LA BARRERA DE LOS 450: ¿ES EQUITATIVA?
En tiempos en que se discute el proyecto de Admisión Justa, la ley Machuca o el mejoramiento de la calidad en la educación, en Chile siguen existiendo más de 80.000 estudiantes que no logran el puntaje mínimo de 450 puntos para postular a la educación superior. En la Región de Valparaíso son más de 10 mil los casos, registrándose así un alza de 7.8% en el 2018. Esta cifra es alarmante, pues el 76% de los puntajes nacionales en la PSU provienen de colegios particulares pagados. De acuerdo a este contexto, es que vale la pena preguntarse cuál es el destino de los alumnos de los establecimientos municipales o más preciso aún, qué pasa con aquellos que corresponden a los primeros quintiles.
La respuesta a estos jóvenes viene dada por un grupo de universidades- en su mayoría privadas- debidamente acreditadas y cuya misión es hacernos cargo de jóvenes que son invisibles a las métricas de aquellas universidades que operan bajo las reglas excluyentes del Sistema Único de Admisión (SUA).
Esta inequidad se refleja en el proceso de admisión, pues exigen un mínimo de puntaje en la PSU, por tanto, aquellos jóvenes que no cumplen con esto son excluidos automáticamente perdiendo así la posibilidad de acceder a los beneficios de apoyo al financiamiento de sus estudios por parte del Estado. El estudio de la OCDE y el Banco Mundial de hace más de 10 años, señala al respecto que "Chile debería revisar la división tradicional entre universidades del CRUCH y otras universidades, que afecta la manera en que se distribuyen las subvenciones públicas y los préstamos a los estudiantes; es importante cambiar a un sistema que relacione más las subvenciones públicas a la igualdad y los resultados. Al expandir los programas de becas y préstamos a los estudiantes, el enfoque debería estar en proporcionar más y mejores oportunidades de educación a los estudiantes de sectores socioeconómicos más bajos".
Como sabemos la PSU no es un buen predictor del éxito en la educación superior. En la UVM hemos podido comprobar empíricamente que los jóvenes que obtienen un bajo puntaje en la PSU- pero que están motivados y son perseverante- tienen éxito en la universidad. Estos estudiantes solo buscan una oportunidad, esa que no tuvieron en la secundaria. Para superar esta inequidad es necesario, tal como lo menciona el estudio de la OCDE, redistribuir los recursos del Estado para que al menos una parte se destinen a aquellos jóvenes que no han tenido oportunidades hasta ahora, pero que sueñan con nuevos horizontes.