Discapacidad y autismo
Se hace necesario seguir avanzando, en la senda de la dignidad humana, en donde las instituciones y profesionales nos pongamos al servicio de proyectos de vida plena. Lilia Siervo Briones, Directora Fundación Apoyo Autismo Chile
Fomentar la inclusión del estudiante con discapacidad y Autismo, se ha transformado en un gran desafío para las instituciones educativas, familias y comunidad en general, entendiendo que la educación es un objetivo básico en la atención de la diversidad humana.
Pero ¿en qué consiste aquello que llamamos educación inclusiva? La UNESCO, el año 2005, señala que la educación inclusiva puede ser concebida como un proceso que permite abordar y responder a la diversidad de las necesidades de todos los educandos a través de una mayor participación en el aprendizaje, las actividades culturales y comunitarias y reducir la exclusión dentro y fuera del sistema educativo. Lo anterior implica cambios y modificaciones de contenidos, enfoques, estructuras y estrategias basados en una visión común que abarca a todos los niños en edad escolar y la convicción de que es responsabilidad del sistema educativo regular educar a todos los niños y niñas.
El objetivo de la inclusión es brindar respuestas apropiadas al amplio espectro de necesidades de aprendizaje tanto en entornos formales como no formales de la educación. La educación inclusiva, más que un tema marginal que trata sobre cómo integrar a ciertos estudiantes a la enseñanza convencional, representa una perspectiva que debe servir para analizar cómo transformar los sistemas educativos y otros entornos de aprendizaje, con el fin de responder a la diversidad de los estudiantes. El propósito de la educación inclusiva es permitir que los maestros y estudiantes se sientan cómodos ante la diversidad y la perciban no como un problema, sino como un desafío y una oportunidad para enriquecer las formas de enseñar y aprender.
Para ello, Gerardo Echeíta, profesor titular de la Universidad Autónoma de Madrid, menciona que se hace necesario desarrollar políticas que promuevan aspectos relacionados con presencia, aprendizaje y participación favoreciendo de esta manera a los grupos más vulnerables del sistema educativo, así mismo, la educación inclusiva está basada en la igualdad y valía de todos los seres humanos, así como en la justicia que responde a la discriminación.
No obstante, aun nos queda un gran camino que construir, un gran camino que recorrer y pavimentar, así como el derribar muros, verdaderos muros invisibles que dificultan la inclusión, la participación y contribución de las personas con discapacidad intelectual y Autismo en el contexto educativo, y en igual medida, dentro de la comunidad. Es por ello, que se hace necesario seguir avanzando, en la senda de la dignidad humana, en donde las instituciones y profesionales nos pongamos al servicio de proyectos de vida plena, y donde sean éstas, las propias personas con discapacidad y con Autismo, las protagonistas de su destino; con apoyos ajustados y valorados, con políticas públicas de protección social a lo largo de todo el ciclo vital, con una escuela más amable y acogedora, y una comunidad que valore la diversidad, desde el paradigma de la justicia y solidaridad.
Por lo tanto, ¿Cuál es el camino bueno?, la comunidad es la clave, en donde todos, y cada uno, trabaje en la construcción de verdaderos puentes de inclusión, en la lucha contra el aislamiento de las personas con discapacidad y Autismo, por medio de una vida compartida con otras personas, desde la ética y el trato digno.