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Cuatro detenidos en protesta contra proyecto en sector de Paso Hondo

QUILPUÉ. Agrupación irrumpió en predio cuando se realizaban faenas.
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Un grupo de cuatro personas, entre ellas Gissela, la hija del diputado Daniel Verdessi (PDC), fueron detenidas ayer en la mañana, cuando protestaban por la realización de obras para un proyecto inmobiliario en una zona que, según los manifestantes, debería resguardarse por la presencia de bosque nativo y riqueza arqueológica.

Reunidos en la "Agrupación Paso Hondo Nativo" y con el apoyo del PDC local y del diputado Diego Ibáñez (CS), algunos vecinos del sector se oponen a las obras previstas en dos terrenos ubicados en dicho sector de Quilpué. Por ello, ingresaron un recurso de protección ante la Corte de Apelaciones de Valparaíso, en contra de las inmobiliarias Vista Sol SPA y Almendral SA, en el cual pedían al tribunal "resguardar el derecho de estos recurrentes a vivir en un medioambiente libre de contaminación".

Debido a que la Corte no aceptó la Orden de No Innovar que exigía una paralización de obras en el lugar, un grupo de 10 vecinos ingresó ayer a uno de los predios donde trabajadores de las empresas a cargo realizaban labores de despeje del terreno con maquinaria mayor.

Detención

Tras irrumpir en dicho lugar e intentar frenar las faenas en curso, cuatro integrantes de la agrupación fueron detenidos por Carabineros.

Los vecinos aseguraron sentirse con impotencia al ver cómo las máquinas estaban talando los árboles, lo que calificaron como un impacto negativo para el medioambiente local. "No queremos ser otra zona de sacrificio más", dijo Elsa López Leal, habitante del sector desde hace más de 20 años.

Desde su cuenta en Twitter, el PDC de Quilpué criticó el accionar policial y apoyó a los detenidos, a quienes identificó como Gisella Verdessi, Matías Palacios, Paulina Collao y su pareja, Álex.

Reacción diputados

El hecho también provocó la reacción del diputado Diego Ibáñez, quien dijo que la acción de Carabineros fue violenta y represiva, y acusó a las empresas de ignorar la causa judicial que se sigue en la Corte de Apelaciones de Valparaíso.

"Vamos a interponer un recurso de reposición contra la resolución que rechazó la Orden de No Innovar, ya que estamos seguros que acá existían los méritos suficientes para que fuera aprobada", dijo Ibáñez.

En tanto, el diputado Daniel Verdessi expuso que "esta mañana aparecieron máquinas cortando árboles de gran valor y que están en riesgo, y hay que considerar una zona arqueológica. Lo que han hecho estos dirigentes es protestar ante la injusta acción que destruye flora nativa altamente vulnerable".

Verdessi se reúne con Conaf

El diputado Daniel Verdessi se reunió ayer con el director ejecutivo de Conaf, José Manuel Rebolledo, para solicitar la revisión de los antecedentes que permitieron a la intervención del bosque esclerófilo en el sector de Paso Hondo, en Quilpué. A su juicio, la empresa está haciendo una tala ilegal del bosque, ya que en el lugar hay especies nativas vulnerables y se trataría de un sector de interés arqueológico. El parlamentario, integrante de la Comisión de Medio Ambiente, agregó que "hemos hablado con el director para explicar que el terreno no cumple con los preceptos para ser aprobado, como problemas de pendientes y la presencia de flora y fauna que está con protección".

"Aparecieron máquinas cortando árboles de gran valor y que están en riesgo. Lo que han hecho estos dirigentes es protestar ante la injusta acción que destruye flora nativa"

Daniel Verdessi, Diputado (DC)

Arzobispado de Santiago, a dos años de la llegada de 33 refugiados sirios a Villa Alemana:

"Las familias están conscientes de que el programa se cierra, lo que no quiere decir que sea un proceso fácil"

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Cristián Rodríguez F.

Dos años cumplirán el próximo sábado 12 de octubre las siete familias de refugiados sirios que en 2017 llegaron a vivir a la comuna de Villa Alemana como parte del Programa de Reasentamiento que encabezó el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur), en conjunto con la Vicaría Pastoral Social Caritas del Arzobispado de Santiago y el Estado de Chile, a través del Ministerio del Interior.

La fecha, sin embargo, no sólo será simbólica: tal como estaba previsto, ese día el programa culminará formalmente, obligando a los 33 extranjeros residentes en la comuna a desempeñarse de manera particular. En lo concreto, las familias dejarán de recibir un aporte económico que comenzó en los $ 500 mil mensuales y que fue disminuyendo gradualmente tras el primer año, además de otras ayudas sociales.

Es el cierre de una etapa de la cual los refugiados están conscientes, según explicó la jefa del Programa de Refugio de la Pastoral Social del Arzobispado de Santiago, Ana Luisa Muñoz, pero que no ha impedido que reine la incertidumbre a medida que se acerca la fecha.

- ¿Cuál es el balance de los años del programa de refugiados?

- Es un balance positivo. Las familias han logrado desplegar muchas de sus habilidades y capacidades y algunas han podido construir sus proyectos de vida. Por supuesto que para otras ha sido más difícil porque los procesos de integración toman mucho tiempo. Si bien este programa los acompañó por dos años, les queda harta tarea que seguir haciendo, aunque hay una serie de avances que nos permite estar tranquilos por el trabajo sistemático y responsable que se hizo.

- ¿Cómo ha sido la integración educacional, laboral y social?

- Todos los niños en edad escolar, por ejemplo, están insertos en el sistema, lo que es algo no tan fácil de lograr porque ellos tienen una cultura completamente distinta a la nuestra, con una barrera lingüística importante. Ha servido también que las familias tuvieran un proceso de aprendizaje de la lengua, que les ha permitido comunicarse -de una forma bastante básica- y poder resolver distintos temas. En el tema social también han logrado vínculos importantes con vecinos. Una de las familias de Villa Alemana, por ejemplo, cuando ha tenido que celebrar cumpleaños lo ha hecho con los vecinos. La comuna es relativamente pequeña, muchos de ellos llegaron a vivir al mismo condominio y eso permitió un acompañamiento importante.

- ¿En el área laboral se han conseguido trabajos dependientes?

- Hay personas que han logrado insertarse en trabajos dependientes y son justamente los que han tenido un mayor avance en el aprendizaje del lenguaje. Las familias también hicieron procesos formativos para levantar sus propios proyectos de negocio como emprendedores. Lamentablemente, no todos están hoy con trabajo y por eso hemos tratado de promover que, aparte de sus negocios, traten de buscar un trabajo con contrato, aunque sea de media jornada, porque eso les ayuda a generar una autonomía financiera.

- En el caso del Arzobispado, ¿qué va a cambiar una vez que el programa se termine?

- Nosotros contamos con un equipo interdisciplinario con trabajadores sociales, intérpretes y mediadores culturales en cada comuna. Eso se termina ahora y ellos ya no van a contar con esas prestaciones. Ahora, nuestras puertas van a seguir siempre abiertas, pero no podemos asumir un compromiso directo de continuidad como el programa, porque no es posible en términos financieros. Pero tampoco es que se vayan a quedar en el abandono, porque van a seguir siendo refugiados.

- ¿Y ellos están conscientes del proceso nuevo que comienzan?

- Están conscientes, pero no quiere decir que sea fácil. Ya hemos podido observar que han aparecido algunos cuadros de angustia y de ansiedad, que esperábamos. Claramente, hay un poco de temor al sentir que les toca enfrentar esto solos, pero estamos tranquilos y confiados de que en estos dos años pudieron desplegar sus propias capacidades.

- ¿Ustedes están confiados de que ellos podrán vivir como cualquier familia en el país?

- Sí, porque dos años de acompañamiento es un tiempo significativo. Creemos que están capacitados y cuentan con redes importantes, como la del municipio de Villa Alemana, pero como dije, lo clave es que puedan contar con autonomía financiera. Si no logran un trabajo estable, por supuesto que va a ser complejo vivir en un país que, además, es caro.

- ¿Han manifestado su voluntad de mantenerse viviendo acá?

- Hoy sí, porque al principio hubo algunas dificultades. No hay que olvidar que ellos siguen en comunicación con sus familias y cada vez que ocurre algo se gatillan dolores. Por eso si es que en un tiempo quieren regresar a su país, espectacular. El éxito del programa no se medirá en base a si se quedan o no, sino en que fuéramos capaces de dar una respuesta solidaria a una crisis humanitaria y permitirles vivir tranquilos y en paz. Y eso se logró.

"Hemos podido observar que han aparecido algunos cuadros de angustia y de ansiedad, que era algo que nosotros esperábamos. Claramente, hay un poco de temor al sentir que les toca enfrentar esto solos" "Si ellos quieren regresar a su país, espectacular. El éxito del programa no se medirá en base a si se quedan o no, sino en que fuéramos capaces de dar una respuesta solidaria a una crisis humanitaria"