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Duro análisis de expresidentes de EPV por caída de Terminal 2

VALPARAÍSO. Mientras Raúl Celis pidió que se investiguen responsabilidades al interior de la estatal, Gabriel Aldoney calificó de "desgracia" la decisión de TCVAL. En tanto, Raúl Urzúa apuntó sus dardos al rol jugado por el alcalde Jorge Sharp.
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Francisco Meneses V.

La decisión del Terminal Cerros de Valparaíso (TCVAL) de retirarse del proyecto de expansión del Terminal 2, motivó diversas opiniones de parte de exdirectivos de la Empresa Portuaria de Valparaíso (EPV).

Cabe recordar que la concesionaria resolvió su alejamiento aduciendo "excesivas demoras, más allá de cualquier plazo razonable, en la tramitación ambiental del proyecto", situación que a juicio de los dueños de la empresa Aleatica -de capitales australianos tras la compra de OHL Concesiones- generó pérdidas en su valoración económica.

Con todo, la concesión de TCVAL se extenderá hasta el 15 de abril de 2021, en tanto el proyecto T2 quedó en manos de la EPV, que liderará las etapas de defensa judicial frente a las impugnaciones de la Resolución de Calificación Ambiental (RCA), aprobada en 2018, presentadas por detractores del T2.

Para Raúl Celis, expresidente del directorio de EPV entre junio y diciembre de 2018, el retiro de TCVAL del proyecto T2 no debe ser considerado como una simple anécdota dentro de la trayectoria de la portuaria estatal. "Hay que establecer responsabilidades administrativas por este estrepitoso fracaso que se ha producido con ocasión de la caída del Terminal 2", aseguró el también exintendente regional.

En ese sentido, estimó que le corresponderá al directorio de la EPV "evaluar dónde se han producido los problemas y quiénes son los responsables dentro de la empresa".

Aunque no quiso explayarse en los factores que llevaron a TCVAL a desistir del proyecto de expansión en el Terminal 2, Raúl Celis indicó que la situación afecta mucho a Valparaíso y su proyección en el panorama portuario.

"Le hace perder competitividad a Valparaíso y queda, definitivamente, como un puerto menor frente al gran puerto de Chile, que es San Antonio", señaló el expresidente del directorio de la portuaria estatal.

En cambio, para Raúl Urzúa, quien presidió el directorio entre 2014 y 2018, la decisión de la concesionaria era esperable en atención a los obstáculos que, a su juicio, sufrió el T2, principalmente desde la Municipalidad de Valparaíso y el alcalde Jorge Sharp.

"Para cualquier empresa no es cómodo impulsar un proyecto, sabiendo que la primera autoridad comunal lo ha tratado de torpedear por todos los medios", indicó Urzúa, añadiendo de paso el efecto de las impugnaciones a la RCA del proyecto "de parte de las mismas fuerzas que conviven alrededor de Sharp".

Sin embargo, en lo que respecta a la responsabilidad de la EPV en los hechos, el extimonel aseguró que la entidad hizo todo lo posible para que el T2 se concretara.

"La Empresa Portuaria generó un plan de desarrollo a largo plazo, cumplió todas y cada una de las etapas, pasó por todas las instancias de aprobación; y a mí me constan los esfuerzos que hicieron en el directorio que me antecedió, los que hicimos nosotros y lo que está haciendo este directorio para impulsar el proyecto y darle la máxima seguridad al inversionista", declaró Urzúa, añadiendo además que lo realizado por la EPV se encontró dentro de sus atribuciones y en coordinación con los distintos gobiernos.

Respecto de las declaraciones de Raúl Celis, enfatizó que la empresa no tiene ninguna responsabilidad en el freno al T2, pero "siempre es lícito que alguien vea si hay responsabilidades, es una atribución que tiene todo el mundo".

Y si bien Gabriel Aldoney, expresidente del directorio de EPV entre 2000 y 2006 y exintendente regional, se excusó de no poder profundizar en la materia por encontrarse fuera del país, sí manifestó que "lo ocurrido es una desgracia para Valparaíso que costará mucho superar. Para ello hay que hacer un esfuerzo común, sin el cual la ciudad seguirá en la deriva".

Juan Carlos García, integrante del directorio de la EPV entre junio de 2014 y julio de 2015, lamentó también la decisión de TCVAL de retirarse del proyecto T2, puntualizando que fue la "crónica de una muerte anunciada".

"Uno no se alegra porque se cae un proyecto de 500 millones de dólares con el empleo portuario que significa, pero tampoco se alegra porque son diez años perdidos y ese es un costo que la ciudad debe ver cómo se pone al día", expresó el arquitecto.

Sin embargo, para García es erróneo decir que el proyecto no prosperó por la presión de las organizaciones sociales que se opusieron al T2 como tampoco por la postura del municipio porteño, sino que "técnica y operacionalmente no era un buen proyecto para la actividad portuaria".

En ese sentido, el actual director ejecutivo del Centro Interdisciplinario de Neurociencia de Valparaíso mencionó las falencias que, a su juicio, tuvo el proyecto desde sus etapas iniciales.

"Era un proyecto que tenía una parte importante sin aguas abrigadas y que con el aumento de las marejadas reducía los días de operación; que no tenía la conectividad adecuada al no tener la prioridad de uso del acceso sur, porque Puerto Valparaíso la asignó al Terminal 1; y, además, no tiene las dimensiones adecuadas para recibir los futuros buques de contenedores", recordó Juan Carlos García.

En suma, para el exdirector de la EPV, el T2 "es un proyecto del pasado, no un proyecto del futuro, al ser concebido a fines de los noventa y que durante todo este periodo no consideró que cambiaron los conceptos económicos en el mundo, en Chile y en la ciudad", en atención a la modificación en en las dimensiones de los barcos, la nueva normativa ambiental dictada en el país y las nuevas actividades económicas existentes en Valparaíso.

Respecto de la responsabilidad interna que podría existir en la EPV ante el freno al T2, García cree que la portuaria estatal jugó un rol importante en este revés. "Endosar responsabilidades a terceros no corresponde, ya que fue un proyecto mal planificado, mal diseñado y no se asimilaron de ninguna manera los contextos que podían actuar desfavorablemente hacia este proyecto", aseguró.

Si bien expresó que dentro de la empresa se deben buscar responsabilidades, Juan Carlos García espera que haya señales claras de las autoridades a nivel nacional y regional "para proponer cuál será la ruta que tendrá Valparaíso como ciudad puerto de aquí a los próximos veinte a treinta años. Pero si nos dedicamos a ver las responsabilidades pequeñas para tratar de endosar las propias a terceros, creo que vamos a seguir perdiendo el tiempo".

"Hay que establecer responsabilidades administrativas por este estrepitoso fracaso que se ha producido"

Raúl Celis, Expresidente de EPV"

"No es cómodo impulsar un proyecto, sabiendo que la primera autoridad comunal lo ha tratado de torpedear"

Raúl Urzúa, Expresidente de EPV"

"Es una desgracia para Valparaíso que costará mucho superar. Para ello hay que hacer un esfuerzo común"

Gabriel Aldoney, Expresidente de EPV"

Cambios en la tramitación ambiental

Uno de los puntos que la concesionaria TCVAL consideró como detonantes para su retiro del proyecto T2 fue la demora en la tramitación ambiental de la iniciativa. Ante la necesidad de cambiar los procedimientos de evaluación ambiental para dar mayor seguridad a los proyectos de inversión, Raúl Urzúa planteó que "no cabe duda que se tiene que modificar la legislación si se quiere seguir sacando proyectos de esta envergadura adelante". En cambio, el exdirector de EPV Juan Carlos García cree que todas las instituciones son perfectibles, pero "el estándar al que aspira Chile es de proyectos de muy buen nivel, y un proyecto como el T2 nunca cumplió los estándares de operación portuaria y de impacto ambiental".

2021 es el año en que terminará la concesión de TCVAL sobre el Terminal 2 del Puerto de Valparaíso, luego de su retiro del proyecto de expansión portuaria.

2020 es el plazo límite que tiene TCVAL para comunicar su interés para retomar la construcción del T2, luego de su desestimiento. Si se da, ello debe ser visado por EPV.

US$ 25,4 millones son las pérdidas que cuantificó TCVAL por su retiro del proyecto de expansión portuaria en Valparaíso, decisión que justificó por las demoras en la tramitación ambiental.

El rescate de los fueguinos perdidos

"Huesos sin descanso" (Debate), de Cristóbal Marín, reconstruye el tránsito de estos indígenas en Europa durante el siglo XIX.
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Diversas fueron las razones de la extinción de los indígenas fueguinos. Una de ellas fue el trato que les dieron los colonizadores. "Civilizarlos", coleccionar sus huesos, estudiarlos o convertirlos en rarezas fueron parte de ese trato, que explica parcialmente qué les impidió sobrevivir como etnia. Todas ellas están en "Huesos sin descanso", de Cristóbal Marín, quien comenzó a investigar el tema mientras se doctoraba en Inglaterra, en los años noventa.

Paradójicamente, la búsqueda de Cristóbal Marín estaba originalmente lejos de ellos. Estudiando al filósofo Jeremy Bentham en Londres, creador del utilitarismo, derivó en esta otra investigación que le da descanso a los cuerpos indígenas extraviados en el viejo continente.

El libro combina de forma exitosa registros disímiles, propios del ensayo y la crónica. El propio autor define su escritura: "Es un ensayo más bien narrativo, no académico, que investiga algunos temas históricos relativos a la Tierra del Fuego e Inglaterra en ambas direcciones. Tiene algunos componentes autobiográficos en el sentido que va relatando sobre cómo estas investigaciones se fueron llevando a cabo en distintas ciudades europeas, particularmente en Londres. Es un género bastante híbrido, que los ingleses han cultivado mucho".

Paralelamente, es un libro sumamente documentado, con amplia bibliografía. Marín, quien es vicerrector académico y de desarrollo de la Universidad Diego Portales, cuenta que Lleva "muchos años leyendo sobre estos temas. Como hay poco ocupo algunas reconstrucciones literarias, con cuidado por supuesto, como la novela 'Jemmy Button' de Benjamín Subercaseaux, para tratar de comprender esta catástrofe. Hay una amplia bibliografía de distintas fuentes, no solo académicas".

El largo tiempo de investigación permitió dar espacio a hallazgos importantes. Entre los últimos está la historia de Boat Memory. Marín narra que es "Uno de los yaganes o kawéskar que lleva FitzRoy a Londres, y se le muere allí. Su historia fue olvidada, nunca nadie supo más de él, ni cómo era su rostro, ni cómo se llamaba ni dónde estaba enterrado. Fui averiguando, hasta que di con un retrato que encontró un antropólogo chileno en París, después encontré el certificado de defunción en una parroquia de Plymouth, pero no se sabe dónde está la tumba tampoco. Ese tipo de cosas que han ido apareciendo en los últimos años me han mantenido el interés vivo por el tema".

El retrato de Boat Memory destaca entre las muchas imágenes que ilustran "Huesos sin descanso". Un trabajo aparte fue compilarlas. Marín detalla que "aparecieron muchas imágenes muy interesantes pero los museos ingleses no la prestan por derechos de autor, a pesar de que son imágenes patrimoniales de Chile o de Sudamérica. Son muy poco generosos en eso. Finalmente encontramos algunos sitios en internet, de libre acceso, que tenían algunas imágenes, que permitían ser utilizadas. Pero fue todo un desafío encontrar las que mostraran las cosas dramáticas que se cuentan en el texto, como el comercio de cráneos".

-¿Qué valor tenían los cráneos indígenas para los compradores?

-Hay distintas maneras, la apropiación de los cráneos y de los esqueletos era una obsesión más bien de las ciencias de la época. Creían que investigando los huesos, los cráneos, los esqueletos y los restos humanos podían averiguar mejor las costumbres, las vidas, la cultura de los individuos de esas etnias, que para ellos representaban casi el eslabón perdido de la evolución. Era el hombre en estado más primitivo, por eso había alto interés. Muchos comerciaban en Tierra del Fuego y Punta Arenas con cráneos que encontraban, cráneos de Selknam asesinados por verdaderos cazadores de indios, además aprovechaban de venderlos a museos ingleses o europeos. Hay una historia bien oscura de la ciencia con el tráfico y saqueo de huesos de distintos cementerios indígenas sagrados.

-¿Qué se buscaba llevando hombres fueguinos vivos a Europa?

-Estudié cuatro formas. Uno como experimentos civilizatorios. Es decir, llevaban a individuos primitivos para ver si los podían educar en la religión, en la civilización occidental, en el idioma, y después devolverlos a Tierra del Fuego para ver si podían educar a sus congéneres en estas remotas tierras. Así fue con los que venían con Boat Memory: Jemmy Button, York Minster y Fuegia Basket. Ese viaje de vuelta trajo a Charles Darwin, que quedó muy impactado con el contraste entre estos fueguinos más civilizados y los fueguinos salvajes que él vio en Tierra del Fuego. Fueron decisivos, como cuenta en su autobiografía, para su teoría de la evolución por selección natural. En una parte dice "acá están nuestros ancestros", con horror, asustado.

-¿Y las otras formas?

-La otra forma de llevarlos era para mostrar el poder del evangelio de las misiones anglicanas y católicas al convertir estos salvajes en civilizados. Ahí está el caso del hijo de Jemmy Button, que está en la portada del libro, con un obispo inglés que recorre toda Inglaterra y parte de Irlanda mostrando cómo estos muchachos cantaban en inglés, cómo se comunicaban, vestidos a la usanza victoriana, muy elegantes. Y la otra forma, más terrible, era como zoológico humano: raptaban Selknam o kawéskar y los mostraban en ferias y en zoológicos como una curiosidad, un espectáculo de cómo era un hombre supuestamente primitivo. Los feriantes o dueños de estos espectáculos a veces les tiraban carne cruda para hacerlos ver lo más salvaje posible, decían que eran caníbales.

-¿Y esos hombres tuvieron entierros?

-Alguno de los que murieron en Inglaterra no se sabe, pero en Zúrich hace poco unos investigadores chilenos encontraron restos en un museo y los repatriaron a Chile. Estaban diseccionados por doctores alemanes. De otros no hay ningún registro.

-¿Podría ser "Huesos sin descanso" un entierro simbólico?

-Hay una intención de tratar de recuperar esa memoria, dentro de los límites de la investigación y lo que estaba haciendo. Y puede sonar pretencioso, pero sí, quería recuperar algo de la memoria de estas etnias. Los selknam están totalmente extinguidos, los yaganes también, kawéskar quedan unos pocos. Es una tragedia y catástrofe de la que nuestro país es en parte responsable.

-¿Cuán responsable es el "hombre blanco" en la extinción de estas etnias?

-Por ejemplo, el contacto con el hombre blanco y las enfermedades, de las cuales no tenían inmunidad. Los vestían con ropa vieja de Inglaterra que venía contaminada con viruela. También los intentos que hicieron los misioneros de confinar pueblos nómades, como por ejemplo en la Isla Dawson. Todo eso fue minando su capacidad física. Uno de los temas del libro es la extinción de estos pueblos, su cultura, sus miembros, su lenguaje. Por eso cuento la historia del diccionario yagán-inglés, testimonio de un lenguaje que desaparece y que queda una sola hablante, Cristina Calderón, que vive cerca de Puerto Williams.

-Hay referencias al material íntimo de tu escritura.

-Es una escritura que ocupa elementos de la memoria personal, relacionada con estos temas, siempre la presencia del yo hay que manejarla con mucho cuidado, que la memoria personal tenga sentido con lo que trata el libro. Es mi propia relación con el dilema de los restos mortales, que tiene que ver con temas familiares.


Huesos sin descanso

Cristóbal Marín

Sello Debate

284 páginas

$ 14 mil

La obra de marín documenta parte de la tragedia de estos pueblos.


Cita con el rey

En junio de 1831, FitzRoy y los fueguinos fueron invitados al palacio de Saint James por el rey Guillermo IV y la reina Adelaida, quienes tenían gran curiosidad por ellos, pues, entre otras excentricidades, se había corrido la voz de que eran caníbales. Los reyes quedaron encantados. Les hicieron muchas preguntas sobre su tierra y luego les proporcionaron diversos presentes. Incluso -cuenta FitzRoy en su diario- la reina se quitó un anillo de su dedo y se lo puso a Fuegia, además de entregarle uno de sus sombreros y dinero para que se comprara ropa. Esta visita, que apareció en los periódicos, acrecentó la celebridad de los fueguinos y los convirtió por algunos meses en un acontecimiento de la vida social londinense. FitzRoy era invitado por sus amigos aristócratas a tomar el té con sus fueguinos, vestidos con los mejores trajes británicos (como aparecen en el famoso retrato publicado en el libro de los viajes del Beagle), o él mismo llevaba a sus amigos y a algunos misioneros a observar los progresos de los fueguinos en la escuela.

FitzRoy tenía el proyecto de educar durante dos o tres años a los fueguinos y luego devolverlos a Tierra del Fuego para que civilizaran y evangelizaran a sus congéneres y ayudaran a las expediciones inglesas. Creía que estaban de acuerdo con sus propósitos y nunca pensó que los había raptado contra su voluntad. Como escribió en su diario: "Ellos comprenden por qué fueron traídos y esperan con placer conocer nuestro país, así como retornar luego al de ellos". Sin embargo, pasados alrededor de once meses, algo lo hizo decidirse a partir lo antes posible. Se especula que pueden haber sido los acercamientos sexuales que York Minster habría tenido hacia la niña Fuegia y las desastrosas consecuencias que ello, con un eventual embarazo, podría haber generado en la fama y la carrera de FitzRoy (de hecho, tan pronto regresaron a Tierra del Fuego, los casaron). A tal punto estaba preocupado FitzRoy que, dada la inicial negativa del Almirantazgo a una nueva expedición, decidió arrendar con su dinero un pequeño navío mercante. Sin embargo, gracias a la ayuda de su influyente tío, el duque de Grafton, el Almirantazgo cambió de opinión y al final autorizó la segunda y más famosa expedición del Beagle.

Esta vez, FitzRoy quería viajar con un acompañante de su nivel social y cultural, con quien pudiera conversar en su cabina y que hiciera labores de naturalista. Luego de varias vicisitudes, en el último momento eligió al joven Charles Darwin. Con veintidós años, era cuatro años menor que FitzRoy, medía un metro ochenta y tres centímetros, tenía ojos azul-grisáceos y una prominente nariz, que casi lo deja fuera del Beagle porque FitzRoy, seguidor de la pseudociencia de la fisiognomía, creía que era un signo de debilidad que no le permitiría resistir los rigores del viaje. Para Darwin y la ciencia moderna este viaje fue decisivo. Como señala en su Autobiografía: "El viaje del Beagle ha sido por lejos el acontecimiento más importante de mi vida y determinó toda mi carrera". Incluso cuarenta años más tarde, en su libro Descent of Man, de 1871, aún recordaba el profundo impacto que le provocó el primer avistamiento de un grupo de fueguinos salvajes en la punta de una roca al entrar en la bahía del Buen Suceso y lo crucial que fue para su teoría sobre el origen del hombre y su evolución desde formas inferiores.

comerciaban en Tierra del Fuego y Punta Arenas con cráneos que encontraban, cráneos de Selknam asesinados.

Por Cristóbal Gaete

"Los feriantes a veces les tiraban carne cruda para hacerlos ver lo más salvaje posible, decían que eran caníbales"

PRH

Adelanto del libro "Huesos sin descanso" Por Cristóbal Marín