Luces rojas por todos lados. La crisis hídrica está instalada hace tiempo en la Región y ahora alcanza niveles alarmantes amenazando consumo humano, agricultura y ganadería. El déficit de lluvias llega al 75%, sin esperanzas de recuperación cercana. Mirando más arriba, tenemos sólo un 28% de nieve acumulada en relación al año pasado.
Atacando uno de los flancos de la crisis, el Gobierno ha decretado emergencia agrícola, lo que permite destinar recursos públicos para asegurar el riego a unas 100 mil hectáreas de cultivos y apoyar con forraje a 2.500 propietarios de unas 50 mil cabezas de ganado.
Pero como la crisis no es sólo del agro, no hay que olvidar el consumo humano, el cual no estaría asegurado, advertencia de Luis Murillo, gerente general de la sanitaria Esval.
Sobre el mismo punto, el intendente Jorge Martínez señala que el embalse de Peñuelas está totalmente seco, en tanto Los Aromos, gran fuente de abastecimiento para la población, se encuentra con un 25% de su capacidad, mientras otros reservorios alcanzan sólo el 50%.
La verdad es que por años hemos vivido confiados en la generosidad de San Isidro, dejando para mañana políticas consistentes para conservar el agua.
Así, por ejemplo, está pendiente una interconexión entre la captación de Concón y Los Aromos que permitiría alimentar el embalse con aguas invernales que se pierden en el mar del Aconcagua. Esta obra, con un costo de $ 20 mil millones, aseguraría el abastecimiento veraniego de la población. En este caso el derroche anual de las aguas del Aconcagua llega a 800 millones de metros cúbicos que van al océano. Generalizando el tema, el Presidente Sebastián Piñera afirmó en su último mensaje que el 83% de las aguas de nuestros ríos tienen ese final.
Las tareas pendientes son concretar y acelerar siete embalses anunciados, mejorar las canalizaciones, construir nuevos pozos, hay 33 pendientes, continuar con el proyecto de infiltración de acuíferos y, en general, tecnificar el riego.
Con franqueza, el intendente reconoció que "esta región nunca ha tenido una política de embalses". Las obras en marcha anunciadas por el Presidente se ejecutarán en un plazo de tres o cuatro años.
Decretar emergencia agrícola y destinar recursos era urgente y necesario, pero es una solución de parche para apagar a medias el incendio. Hay que aprovechar con eficiencia y transparencia los recursos, nunca suficientes, pero tras el respiro que puedan dar las medidas del momento y la posibilidad de años lluviosos, la experiencia actual llama a sacar el máximo provecho del recurso hídrico, conservarlo y ahorrarlo, responsabilidad colectiva de autoridades, empresarios de todos los niveles y también de los consumidores individuales generalmente indiferentes ante ese derroche que significa la eterna gotera.