redes de aeropuertos
Los países que han mantenido niveles de crecimiento económicos importantes han desarrollado infraestructura de aeropuertos y más de un aeropuerto internacional, como es el caso de Argentina con el Aeropuerto Internacional Astor Piazzolla, el Brigadier General Antonio Parodi y el de Puerto Iguazú, entre otros ejemplos de Latinoamérica. La actual noticia acerca de que se piensa hacer una nueva expansión del aeropuerto internacional de Santiago deja entrever dos situaciones: la primera dice relación con las estimaciones de demanda y la segunda, con un alto nivel de actividad que requiere más infraestructura.
El aeropuerto internacional de Santiago es para la cantidad de público del Chile de los 90, pero el flujo actual que recibe el aeropuerto demanda más infraestructura. Las estimaciones de demanda a 10 años son del orden de los 40 millones de viajes, es decir, la ampliación que hoy existe ya estaría en situación de congestión. No obstante lo anterior, no todos los viajes son de Santiago al mundo, dado que se debe pensar en viajes desde las regiones del país al mundo.
Chile necesita pensar en una red de aeropuertos internacionales, al menos en tres macrozonas, es decir, Macrozona Norte, Macrozona Central (con dos aeropuertos) y Macrozona Sur. Una red de aeropuertos con infraestructura adecuada para acceder a ellos.
Por otra parte, esta red de aeropuertos debe conectar las regiones con vuelos, entre ellas, sin tener que pasar por Santiago. Un primer paso en materia de aeropuertos sería completar la construcción de terminales aéreos para cada una de las regiones del país, con la finalidad de facilitar la llegada de compañías aéreas y, eventualmente, licitar la operación a cada firma como ocurre en la mayoría de los países del mundo, además de dotar de policía internacional y servicios agrícola y ganadero para darle las características de terminal internacional.
Las estimaciones de demanda son cruciales a la hora de licitar la construcción de una obra de infraestructura y en este caso de un aeropuerto. Sin embargo, desde el momento en que se presentan los anteproyectos hasta la etapa de las ejecuciones de las obras, pueden transcurrir fácilmente 10 años y por tanto las proyecciones de flujo de transportes de pasajeros ya serán superadas.
Esta tardanza en el proceso de licitación y construcción hace pensar en la necesidad de reformular el proceso, a fin de no paralizar las inversiones, evitar detener el desarrollo de la infraestructura del país y el crecimiento económico.
Volviendo sobre la idea del alto nivel de actividad del país, se requiere revisar las metodologías del Ministerio de Desarrollo Social de modo que no se trunquen ciertos escenarios de uso, en virtud de parecer poco probables bajo condiciones anteriores. En ese sentido, pongo como ejemplo la llegada de líneas aéreas de bajo costo que modificó por completo el mercado de vuelos aéreos del país, pese a que se carece de infraestructura para avanzar aún más en el desarrollo de la industria.
Recapitulando, la evolución de la demanda y alto nivel de actividad deben, al menos, ser criterios a considerar a la hora de establecer nuevas proyecciones de ampliación de la infraestructura de los aeropuertos en Chile y es de esperar que las metodologías de evaluación del Ministerio de Desarrollo Social consideren también los cambios tarifarios que van ocurriendo en los distintos rubros, de modo de no retrasar el crecimiento económico del país, porque los números no dan al correr una u otra aplicación metodológica.