"Tenemos en este momento dos alternativas, ambas muy interesantes, que vamos a tener que evaluar"
Juan Andrés Fontaine
Ministro MOP, por tren rápido Valparaíso-Santiago
"Hay muchos estudiantes que con los niveles de exigencia no lo están pasando bien"
Marcela Cubillos
Ministra de Educación
Con motivo del suicidio del expresidente del Perú, señor Alan García, he podido verificar que la mayoría de los jefes de Estado suicidas han sido de América Latina. De Chile tenemos dos, de Brasil hay uno; existen varios países menores de la región, con uno también; se añade uno que otro de Asia; pero no hay ninguno de Europa (salvo Hitler) o de Estados Unidos. En la Antigüedad se registran los suicidios de Nerón y Cleopatra.
Carezco de una explicación para esta extraña primacía de Latinoamérica y, por lo demás, no pretendo encontrarla, ni siquiera recurriendo al elemento temporal, según el cual el suicidio político es un recurso que se observa sobre todo desde el siglo XIX en adelante. Tal vez fuere necesario estudiar el suicidio en sí del cual el político es una especie y después obtener conclusiones concernientes a las épocas y a las regiones. Pero eso es algo que no está dentro de mis intereses.
En todo caso, no convence la verificación de que el suicidio político suele conectarse con la pérdida del poder o con el acoso de los enemigos, porque eso es válido sólo para algunos suicidas del género que son la minoría y está el caso de muchos políticos que perdieron el poder o que estaban en vías de perderlo y no pensaron en recurrir al suicidio.
Hay sí un hecho cierto: que el suicidio (político o no) requiere una previa biografía de los suicidas, cosa que, a mi conocimiento, no ha sido emprendida aún. Sin los datos que arroje un estudio de ese tipo, es bien difícil llegar a conclusiones algo válidas para una materia en que, una vez fallecido el sujeto del cual se trata, no hay muchas pruebas de qué fue lo que acaeció.
Esta biografía es más fácil con respecto a los políticos, por la abundante cantidad de pruebas que este tipo de personaje suele dejar sobre su persona y actividades; pero hay que advertir que debe ser un estudio comparado de los diferentes sujetos a disposición.
Alejandro Guzmán Brito
Catedrático de universidad, abogado
Motivos para marchas estudiantiles no faltan: la gratuidad que se desinfla, la contaminación, el TPP, la educación sexista… En fin, causas justas algunas y opinables otras a las que seguramente, en próximas movilizaciones, se agregarán nuevas, locales, nacionales o importadas. Pero todas las movilizaciones, realizadas con el apellido de "pacíficas", tienen un factor común: la violencia con lo cual las alegadas causas legítimas se ven afectadas y, en consecuencia, sólo ganan repudio de los ciudadanos afectados.
Y el jueves pasado se repitió la rutina: una marcha estudiantil por las calles centrales de Valparaíso derivó en actos de violencia, en agresiones contra la ciudad, contra sus actividades y sus habitantes. Destrozos en vitrinas y daños en espacios público fueron factor que se hizo notar, pese a que sólo fueron protagonizados por un pequeño grupo de encapuchados.
Incluso grupos de manifestantes rayaron la fachada de este Diario y lanzaron pinturas y hasta piedras con riesgo para el personal y quienes circulaban por calle Esmeralda. A esto se sumaron otros edificios patrimoniales que le dan valor a una ciudad puerto ya afectada por rayados en los más diversos inmuebles.
También blanco de agresiones fueron las fuerzas policiales que intentaban controlar los desmanes.
Como siempre las acciones vandálicas, criminales para decirlo derechamente, se ocultan bajo capuchones y en medio de una masa por lo general complaciente y en un marco de consignas y pancartas odiosas.
Como se consigna en el manual de organizadores de manifestaciones, una dirigente de los convocantes lamentó lo sucedido prometiendo, contrita, que "vamos a buscar resolverlo y que no vuelva a suceder".
La ciudad y los porteños esperan que así sea, pero estos convocantes antes de organizar sus acciones deben asumir que la violencia surgida al alero de las movilizaciones es una contribución más a la inseguridad que marca muchas actividades de la ciudad y que el daño provocado afecta, justamente, a quienes con sus impuestos están financiándolos.
A los daños a la propiedad privada, al costo que significan las reparaciones, se agrega el daño a esta castigada ciudad que también supone gasto y restar recursos a la atención de las múltiples necesidades de la población.
Tras todos estos hechos hay responsables: aquellos que directamente actúan en los desmanes y aquellos que convocan, sabiendo lo que ocurrirá y quizás conociendo a los grupos violentistas, que no se atreven a identificarlos y denunciar. La complicidad es evidente.
La ciudadanía tiene todo el derecho manifestarse, pero este ejercicio debe -necesariamente- hacerse respetando el entorno y evitando cualquier tipo de violencia.
La policía de Valparaíso está buscando con mucho afán a los autores del robo al señor juez del Crimen en esta ciudad. Aún no se conoce el monto robado, sin embargo, el hecho se ha calificado como "un golpe delictual", ya que los ladrones han robado a quien llaman "el taita". Los policías quieren resolver el problema a la brevedad.
PARÍS, 26.- Un oficial norteamericano que partió el martes de la ciudad puerto de Fiume y que recién llega a esta capital, dice que los italianos enviaron catorce divisiones al lugar y que está llena de soldados. Agrega que virtualmente todos los habitantes han salido, excepto italianos. Italia está luchando por anexar ese territorio al suyo.
Las instalaciones del Servicio Meteorológico de la Armada, inauguradas en la Base Aeronaval de El Belloto, constituyen lo más avanzado en su tipo que existe en Chile. Permitirán recibir desde satélites información del cono de América del Sur, gracias a lo cual se podrán pronosticar las condiciones del tiempo con 3 días de anticipación.