Con fuegos artificiales, tiroteos y largas caravanas de automóviles acompañando al cortejo fúnebre, los traficantes de drogas tratan de mostrar presencia, poder de fuego y de ese modo amedrentar a la población de barrios que controlan. Así, los "funerales narco", más que una legítima expresión de dolor, son un amenazante "téngase presente" a la comunidad, un indicador de poder y dominación.

Esta triste realidad, reiterada en Santiago, alerta en Viña del Mar. Se denuncia que en la comuna también se han registrado estos ritos con ocasión del velatorio y sepultación de algún delincuente.

Se trata de un capítulo más del avance de la droga en muchas poblaciones. Una dirigente de la Unión Comunal Achupallas-Santa Julia de Viña del Mar acusa que "la tranquilidad se ha acabado por el flagelo de la droga. De todos los sectores llegan denuncias y reclamos de que se escuchan balazos, la gente dice que 'llegó la droga'… No hacemos las denuncias, porque sabemos que nadie hace nada". Otra alerta proviene del populoso sector Forestal Alto, donde se da cuenta de un "funeral narco" efectuado el 30 de mayo. En su contraparte, la gobernadora María de los Ángeles de la Paz asegura que no existen denuncias al respecto. Bizantina discusión que parece no llevar a ninguna parte si la percepción ciudadana es que no se denuncia por miedo o porque nadie hace nada.

La situación también preocupa a los concejales Macarena Urenda y Jaime Varas (UDI), Laura Giannici (DC) y Marcela Varas (PPD), reflejando así un clima de creciente inseguridad fruto del narcotráfico y de la penetración que el flagelo tiene en todos los sectores sociales.

Y esta penetración genera importantes ingresos, tentadores para los grupos más desposeídos de la población. A la vez, el consumo es factor determinante en la delincuencia, pues se delinque para tener dinero y comprar drogas y se delinque también bajo el efecto de esas sustancias llegando a extremos de violencia y agresividad que culminan hasta en homicidios.

En lo puntual de los "funerales narco", Carabineros de Viña del Mar anuncia acciones con el fin evitar disparos o lanzamiento de fuegos artificiales. Por otra parte, esos fúnebres despliegues delictuales son la oportunidad para controles que permitan detener a prófugos de la justicia y detectar la presencia de armas o vehículos robados.

El problema es grave y debe ser atacado en varios frentes, desde el policial hasta el sanitario y educacional. Y no se puede omitir tampoco el tema del consumo excesivo de alcohol, umbral de la droga, precisamente cuando se denuncia un exceso de patentes para su venta en Viña del Mar. Pero un aspecto fundamental es la denuncia oportuna, individual o colectiva, facilitándola para despejar dudas, muchas veces justificadas, sobre la efectividad de esa acción.

Es posible pensar que la imagen de una entidad social de servicio a la comunidad se haya diluido un tanto en medio del borrascoso ambiente social que se vive en el presente. No obstante, los clubes rotarios han mantenido su vitalidad.

El rotarismo partió en Chicago, en 1905, con su creador Paul Harris y cuatro amigos. Hoy suman aproximadamente un millón doscientos mil y con sus obras de servicio público están presentes en casi 200 naciones en el mundo actual.

La solidez y extensión institucional fueron demostradas en campañas de nivel mundial, como fue el aporte resuelto de los clubes rotarios del mundo la reducción casi total de la poliomielitis. Otro tanto puede decirse de la campaña de cirugías a niños fisurados, todo eso sin contar con los apoyos locales que despliegan los clubes rotarios ante diferentes necesidades de sus comunidades.

En tal sentido, el Rotary Club de Viña del Mar ha destacado por sus obras de apoyo a la educación primaria viñamarina, su leal interés por los niños afectados por cáncer del Hospital de Viña del Mar, a la atención de ancianos de las Hermanitas de los Pobres, a la Escuela Popular de Artes de Achupallas y muchas otras obras en ayuda de las personas.

A lo anterior debe sumarse con justicia el "Futbolito", que en su segunda versión reunió a más 200 jugadores de entre 10 y 12 años, de diferentes comunas de la región, que además disputaron dos copas en reñidos encuentros. Fue un evento de organización impecable organizado por los rotarios, sus esposas y los entusiastas jóvenes colaboradores "rotaractianos".

El "Futbolito" fue un día memorable, porque a la fecha todo indica que hay intereses de numerosos otros clubes que están dispuestos a sumarse a este torneo infantil regional, cuya sede debería mantenerse en Viña del Mar. La iniciativa del "Futbolito" fue generada por el Rotary tuvo dos creadores que actuaron juntos: los expresidentes Hugo Figueroa y Cristián Castro, sin cuya dedicación aparecía como irrealizable. La fuerza y convicción de ambos puede dar a Viña del Mar un evento anual de notable proyección por deporte desde la niñez.

Y la ciudad ha reconocido siempre las obras rotarias mediante su partición en aportes de regalos o presencia en el evento, al hacer el bingo que organiza anualmente el Rotary Club viñamarino. El éxito del último de ellos, también en el pasado mes de mayo, así lo demuestra. El actual presidente, el catedrático Baldomero Estrada, condujo el proceso organizativo con eficiencia y tino justos de ser reconocidos. Y lo será cuando a fines de junio entregue el mando del Rotary Club de Viña del Mar con un nutrido balance de realizaciones.