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Educación

La historia y los médotos que aplica el mejor profesor del mundo en kenia

COMPETENCIAS. Peter Tabichi es franciscano, científico y canaliza las energías y los talentos de sus alumnos a través de clubes. Antes de clases, visita sus casas para palpar sus problemas.
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EEfe/ Redacción

LOs clubes de tabichi

Su viaje y las huelgas

En la entrega del Global Teacher Prize 2019 en Dubái, cuando recogió el premio, Tabichi vistió su hábito religioso, que no usa a diario. "El color marrón de nuestro hábito se asocia con la tierra, que es un elemento de sencillez y humildad", afirma.

"Es el maestro el que tiene la obligación de descubrir cuál es el talento de sus alumnos. Y para eso hay que ser creativos, innovadores"

Peter Tabichi

Profesor de Kenia

28 de julio es la fecha límite para que profesores postulen a la cuarta versión del global Teacher Prize Chile.

Al final de una carretera polvorienta, en la remota aldea de Pwani, centro de Kenia, trabaja entre paredes humildes y verdes campos de cultivo el primer africano distinguido como el mejor profesor del mundo. Se llama Peter Tabichi y causó furor en Kenia en marzo al conseguir el Global Teacher Prize 2019, dotado con un millón de dólares.

"No solo se trata del éxito académico, sino también de hacer de ellos personas que puedan encajar en la sociedad, ciudadanos globales", explica sobre sus alumnos de la Keriko Secondary School este docente de 37 años que, además de profesor de física y matemática, es hermano franciscano y dona el 80% de su sueldo (casi 400 dólares) a su comunidad en Pwani, un lugar apartado y a menudo castigado por la sequía y la pobreza.

Este keniata nació en el suroeste del país, en el condado de Nyamira. Su mamá murió cuando él tenía 11 años y su papá era maestro en una escuela primaria. La infancia la pasó "en un contexto muy humilde" y experimentó en carne propia los métodos obsoletos de la educación tradicional, algo que tomó como un "desafío".

"Era una educación más basada en la teoría. Podían dibujar la flor en vez de enseñarnos una de verdad", recuerda.

Ahora, sin embargo, Tabichi usa la tecnología y métodos educativos innovadores para ampliar el horizonte de sus estudiantes, bromea con sus alumnos en clases, en aulas sencillas de paredes terrosas y zinc. Para enseñar los elementos de la materia, los invita a levantarse, a vibrar o permanecer congelados como lo harían distintos tipos de partículas.

Los jóvenes preguntan y estallan en carcajadas, porque todo está permitido en las lecciones del maestro. Su enseñanza desborda, incluso, el recinto escolar y lo lleva a visitar a menudo a las familias de sus alumnos. "Esta mañana, por ejemplo, he visitado algunas casas antes de venir al colegio", es algo que permite "entender la escena completa, ver las cosas escondidas", cuenta.

Si bien el condado de Nakuru no forma parte de las zonas más pobres del país, cerca del 95% de los niños del colegio donde ejerce Tabichi proviene de familias pobres y casi un tercio son huérfanos o solo tienen un padre, según la organización que concede cada año el galardón, la Fundación Varkey.

Algunos alumnos tienen que recorrer cada mañana largas distancias por caminos sin asfaltar para asistir a clases, como Salome Njeri, de 20 años, que camina unos 50 minutos.

Esta joven participa en el Club de Ciencia del colegio, fundado por Tabichi, y fue una de las seleccionadas para la Feria de Ciencia e Ingeniería de Kenia de 2018, tras inventar un dispositivo que permite a las personas ciegas medir objetos.

También fueron seleccionados para la Feria Internacional de Ciencia e Ingeniería, que se celebró en Arizona (EE.UU.) y donde obtuvieron el primer premio de su categoría. "Peter Tabichi fue nuestro mentor desde el principio, porque existe esta creencia de que las niñas no pueden hacer nada, y nos enfrentamos a muchos problemas, como que nuestros compañeros, especialmente los niños, nos desaniman. Él siempre nos dijo que podíamos llegar lejos", relata Njeri.

Tabichi ha formado otros clubes. "Deportivos, de Arte y de Paz. Es el maestro el que tiene la obligación de descubrir cuál es el talento de sus alumnos. Y para eso hay que ser creativos, innovadores", dijo hace pocos días al diario La Nación de Argentina, en una escuela de Fuerte Apache, donde estuvo de visita. "Uno de los proyectos que mejor han funcionado en mi escuela para mejorar el rendimiento de los estudiantes, para que puedan canalizar de la mejor manera posible toda esa energía tan característica de los adolescentes, fueron los clubes", agregó.

En sus lecciones, Tabichi enseña por un lado horticultura para combatir la inseguridad alimentaria de la zona y, por otro, emplea las tecnologías de información y comunicación. Por el momento, la escuela cuenta solo con un computador y una precaria conexión a internet, un problema que él quiere resolver con el dinero que incluye el premio.

El recinto incluye una bucólica y discreta arboleda surgida a iniciativa de Tabichi: plantar árboles en favor de la paz. Tras la violencia postelectoral que vivió Kenia en 2007, algunos estudiantes perdieron a familiares y, con la presencia de unos siete grupos étnicos distintos en las aulas del colegio, "tenía que buscar una manera de unirlos", así que fundó el Club de la Paz.

Tabichi aprovechará el premio para reivindicar la labor de los maestros y maestras en el mundo. Estuvo en Brasil y ahora llega a Chile, donde visitará el Liceo San Francisco en San Ramón. Si le preguntan por el paro docente, en Argentina respondió lo siguiente cuando le consultaron por las huelgas salariales: "Los salarios bajos de los docentes son un problema en muchos países. La profesión está desvalorizada. Es cierto que el incentivo económico es necesario (...), y es difícil decir cuánto debería ganar un docente, Pero así sean 100 dólares o 4.000, nunca hay que perder la pasión y el compromiso. Hay maestros que hacen un trabajo enorme, que son superhéroes en sus comunidades. El Estado debería pagar millones por cada uno de ellos".

algunos alumnos de tabichi transitan diariamente 50 minutos por caminos de tierra para llegar a clases en su aldea en kenia.

el club de ciencias de tabichi abrió el mundo a sus alumnos.

EFE/EPA/DANIEL IRUNGU

la keriko secondary school es pobre, pero no de las más precarias en kenia.

EFE/EPA/DANIEL IRUNGU

EFE/EPA/DANIEL IRUNGU