La alta inversión pública ejecutada o en curso para la recuperación de los ascensores porteños, su valor patrimonial y su importancia como medio de transporte público y atracción turística no permite improvisaciones.
Por ello, la falta de un plan de gestión y el fracaso de la marcha blanca que denuncia el intendente Jorge Martínez son hechos a los que hay que prestar atención más allá de diferencias políticas y contingentes delirios electorales.
El Gobierno Regional, Gore, ha destinado casi $20.000 millones para la adquisición y restauración de nueve ascensores. Hace dos semanas comenzó a operar, tras prolongado retraso, el Concepción, que se sumó a la reciente puesta en marcha de los funiculares Cordillera y Espíritu Santo, a los que deben agregarse en el segundo semestre de este año el Monjas y el Villaseca. Ya están en marcha desde hace tiempo los ascensores Barón, Polanco, Reina Victoria, El Peral y San Agustín.
El Gore entregó los nueve ascensores en comodato a la Municipalidad hasta el año 2022. Se estima que la operación anual de cada uno llega a $ 100 millones. Los ingresos, informó Martínez, no permiten recuperar más de un 20 a 25% de lo que cuesta la mantención, agregó aludiendo al bajo costo de los pasajes, cien pesos, "que está bien para los vecinos, pero no para todo el mundo". Ese es solo un aspecto, pues la realidad indica que el ingreso por pasajes nunca financiará la operación. Pero más allá de ese punto, tras una marcha blanca que deja a la luz precariedades económicas y administrativas, todo indica que es urgente contar con un plan de gestión. El alcalde Jorge Sharp lo prometió al Intendente, pero, sostiene Martínez "todavía lo estoy esperando".
La verdad es que el plan de gestión debió considerarse como una inversión más desde el momento en que se consignaron recursos públicos para la restauración, es decir hay responsabilidad también de quien hizo el gasto.
Hace tiempo que desde estas columnas hemos hecho presente la necesidad de ese plan que contemple globalmente la gestión de un sistema complejo, único, que está lleno de oportunidades y que puede ser una inyección para esta maltratada ciudad que no puede seguir sumando notas rojas como la pérdida de cruceros, la baja del comercio minorista, la delincuencia o la invasión callejera de vendedores ilegales.
Se plantea la posibilidad de entregar la administración del sistema a la Corporación Regional de Turismo, organismo nuevo, con participación público-privada en que se incluye a la Municipalidad y que recibe aportes del Gore y podría obtener otros recursos. Es una buena alternativa, lo que no exime de la necesidad de un plan de gestión puntual que asegure un saludable segundo tiempo para los renovados ascensores.