sociedad que reconoce la igualdad de derechos y de dignidad de mujeres y hombres, es una sociedad no sólo más humana, sino también una que camina más rápidamente hacia el progreso y el desarrollo integral.
Si las mujeres avanzan, todo Chile avanza. Y siempre hay "Mujeres que inspiran", que merecen ser visibilizadas y reconocidas. En la Región de Valparaíso, en minería, por ejemplo, Claudia Monreal, quien preside Women In Mining, entidad pionera a nivel mundial en materia de inclusión de la mujer en la industria minera, y Maritza Baeza, gerenta de Sustentabilidad de la Compañía Minera Cerro Negro, quien fue premiada como "Mujer Destacada en Minería 2018" en categoría mediana minería.
Valentina Stagno Gray
Seremi de la Mujer y la Equidad de Género
Marcela González Barrientos
Académica de la Escuela de Psicología PUCV, Red de Académicas PUCV