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Felipe Cussen, doctor en Humanidades

En resumen

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-¿De qué se hablará en el Coloquio sobre Nada?

-¡De muchas cosas! Aunque a veces la nada llama al silencio, en otras ocasiones provoca verborrea, y creo que eso nos va a ocurrir. Nos vamos a centrar en la potencia de la nada como problema reflexivo y estético; estudiaremos, por ejemplo, la materialidad de la nada y la posibilidad de concebir a Dios como una nada, analizaremos novelas sin trama y música ambiental, y nos preguntaremos si es posible hablar de obras que no existen.

-¿Quiénes se reunirán? ¿Científicos, filósofos?

-Un grupo muy amplio de profesores, alumnos, escritores y artistas, muchos de los cuales han participado en los tres años de este proyecto. Es un conjunto muy variado, Al que se sumarán miradas desde la filosofía, la literatura, las artes visuales, así como la sociología, la antropología y la meditación. Tendremos la posibilidad de dialogar directamente con creadores que han incorporado a la nada como parte de sus materiales y procedimientos.

-¿Cuánto humor hay en la filosofía de la Nada?

-El humor y el absurdo siempre están latentes en la nada. La nada es una experiencia tan radical que puede provocarte una experiencia mística, angustia o risa. Muchos han enfatizado esta línea, como Maurizio Cattelan, quien organizó una Bienal de Arte en la que los artistas invitados no tenían que hacer nada, o Martin Creed, quien hizo una simple pelota de papel que hemos escogido como imagen de nuestro coloquio.

Felipe Cussen es poeta, músico experimental y organiza el COloquio en IDEA.

3 preguntas

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El "Coloquio sobre nada" se realizará el 12, 13 y 14 de marzo en el Instituto de Estudios Avanzados y se transmitirá online en el Facebook de La oficina de la Nada. En el encuentro treinta investigadores expondrán sus puntos de vista sobre la nada desde la literatura, las artes visuales, la música, la sociología, la filosofía y la mística. Este coloquio es parte del proyecto Fondecyt "Poéticas negativas" desarrollado por los académicos Felipe Cussen (USACH), Valentina Bulo (USACH), Jimena Castro (UAH) y Marcela Labraña (PUC).

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Ricky Adam

Isaza considera que lo ocurrido con el T2 es "una extraordinaria noticia" para Valparaíso

PATRIMONIO. Arquitecto colombiano que hizo el Estudio de Impacto Patrimonial celebró la decisión, mientras que actores locales que se oponen a la iniciativa concuerdan, pero advierten que el triunfo vendrá con el desarrollo de un proyecto alternativo. VALPARAÍSO. Rodrigo Díaz también ganó caso de vecinos de plaza Aníbal Pinto.
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Cristián Rojas M.

Al arquitecto colombiano Juan Luis Isaza el Estado de Chile le encomendó la realización de un Estudio de Impacto Patrimonial referido a los proyectos en el borde costero de Valparaíso, y en las conclusiones de ese estudio, entregadas en el primer semestre de 2016, fue categótico en señalar que "el proyecto Terminal 2, cuyo concesionario es Terminal Cerros de Valparaíso, TCVAL, colindante con la Zona de Amortiguamiento del Sitio de Patrimonio Mundial, generará un impacto alto, permanente e irreversible, el mismo que, en concepto del presente Estudio de Impacto Patrimonial, no es posible mitigar".

Frente a tales afirmaciones, no es de extrañar que Isaza considerara positivo el desistimiento de TCVAL para continuar con la iniciativa. Para el colombiano, "la ciudad gana con esta decisión. Yo estoy convencido de que Valparaíso tiene derecho a un futuro mejor para su frente portuario, mejor que como se estaba planteando. El hecho de que esta empresa (TCVAL) desista de hacerlo allí donde estaba previsto y en las condiciones en que estaba previsto, a mí me parece una extraordinaria noticia".

A su juicio, si el T2 finalmente no se construye donde se pretende situar, la ciudad ganaría "básicamente porque el proyecto, en la forma en que está planteado, es tremendamente nocivo para cualquier ciudad en general y para Valparaíso en particular, porque le niega la posibilidad de tener un frente marítimo de disfrute ciudadano, como yo creo que todas las personas sensatas y pensantes deben estar creyendo que se requiere para la ciudad de Valparaíso, y no una barrera, una muralla de contenedores".Isaza espera que a partir de ahora se inicie un proceso de debate entre todos los actores de la ciudad, que lleve a generar un nuevo proyecto de manera consensuada. "Desconozco cuáles son los trámites que seguirán de aquí en adelante, qué consecuencias tiene la decisión de TCVAL, pero desde el punto de vista patrimonial, es una extraordinaria noticia", subrayó Isaza, agregando que "siempre he abogado por un mejor desarrollo de ese paseo marítimo y de ese frente marítimo de la ciudad de Valparaíso, cuya área histórica está inscrita en la Lista del Patrimonio Mundial. Entonces, en el sentido de que al menos esta primera empresa, TCVAL, desista de hacer el proyecto como estaba planteado, a mí me parece una noticia extraordinaria".

Consultado sobre si concuerda con la visión de Isaza, el vocero del Pacto Urbano La Matriz, Gonzalo Ilabaca, sostuvo que "como técnico patrimonial que es él, sí. Pero si no vemos la problemática trabajando un borde costero integrado con parámetros de las ciudades puerto mundiales, no lograremos recuperar ni la ciudad, ni su área patrimonial ni seremos un buen puerto. En Valparaíso hay capacidad humana para lograrlo, pero necesitamos la disposición política del Estado, importantísima para lograr, en el interno de nuestra ciudad con sus diversos intereses y actores, una visión común de la ciudad que queremos. Sin el Estado en esa disposición, los gremios y grupos más poderosos tratarán de imponer sus intereses al resto de la ciudad, sin éxito, tal como ha acontecido hasta ahora".

Para Ilabaca, la decisión anunciada por TCVAL "es un alivio porque el T2 tenía demasiadas implicancias negativas irreversibles para la ciudad. Primero que nada, como puerto no tenía estándares competitivos por carecer de aguas 100% abrigadas, por no tener un frente de atraque para dos postpanamax de última generación y por no tener buen acceso, todos elementos sustanciales para un puerto efectivo del SigloXXI".

A su juicio, "básicamente el T2 no era un puerto, sino una zona de acopio. Además, el T2 destruye el patrimonio de la ciudad, su memoria, que es lo más importante que una comunidad y una persona tiene y comparte y que debe preservar para el futuro. Y además afectaría la salud de los porteños y el medio ambiente. Ese no es el puerto del siglo XXI que Valparaíso se merece. El triunfo vendrá cuando tengamos una expansión portuaria en armonía con la ciudad".

Respecto de la decisión gubernamental de insistir en el proyecto, Ilabaca cree que aquello es "insistir en el fracaso" y emplazó a "un mea culpa de la EPV y de todos quienes apoyaban el T2, sabiendo sus externalidades negativas, y no evadir sus responsabilidades culpando a los ciudadanos y al municipio de poner piedras en el camino, ya que los ciudadanos estamos en pleno derecho, y dentro de la ley, de hacer velar que ésta se cumpla. TCVAL también tiene su responsabilidad, pues ocultó información relevante en el tema salud, que es lo que se tiene que dirimir en Tribunales Ambientales".

Asimismo, el pintor destacó que "el municipio, por su parte, ha estado con la ciudadanía organizada y tiene la obligación de resguardar la salud de los porteños y como administrador del Sitio Unesco también tiene la obligación de su valoración, cuidado y recuperación. Por lo tanto, la EPV y TCVAL han provocado atrasos en el desarrollo portuario y, por ende, han perjudicado la calidad de vida de los porteños. Echarle la culpa a los demás no corresponde".

Por su parte, el concejal porteño Daniel Morales, uno de los más férreos opositores a la ubicación del proyecto T2, cree que lo ocurrido "es una prueba más del mar de improvisaciones que se gestó en EPV desde hace más de 15 años. Yo veo en esto una gran oportunidad de hacer un plan maestro de expansión portuaria acorde a las necesidades y condiciones reales que Valparaíso tiene".

En ese sentido, planteó que "de existir una expansión portuaria, ésta se debería generar en San Mateo y debe contemplar su propio acceso y sus propias aguas abrigadas, esto último como inversión pública".

A su vez, el biólogo Salvador Donghi, otro de los detractores del T2 tal como está planteado, sostuvo que "esto nos pone en un gran desafío como ciudad respecto a desarrollar un proyecto portuario que esté acorde a los desafíos que plantea la ciudad. O sea, el crecimiento portuario se tiene que dar sí o sí, Valparaíso necesita ampliar su capacidad de transferencia de carga, pero con un proyecto que esté a la altura de los desafíos que merece Valparaíso, y ese proyecto, obviamente, no era el T2".

Al respecto, recordó que "hay proyectos alternativos al T2 que son muchísimo mejores, todos en otras ubicaciones que no están al frente de la ciudad, que no provocan el impacto que tiene el actual proyecto, que se hacen cargo de las emisiones atmosféricas. La idea es que sea un proyecto que converse con la ciudad, y eso es lo que EPV nunca ha querido entender".

En cuanto a una eventual pérdida de empleos si el T2 no se concreta, Donghi advirtió que "siempre nos engrupen de que esto va a generar trabajo y que si no se hace se pierden fuentes de empleo. Lo cierto es que por cada puesto de trabajo en el T2 se perdían 10. Hay estudios que han hecho varias universidades al respecto".

Sobre este último punto, argumentó que "con el actual proyecto T2 el dique tenía que salir de su ubicación, tenían que salir los lancheros, ya afectó a la caleta Sudamericana de pescadores, con lo que Valparaíso perdió una actividad histórica de pesca artesanal; también impacta a turismo, al patrimonio y a la salud de la población".

En tal sentido, y con respecto a las emisiones de material particulado que se generarían en el T2, Donghi criticó que "ninguno de los defensores del proyecto se quiere hacer cargo. Y resulta que el recurso que presenta la Municipalidad de Valparaíso se acompaña por un estudio desarrollado por la Universidad de Chile, en el cual sus modelaciones indican que, efectivamente, Valparaíso va a quedar como zona saturada, pero quienes defienden el proyecto no quieren escuchar esos argumentos".

Por otra parte, el activista medioambiental rechazó las acusaciones y emplazamientos que hizo el intendente y otras autoridades culpando a los detractores por el fracaso del proyecto con TCVAL, advirtiendo que "eso es para enrostrarle a quienes hemos hecho una oposición responsable con respecto al futuro portuario de Valparaíso, y querer enrostrar eso me parece una irresponsabilidad, pues lo único que está reflejando esto es la honestidad y la sensatez de los australianos respecto a deshacerse de un mal proyecto".

"Veo en esto una gran oportunidad de hacer un plan maestro de expansión portuaria acorde a las necesidades y condiciones reales que Valparaíso tiene"

Daniel Morales, Concejal de Valparaíso"

Labor conjunta con San Antonio

El concejal porteño Daniel Morales cree que lo ocurrido "también es una gran oportunidad de trabajo colaborativo con el puerto de San Antonio para cambiar la lógica de la competencia al complemento, recuperando la actividad de cruceros. Además, a la ruta G-94-F sólo le faltan 26 kilómetros para unir Algarrobo con la zona industrial de Placilla de Peñuelas. De ser así, podríamos desarrollar toda la actividad extraportuaria en conjunto, generando miles de empleos para todas las comunas implicadas y estar en 40 minutos en San Antonio".

"Es un alivio porque el T2 tenía demasiadas implicancias negativas irreversibles para la ciudad"

Gonzalo Ilabaca, Vocero Pacto Urbano La Matriz"

"La idea es que sea un proyecto que converse con la ciudad, y eso es lo que EPV nunca ha querido entender"

Salvador Donghi, Detractor de la ubicación del T2"


Jurista reclamante en el SEA celebra decisión de TCVAL

El abogado Rodrigo Díaz Yubero, quien patrocinó una de las reclamaciones ante el SEA para invalidar la RCA (y también ganó el recurso de los vecinos de la plaza Aníbal Pinto contra las autoridades), señaló que "celebro el término del proyecto T2 en Valparaíso, por el modo en que éste se pretendió implantar en la ciudad, a través de la imposición, a través de argumentos que fueron mentirosos o engañosos, a lo menos, para la población, y además porque se hizo despreciando lo que es el elemento que hoy día está más amenazado en Valparaíso, cual es el problema de la convivencia".

En tal sentido, planteó que "Valparaíso necesita que sus distintos destinos puedan convivir y eso exige diálogo, exige recuperar el valor de la convivencia, que hoy se encuentra deteriorado. Los destinos portuarios, el destino habitacional, el destino inmobiliario, o cualquiera sea, deben aprender a dialogar, y eso exige que los proyectos de envergadura para nuestra ciudad se hagan incorporándolos a todos".

Asimismo, subrayó que "si no logramos recuperar la convivencia, esta ciudad se va a terminar de hundir y, además, eso representa un grave peligro para todos los que vivimos en la ciudad. Por lo tanto, enhorabuena si esto abre la oportunidad para que este proyecto de expansión se realice, pero recuperando esa capacidad que debemos tener todos, de dialogar".

Robert Redford se despide

Llega a salas chilenas "Un ladrón con estilo", la película escogida por el actor de 82 años para retirarse definitivamente del cine. Lo dirige David Lowery.
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A Robert Redford le costó llegar al cine. Primero apostó por la universidad a mediados de los 50, pero fue expulsado por su tendencia a beber en exceso. Luego se dedicó a viajar por Europa y pensó incluso en convertirse en pintor. Hasta que logró conseguir papeles menores en Broadway y en un par de series de televisión. De ahí pasó a la gran pantalla. Estuvo con Alec Guinness en la comedia "Situación desesperada… pero menos" (1965) e interpretó a un bisexual en "La rebelde" (1965), protagonizada por Natalie Wood. Un salto en su carrera fue, sin embargo, "La jauría humana" (1966), de Arthur Penn, en la que se hace cargo de un prófugo de la justicia que desata el caos en una pequeña comunidad. No es de extrañar que Marlon Brando, quien encarna al sheriff del pueblo, se robe la película, pero ese contraste dice mucho de Redford como actor. Si Brando transmitía intensidad y se entregaba en cuerpo y alma a sus papeles, Redford brilló siempre por su contención. Y también por una elegancia que ha sostenido a lo largo de medio siglo.

"Un ladrón con estilo", mal título para "The old man and the gun", es su película de despedida. Redford la escogió para retirarse del cine debido a su admiración por el trabajo del joven cineasta David Lowery. Este, por su parte, aprovechó de plasmar en la pantalla su amor por el actor, no solo a través de la inclusión de fotogramas de "La jauría humana" y guiños cinematográficos a películas como "Butch Cassidy and the Sundance Kid" (1969) y "El golpe" (1973), sino que también mediante la construcción de un personaje hecho a la medida de Redford: uno de esos caraduras entrañables que tan bien le salen. Su Forrest Tucker es un ladrón de bancos que roba con amabilidad y nunca ha usado su pistola.

Aunque se inspira en la historia real de un delincuente que se fugó 18 veces de diversos recintos penitenciarios, Lowery muestra desinterés por realizar una crónica exacta de los hechos o acoger las dinámicas del thriller. Lo que construye en torno a un Redford espléndido es un estudio de la masculinidad y el libre albedrío. Tucker no roba por necesidad ni porque sea un tipo demasiado ambicioso. Lo hace porque es libre y porque ha escapado toda su vida de las ataduras impuestas por la sociedad. Una serena Sissy Spacek como su interés romántico y Casey Affleck como el joven policía que lo persigue pero lo admira a la distancia, completan el cuadro. Mención aparte merecen sus dos compañeros de robo, interpretados por Danny Glover y un entrañable Tom Waits, que siempre va a parecer un talento desaprovechado. Ellos aportan el elemento humorístico con sus charlas intrascendentes y graciosas sobre todo tipo de asuntos (incluso sobre Chile).

En el planteamiento, "Un ladrón con estilo" parece probablemente una película típica y predecible, pero no lo es. Lowery se desentiende del camino trazado por directores como Scorsese y dota al filme de una amabilidad escasa en estos tiempos. Aquí no hay buenos ni malos, y cada personaje posee una alta dosis de humanidad. Un jazz cálido remarca ese clima de prosperidad desde el inicio hasta el último fotograma. Entonces Redford desaparece, cerrando las cortinas de una prolífica y entrañable carrera. Hasta siempre.

robert redford escogió actuar en "The old man and the gun" para retirarse, finalmente, del cine.


en resumen

"Un ladrón con estilo" es la última película de Robert Redford, quien decidió retirarse de la actuación tras 59 años de carrera.

Por Andrés Nazarala R