Batalla perdida
El Gobierno perdió una nueva batalla. La aprobación por la Comisión de Trabajo de la Cámara de Diputados del proyecto de ley de 40 horas es, a lo menos, una derrota para el oficialismo. Si bien el Gobierno se encuentra amparado de cifras, estudios e incluso la opinión favorable de técnicos de oposición, como Rodrigo Valdés, exministro de Hacienda, y Vittorio Corbo expresidente del Banco Central, no bastó para convencer a la comisión. ¿Qué falló entonces? La comunicación.
El proyecto de flexibilidad laboral fracasó en la conquista de corazones, tanto en la DC (pues el voto del diputado Silber fue determinante) cómo en la población. La derecha tiene ideas y respaldo, pero carece de una estrategia comunicacional moderna, amena y cercana.
José Luis Trevia
Populismo
Preocupante es ver cómo nuestro país, otrora ejemplo de políticas públicas bien ejecutadas, donde los técnicos y las partes involucradas eran escuchados en el trámite legislativo y tomados en cuenta, hoy se transforma en el caldo de cultivo de un populismo feroz. Políticos de izquierda y derecha dejan de escuchar la academia, la ciencia y los datos, para dar paso a un populismo desenfrenado que sólo da réditos inmediatos y que causará un tremendo daño a un país que le ha costado tanto mantenerse en la senda del progreso hacia el desarrollo.
Nuestro país tiene que darse cuenta que el crecimiento sostenido, las políticas de Estado, la gradualidad y el consenso son el único camino que nos llevará a una sociedad más igual, más productiva y más feliz. Los que prometan cambios de golpe, proyectos "bonitos" y que digan que cambiarán la vida de las personas de la noche a la mañana, causarán un enorme daño al país, su economía y su imagen. Es de esperar que políticos, que por tradición han sido moderados, no se vean contagiados por lo que a veces pareciera un vicio.
Chile necesita crecer y mejorar sus pensiones, no bajar sus horas trabajadas. Chile necesita capacitar a sus trabajadores para los nuevos empleos, no más semanas de vacaciones. Chile necesita mejores salarios, no más bonos. Chile necesita más reinserción no más armas en los hogares.
Maximiliano Urenda Ossa
La verdad
Antaño decir la verdad era una virtud, hoy es criticable, lo que le pasó al Presidente Bolsonaro al responderle a la Alta Comisionada ONU.
Luis Toledo Valdés
40 horas
Son tantas las opiniones que han surgido por la tramitación del proyecto de las 40 horas, las buenas, las más o menos y las malas...
Es de esperar que de ser aprobado y tras un tiempo de su puesta en práctica, sus promotores asuman sus responsabilidades en caso de no cumplirse con lo que prometieron y no pase lo mismo que con la pasada Reforma Tributaria, que prometía tantos beneficios, pero que al final se tuvo que modificar para su correcta aplicación. Hasta hoy sus creativos y promotores no han asumido sus responsabilidades ante los chilenos y terminaron trabajando en el extranjero. De los chilenos, bien gracias.
Luis Enrique Soler Milla
Jornada laboral
Reducir por ley la jornada laboral de las personas de 45 a 40 horas de trabajo semanal, fijando 8 horas de trabajo diario de lunes a viernes, dejando libres sábado y domingo, supone una modificación estructural del escenario país en que se desenvuelve la economía nacional. Traerá consigo efectos diversos, buenos y malos, según quien salga afectado por el resultado.
Lo primero a subrayar es que los principios de la economía (una ciencia) no cambian por la dictación de una ley, aprobada en el Congreso por una determinada representación política mayoritaria. Lo que sí cambia con fuerza, para bien o mal, es la conducta a la que quedan obligados los agentes, familias y empresas que participan de la economía.
Disminuir horas laborales (11%), si nada más cambia, significará una caída en la producción, menor crecimiento, baja creación de trabajo, mayor escasez, alza de precio de mercancías y menor competitividad internacional. Ganar igual sueldo por menor jornada laboral implica alza del salario hora (parece bien). Al subir el costo del trabajo las empresas sustituirán trabajadores por tecnología, originando despidos, caerá el poder adquisitivo (parece mal).
Lo razonable es posponer la disminución de la jornada, teniendo presente la delicada situación del país: alicaído crecimiento, tendencia a la automatización, menores ventas del comercio, empleo informal y desempleo significativo, pensiones insuficientes, lagunas previsionales, inmigración, guerra comercial, menor precio del cobre, expectativas desfavorables, etc.
Jaime Salazar Rojas