Fue una de esas mañanas, si se quiere, esperanzadoras la de ayer en el Parque Cultural de Valparaíso -la excárcel pública-, hasta donde llegaron convocados por la PUCV y El Mercurio el presidente de la EPV, Fernando Ramírez, el ministro de Vivienda y Urbanismo, Cristián Monckeberg, y el presidente de la Cámara Aduanera, Felipe Serrano, para exponer y conversar sobre ese tan necesario nuevo pacto que necesita la ciudad para sacar adelante, ya no uno, dos o tres proyectos específicos, sino que, al final del día, su propia subsistencia.
Precisamente, Valparaíso sigue siendo Valparaíso no únicamente por su puerto, sus cerros, sus playas, su bolsa de comercio o por contar con el diario en habla hispana más antiguo del mundo, sino por su gente y la suma de todos sus factores. Para quienes ya están cansados de aquella máquina de impedir instalada en la ciudad, más que gratificante debe ser ver al alcalde Jorge Sharp sentado en la misma mesa con el almirante (r) y actual director de EPV, Jorge Arancibia; de qué manera el presidente de la estatal portuaria se da el tiempo de agradecer a la senadora Isabel Allende por haber prestado oído a su ambiciosa apuesta de cambiar la relación puerto-ciudad; o la complicidad que pueden mostrar el senador Lagos Weber y el ministro Monckeberg, un tipo este último con una visión clara de que la única manera de sacar esto adelante es haciéndolo todos juntos, integrando a las cooperativas (Carmen Bahamondes y Paihuén del cerro Barón, ¡presentes!), a los camioneros (como el presidente de Fedequinta, Iván Mateluna, siempre opinante), al concejal-rockero-arquitecto Daniel Morales y su mellizo Reyes, al exalcalde Castro, que algo debe saber tras ocho años en el municipio, a ese lujo de rector que es Elórtegui, a Weinreich de TPS, que llegó al PCdV antes de que éste abriera; a la Armada, a la enviada especial del cura Bravo y tantos otros que han optado libre y consideradamente por no excluirse de esta apuesta.
¿Hablemos de cosas concretas? El Paseo del Mar es algo concreto y que tiene a mucha gente entusiasmada con un proyecto de 11 hectáreas y una inversión de $ 18 mil millones, la remodelación de la avenida Argentina también lo es, y la recuperación del barrio Almendral y su Plan Maestro 2020.
Para seguir, la pregunta planteada por Fernando Ramírez: "Chile necesita al puerto de Valparaíso, ¿está Valparaíso dispuesto a mantener su puerto?" La sentencia y la cuestión son sencillas. La o las respuestas, quizás no tanto. Pero en eso estamos quienes nos levantamos cada mañana soñando con un Valparaíso mejor. Dialogando, escuchando e insistiendo. Que rezar, como decía Aldo Francia, ya no parece suficiente.
A los operarios de la máquina de impedir que tiene a la Región con metástasis de odiosidad y que niegan lo evidente en función de intereses políticos que ni siquiera vienen a cuento, les deseamos unas muy felices Fiestas Patrias y que sigan en lo suyo. Quizás algún día consigan un "me gusta" o un click en sus redes sociales. O tal vez un par. No pierdan la fe, muchachos.