Para muchas personas el nombre de Camila Morrone resuena única y exclusivamente como la novia de Leonardo DiCaprio. Sin embargo, la argentina de 21 años ya comienza a conquistar a la crítica especializada gracias a su rol en "Mickey and the bear".
La ópera prima de la directora estadounidense Annabelle Attanasio está siendo proyectada en la sección paralela ACID del Festival Internacional de Cannes. La película, de corte independiente, sigue a Mickey (Morrone), una adolescente tenaz que se ocupa de su padre, veterano de la guerra de Irak y adicto a los opiáceos. Ambos malviven en una casa rodante en la paupérrima localidad de Anaconda (Montana).
"The Hollywood Reporter" dijo de su actuación que era "extraordinaria", mientras que "Variety" destacó cómo la actriz "lleva hábilmente el filme sobre sus hombros".
Más que una cara bonita
Pese a haber debutado como modelo, el cine se le apareció desde su infancia como un camino natural, ello porque su madre, la actriz argentina Lucila Polak, mantuvo una larga relación con Al Pacino. "No tenía niñera, siempre iba con ellos y así empecé a interesarme. Me encantaba estar delante de la cámara y atraer su atención", confesó la actriz, cuyo padre es el modelo y actor Máximo Morrone.
Y aunque fue a una de las escuelas más famosas del mundo, Beverly Hills 90210, comentó que su infancia no fue la de una privilegiada. "Mis padres tenían dificultades como actores", contó, agregando que "viví en un estudio con mi padre durante años (...) Compartimos cama hasta mis 15 porque no tenía otro lugar donde dormir".
Esta relación marcada por las dificultades materiales le permitió meterse en la piel del personaje de Mickey, para el que también engordó y se transformó en una adolescente menos agraciada: "Quería que me vieran como una chica de una pequeña ciudad, sin maquillaje".
Es que para Camila Morrone uno de sus mayores retos es sacudirse la imagen de chica guapa. "Empecé a trabajar como modelo a los 15. Es el mejor empleo para una adolescente, ¡está tan bien pagado comparado con lo que ganaban mis amigas cuidando a niños!", recordó. Sin embargo, al llegar a los 18 decidió dejar la pasarela y su apartamento en Nueva York para volver a vivir a Los Ángeles con su madre, y empezó una "dura transición". "A la gente le cuesta mucho verte de una manera y luego cambiar de prisma", dijo.
Pero tiene claro que si otras actrices lo han logrado -como Charlize Theron- ella también puede hacerlo: "Le costó mucho y nadie la tomó en serio hasta que actuó en 'Monster', cuando engordó e interpretó el papel de su vida".
En busca del español
En su currículum, la actriz acumula sólo dos títulos más al ya presentado en Cannes, llamados "Death wish" y "Never goin' back". Y por ahora busca su nuevo proyecto en el cine y afirma que le encantaría interpretar en español.
"Les digo a mis agentes: '¡Por favor, búsquenme algo en español!'. Escuché que está Pedro Almodóvar" en Cannes. El manchego se encuentra en el certamen galo compitiendo por la Palma de Oro con su más reciente trabajo: "Dolor y gloria". "Lo voy a encontrar, voy a ir a su hotel y ¡llamar a su puerta!", anunció la actriz.
Ello, porque "estoy muy orgullosa de ser latina". "Mis padres sólo me hablaban en español desde que nací y si les hablaba en inglés tenía un 'time out' (un castigo)", comentó.
En medio del fervor laboral, Camila Morrone aprovecha su tiempo en la ciudad del sur de Francia para pasear con DiCaprio, quien también se encuentra mostrando dos trabajos en el certamen: "And we go green", un documental que ha producido sobre carreras de coches eléctricos (Formula E), que se proyectará este jueves; y "Once upon a time in Hollywood", película de Quentin Tarinto que se exhibirá hoy y ante la cual su director pidió evitar los spoilers (ver recuadro).
Pero el ganador del Oscar oculta muchos secretos. Uno de ellos es su talento como fotógrafo, ya que fue paparazzeado retratando a Camila con su celular, siendo inmediatamente catalogado como un devoto insta-boyfriend, aunque el resultado del esfuerzo del actor aún no se refleja en la cuenta de Morrone.
