En general, la creatividad no ha sido considerada en la formación de los ingenieros (Konstantinidou y Zisi, 2017; Talavera, 2015). Los planes de estudio, a lo sumo, han privilegiado los procesos de innovación y emprendimiento, requiriéndose un mayor desarrollo de los aspectos creativos asociados. En todo caso, habitualmente los programas realizados sólo se han canalizado a través de modalidades extracurriculares, que enfatizan lo motivacional, lo lúdico y lo participativo, no haciéndose cargo del desafío de llevar el proceso creativo al campo disciplinario de los ingenieros y al aula formal, lo que implica asumir e internalizar los métodos, estilos y desafíos propios de los ingenieros (Singh y Chaudhary, 2018).
Bases conceptuales
Una serie de elementos fundamentales, identificados en diversas dinámicas creativas realizadas en programas de formación universitaria, se estiman como relevantes a la enseñanza y aprendizaje de la creatividad en el campo particular de la ingeniería:
• Roles creativos: son necesarios para constituir equipos creativos, supone reconocer las diferencias cognitivas individuales de los estudiantes. Un aspecto esencial es distinguir las capacidades de pensamiento divergente y convergente disponibles o necesarias de desarrollar.
• Situación de inicio: debe seleccionarse cuidadosamente ya que constituye el punto de partida en la dinámica creativa. Puede corresponder a cualquier constructo, debiendo describirse detalladamente según la disciplina de ingeniería relevante.
• Proceso creativo: asegura principalmente el surgimiento de las nuevas ideas. Es posible -dada la naturaleza formativa y metodológica de los estudiantes- que se haga necesario un esfuerzo adicional en permitir que el pensamiento divergente surja y se mantenga aun cuando implique ideaciones "inicialmente ilógicas" en el contexto disciplinario existente.
• Objetivos creativos: permiten dirigir adecuadamente los esfuerzos creativos. La evidencia indica que en estudiantes muy convergentes o críticos es más conveniente dejar la posibilidad que produzcan ideas en forma libre y espontánea posponiendo la definición formal del objetivo. Esta situación debe evaluarse conjuntamente con la necesidad de definir un objetivo específico desde un inicio, lo que habitualmente enfoca y da comodidad al estudiante.
• Técnicas de provocación y de movimiento: para asegurar la originalidad y la elaboración y utilidad de las ideas propuestas, respectivamente. La evidencia indica que todas estas técnicas deben ser planteadas explícitamente en las dinámicas; en particular, las de provocación por cuanto pretenden forzar el pensamiento ilógico, lo que se ha apreciado como difícil de lograr si se deja sólo a la iniciativa de los estudiantes.
• Marco disciplinario: la experiencia señala la necesidad de precisar un marco de conceptos relacionado con la naturaleza de la situación de inicio (campo disciplinario). Como es obvio, la definición de estos conceptos debe realizarla el docente especialista en ingeniería, ya que de este conocimiento estructurado y compartido deben surgir nuevas ideas y propuestas específicas.
• Facilitador: para que interactúe con los estudiantes y asegure el desarrollo de las distintas etapas del proceso creativo. La experiencia sugiere que el facilitador (profesor) sólo debe limitarse a plantear la situación de inicio y el objetivo creativo, clarificar o propiciar el uso del marco disciplinario y, en su momento, generar las provocaciones adecuadas para incentivar la ideación.
La base didáctica esencial
Los conceptos antes expuestos son complejos e idealmente emergen en las interacciones sucesivas entre el profesor y los estudiantes, apreciándose que la metodología de Aprendizaje Experiencial representa adecuadamente dichas dinámicas dada su perspectiva inductiva. La evidencia empírica muestra que el diseñar a priori las sesiones creativas bajo esta metodología favorece los procesos de enseñanza y aprendizaje, en términos de auto - construcción de contenidos creativos, elaboración de ejemplos relacionados con la experiencia personal del estudiante, identificación de la necesidad de otros conceptos y auto - observación de las propias capacidades creativas.
Tanto los elementos conceptuales como pedagógicos resultan de primerísima importancia en el mundo del futuro ya que la creatividad ha sido establecida como la competencia crítica para el siglo XXI.