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Violencia y pobreza marcan el submundo de la noche porteña

REGIÓN. A partir del testimonio de dos personas en situación de calle, se devela la cruda realidad que tienen que sufrir desde la adicción a las drogas a violaciones.
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Por Matías Concha

"Yo estaba durmiendo en la calle y un skin me empezó a pegar en la espalda, me dijo que no le gustaba la gente indigente, que éramos basura. Como yo estaba embarazada solo atiné a protegerme la guata. Eran dos nazis; uno le pegaba a un tatita que dormía cerca mío y el otro me pateaba a mí", cuenta Nicole Yáñez (22), que vive desde los 12 años en la calle.

Valparaíso tiene dos personalidades. Durante el día es ciudad Patrimonio de la Humanidad de Unesco, laboriosa y tan servicial, que es sede del Congreso Nacional, de la Armada y del Ministerio de las Culturas. Pero después de medianoche cambia. En la oscuridad porteña aparece la violencia real y verosímil. "Hay que ser gil para subir a los cerros en la noche. Arriba están los narcos, los nazis que le pegan a los tatas, los punks, los viejos que buscan cabros para tirar en el auto. Es peligroso, hay mucha droga, mucha bala loca", detalla Nicole.

El problema femenino

Nicole pertenece a las más de 340 personas en situación de calle que viven en el plan y los cerros de Valparaíso. Sabe que durante la noche, la violencia del puerto aflora a cada tramo: "Hace poco casi matan a un amigo mío, le pegaron puñaladas durmiendo por quedarse en el sector de los punks, que son súper territoriales. Los de la calle evitamos el barrio Bellavista; los punks la quieren llevar en todos lados y dicen que el sector es de ellos".

De las 29 mil personas en pobreza extrema de la región, un 16% son mujeres. La estigmatización, la discriminación y la violencia de género adquieren tonos más oscuros y complejos en el caso de las 55 mujeres que viven como Nicole en la calle, fundamentalmente en el Puerto, exponiéndolas incluso a la muerte. "Jamás hay que dormir sola en la calle, siempre hay que pegarse con alguien. Obvio que te arriesgas a ser violada, pero eso es mejor a que te maten los nazis o los narcos. No tener pareja es complicado en la calle. Como a una la ven sola, sin nadie, te tratan mal, te basurean, se toman un copete y te quieren pescar a la fuerza. Cuando pasa eso, no queda otra que gritar o salir corriendo", aconseja Nicole, compartiendo su noche a noche.

El Seremi de Desarrollo Social, Ricardo Figueroa, sostiene: "Es cierto que están pasando situaciones de violencia. Especialmente por culpa de personas que hacen de esto una especie de diversión inadecuada".

La "diversión inadecuada" obliga a los grupos más vulnerables a dormir exclusivamente en el "plan" de la ciudad, como Avda. Brasil, o en la playa. "Es sabido que a algunos cerros no van los pacos. Es cosa de pensar, si los choros se están agarrando a balazos en sus casas del cerro, ¿cómo no te van a pegar un balazo a ti que viví en la calle?", opina Nicole.

A los 19 años, quedó embarazada de un porteño 14 años mayor que ella, quien la dejó: "El bebé me pateaba la guata cuando yo tenía hambre, te juro que me pateaba cuando yo tenía frío. Es que mi guagua sentía lo mismo que yo… Es triste, pero a nadie le dicen que se puede ser pobre ya en la guata de la mamá".

Nicole se disculpa, dice que hacía un año que no derramaba una lágrima, pero recordar su parto la quiebra. "Cuando nació mi hija, me la quitó el Sename porque vivo en la calle, y ya pasó un año desde que no la puedo ver. Por eso ya he dejado casi todas las drogas, la única que aún me cuesta dejar es la paste base. Ya no consumo tolueno, ni bencina, ni aerosol, ni gas, ni neoprén, ni cocaína, ni marihuana, nada de eso, hasta dejé el copete", enumera.

Vejaciones en el puerto

"Con la Nico hemos visto cómo intentan forzar a mujeres a tener sexo, eso a veces pasa en Valpo. Una vez vimos a una cabra saliendo a poto pelado de un auto. Se la querían violar. La cabra quedó mal, al otro día apenas se acordaba de lo que había pasado", denuncia Miguel (33), también en situación de calle.

Tiene en los ojos una expresión ruda, pero al mismo tempo cansada. Dice que lo más difícil de vivir en las calles de Valparaíso es ver "prostituirse a cabros chicos para conseguir pasta base, cabros de 13 años, de 15 años. Y los viejos se los llevan a los cerros para afilárselos. No les importa que estemos nosotros mirando. Son puros viejos cuicos que llegan en buenos autos. Dan pena esos muchachos, están angustiados por la droga, llegan del cerro Barón, del Placeres, de Las Cañas, de esos lados aparecen. Es fuerte y no sale en la tele".

Según datos del Registro Social de Calle, actualizado a marzo de 2019, en la ciudad de Valparaíso hay un total de 282 hombres en situación de calle. Carolina González, jefa de operación social de Hogar de Cristo, opina: "Valparaíso es la segunda región del país con más personas viviendo en la calle. Por eso me parece inaudito que ninguna autoridad esté al tanto de los maltratos a los que están expuestos los más pobres del puerto. ¿Alguien sabe que a nuestras hospederías las personas llegan con moretones, a veces ensangrentados? Algo está pasando en Valparaíso y no lo queremos ver".

Durante la noche porteña, las vejaciones humanas laten al son del consumo de drogas baratas y el alcohol de mala clase. "Los mismos curados que salen de las discos te escupen, te mean, te tiran piedras o te despiertan para joderte, les da lo mismo. Pero la peor parte se la llevan los tatas, ellos machetean todo el día, llegan los flaites y les roban todo, las frazadas, los colchones, todo" comenta Miguel, quien desde los 26 años está en la calle cautivo de su adicción a la pasta base.

Para el alcalde de Valparaíso, Jorge Sharp, no hay dinero para evitar este tipo de abusos: "Nos parece importante indicar que en este momento, los recursos que el Estado y el gobierno central disponen son muy limitados. Ésta es una situación terrible que da cuenta del voraz capitalismo que afecta a nuestra sociedad, de lo fácil que es poder expulsar y ver a las personas como un problema".

Un 37% de las personas que viven en la calle indican como causa de su situación los problemas familiares. "Yo me perdí en las sombras del puerto, cuando mi papá murió de cirrosis. Ahí yo empecé a consumir pasta base, tenía como 14 años. Después estuve preso por robo y me tuvieron encerrado 9 meses en la cárcel de Valparaíso. Me tocó ver cómo mataban a un loco al lado mío, también escuché los quejidos de cuando se violaban a otro. Pero estar encerrado se parece caleta a estar libre en Valpo. En la cana te pegan los gendarmes, en Valpo te pegan los pacos, en la cana te tajean, en Valpo te agarran a cadenazos", dice Miguel.

Para Carolina González los únicos que "están haciendo algo son los vecinos, los voluntarios, todos los que salen por las noches a darles abrigo, a darles compañía, pero es peligroso, también han sido amenazados por los nazis, por los narcos".

Nicole y Miguel se despiden tomados de la mano. "La Nico ha sido mi cable a tierra, desde que nos juntamos hemos dejado de tomar, de fumar", dice Miguel. Nicole, agrega: "Ya llevamos dos años y seis meses, estoy enamorada. Es un buen hombre, nunca me ha levantado la mano".