Tendiendo puentes
"¿Podemos cambiar el futuro por un Chile sin exclusión, sin injusticia? De todas maneras, pero esto sólo ocurrirá cuando entendamos que el mejor desarrollo de cada uno de nosotros depende exclusivamente de la calidad de los puentes entre nosotros" Raúl Perry, Director Social de la Fundación San Carlos de Maipo
Lo ocurrido recientemente nos mostró quizás lo mejor y peor de nosotros mismos, y es un espejo de la profunda dualidad que como seres humanos enfrentamos día a día. Nos mostró violencia y deshumanización del otro, quien es alguien tan digno de amor como yo mismo. También fue una semana en la que los actores políticos fueron capaces de llegar a un acuerdo para poner la paz delante de cualquier consideración, de postergarse por un fin mayor.
Si algo nos deja este proceso que estamos viviendo es que, como sociedad, hemos destruido los puentes que permiten tender espacios de comunicación para integrar estas dualidades. No sabemos sentir rabia y, al mismo tiempo, validar como ser humano a quien sentimos es el responsable de ésta. No sabemos negociar sino para derrotar al otro. Solemos dialogar en busca del error en la propuesta de nuestro interlocutor, no en la búsqueda de la construcción de una solución común. Sentimos que el problema es de otros, y que otros son los causantes de nuestros problemas, sin darnos cuenta que, humildemente, debemos reconocer que somos tanto parte del problema, como parte de la solución.
Por eso resulta curioso, e incluso paradigmático, que en el centro del trabajo de prevención social que realiza la Fundación San Carlos de Maipo encontremos elementos que son tan necesarios para un nuevo Chile. En nuestro programa ICPS, orientado a prekínder, se le enseña a los niños y niñas la diferencia entre las palabras "y" versus "o", para que después ellos entiendan que la justicia es aquello que es bueno "para ti y para mí", no "para ti o para mí". En programas orientados a padres y madres de adolescentes hemos aprendido la tremenda diferencia que hay al comunicarnos con nuestros hijos e hijas usando expresiones como "tú eres flojo", "tú eres desconsiderado", lo que descalifica y estigmatiza, versus el "yo me siento cansado porque no puedo contar contigo", o "yo me siendo triste porque mi opinión no te interesa". En programas orientados a niños escolares, hemos aprendido que el respeto se enseña de la misma manera en que se enseña a sumar y, por lo tanto, si no intencionamos ese aprendizaje, no ocurrirá. En programas orientados a la comunidad hemos aprendido que el desarrollo de una visión común sólo se logra cuando, como colectivo, somos capaces de ponernos de acuerdo, incluso en la manera en que tomaremos acuerdos.
¿La violencia engendra más violencia? Sin lugar a dudas. ¿Somos o hemos sido parte de esta violencia? Completamente, todos tenemos un rol en esta historia, porque todos compartimos esta comunidad llamada Chile. ¿Podemos cambiar el futuro por un Chile sin exclusión, sin injusticia? De todas maneras, pero esto sólo ocurrirá cuando entendamos que el mejor desarrollo de cada uno de nosotros depende exclusivamente de la calidad de los puentes entre nosotros. Sólo en dichos puentes podremos construirnos a nosotros mismos y podremos cerrar nuestras dualidades para encontrar la paz.