Comerciantes de Valparaíso, nuevamente maltratados por los saqueos, anuncian una demanda contra el Estado por incumplir su deber de garantizar el orden y la seguridad pública. Esto, ante la reiteración de esos delitos en la tarde del lunes en el sector Bellavista- Ecuador, en que tres locales fueron asaltados por una turba en medio de nuevas manifestaciones.
El presidente de los locatarios de la subida Ecuador, Raúl Rojas, afirmó que más de 200 comerciantes porteños suscribirán la demanda. Esta acción se suma a las ya iniciadas por Walmart, propietaria de la cadena de supermercados Lider, gravemente afectados a lo largo del todo el país.
Independientemente del daño económico que significan incendios y saqueos de negocios grandes y pequeños, junto a problemas de abastecimiento de la población, aparece el desempleo, pues muchos de los comerciantes afectados no tienen capacidad para solventar los sueldos del personal.
Precisando el tema, Rojas informó que en el sector ya hay 120 despidos y varios locales han cerrado definitivamente.
La falta de protección que denuncia el comercio da cuenta que la autoridad, concretamente Carabineros, ha sido sobrepasada. Lo anterior supone que la acción policial no es lo suficientemente eficaz para controlar el orden público. ¿Qué falto? ¿Más personal, estrategia, elementos disuasivos, inteligencia…?
Ante las acciones judiciales el Estado debe responder dando cuenta de las medidas aplicadas, incluso el estado de excepción suspendido que, en algún momento, estuvo a punto de ser retomado.
Paradojalmente, cuando los afectados por los hechos de violencia en sus actividades, en su seguridad y en su salud física y mental se quejan por desprotección, desde otro frente se condena la acción policial desconociendo que esa acción es una respuesta al masivo de vandalismo. Se exhiben lamentables casos de graves lesiones y excesos en la represión, exigiendo sanciones administrativas y penales.
En esta compleja situación, donde hay muchos matices, destaca una campaña contra las policías con permanentes agresiones, consignas cargadas de violencia y con el apoyo de voces autorizadas que se suman al coro de lo "políticamente correcto", esgrimiendo la violación a los derechos humanos, pero sólo de un sector.
Ante esa realidad, la acción de la autoridad queda en los hechos inhibida y limitada, pues cualquier acción puede ser esgrimida en su contra olvidando el contexto, donde la violencia masiva es pública, notoria reiterada y hasta justificada.
¿Deberá el Estado responder por los daños al comercio de Valparaíso, de Reñaca, de Viña del Mar o de las cadenas de supermercados? Difícil decisión para los tribunales que, téngase presente, también son parte del Estado.