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Polémica ceremonia del Nobel de Literatura 2019

LITERATURA. Protestas pacíficas, ausencia de autoridades y académicos marcó Gala donde se premió a Peter Handke.
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F. Arbulú / Agencias

Una ola de indignación se produjo en los Balcanes y en otras partes del mundo en octubre pasado, luego que la Academia Sueca nombrara al austriaco Peter Handke como ganador del Premio Nobel de Literatura 2019. ¿La razón? Su apoyo público a Slobodan Milosevic, político serbio que murió en su celda en 2006, mientras era juzgado por genocidio y crímenes de guerra y lesa humanidad cometidos durante las guerras en Croacia y Bosnia (1991-1995) y Kosovo (1998-1999).

De allí que se esperara que la ceremonia de entrega de los premios, que se realizó ayer en la Sala de Conciertos de Estocolmo, hubiese protestas en contra del autor de "El miedo del portero al penalty". Previo al inicio de la gala, la organización de derechos humanos alemana Sociedad de los Pueblos Amenazados (STP) realizó una manifestación simbólica -con sólo dos personas- en la que pidió que el escritor se distancie "públicamente del régimen criminal de Slobodan Milosevic y que se disculpe con las víctimas".

Duras críticas

Se trató de una protesta limitada por el perímetro de seguridad que rodeaba el edificio y que antecedió a una convocatoria fijada para el cierre de la ceremonia en la plaza Norrmalstorg de Estocolmo.

Fueron entre 500 y mil personas las que se congregaron el lugar, blandiendo banderas bosnias y portando brazaletes blancos, como los que los serbios de Bosnia obligaron a llevar a los no serbios en 1992. Durante la protesta subieron al estrado sobrevivientes de la guerra de Bosnia y representantes de la fundación Madres de Srebrenica.

Premiar a Handke fue una "mala decisión", declaró a AFP Ernada Osmic, una refugiada bosnia que llegó a Suecia en 1995 con su hija. "Tiene derecho a escribir lo que quiera. El problema es que está siendo honrado por sus escritos", reaccionó por su parte la organizadora de una de las manifestaciones, Teufika Sabanovic.

Pero el escritor de "Desgracia impeorable" tuvo que soportar también la animosidad de las autoridades. Los embajadores de Kosovo, Albania, Turquía y Croacia no asistieron a los festejos y el Presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, se manifestó indignado por este Nobel que, a sus ojos, "no tiene ningún valor". "Entregar el premio Nobel de Literatura el día de los derechos humanos a un personaje que niega el genocidio en Bosnia-Herzegovina es como premiar las violaciones de los derechos humanos", declaró a la televisión de su país.

En Sarajevo, capital Bosnia, una asociación de víctimas de la guerra erigió un gran cartel electrónico en el que se retrataba a Handke como un villano de pie junto a calaveras. "Como ciudadano de Sarajevo, estoy horrorizado con esto. Él niega el genocidio, afirma que el genocidio no ocurrió en Bosnia. Nunca olvidaremos esto", dijo Senka Tinjak, residente de Sarajevo.

Hasta dentro de la Academia Sueca el premio a Handke provocó problemas. Una miembro del comité Nobel de Literatura anunció a principios de diciembre que dimitía a causa del laureado; y el viernes, horas antes de que Handke diera una rueda de prensa, Peter Englund anunció que "no participaré en la semana del Nobel este año. Celebrar el premio Nobel de Peter Handke sería pura hipocresía por mi parte".

El secretario perpetuo de la Academia Sueca entre 2009 y 2015, cubrió los conflictos de los años 90 en los Balcanes para diarios suecos.

La decisión de galardonar a Handke se basó en el "ingenio lingüístico, exploró la periferia y la singularidad de la experiencia humana" en su obra, según explicó la Academia en su momento, la que alabó a "uno de los escritores más influyentes de Europa desde la Segunda Guerra Mundial".

La institución, que siempre ha defendido que trabaja para que la política no se inmiscuya en su actividad, no tuvo muchas opciones esta vez. Ello, a pesar de que el presidente del comité Nobel de Literatura, Anders Olsson, insistió en que Handke "no es un escritor político".

Ceremonia normal

Previo al inicio de la ceremonia, Peter Handke, de 77 años, aseguró que no esperaba tanta animosidad en su contra por la concesión del premio y que ha sido difícil soportar los ataques y críticas por su posición pro serbia.

"No, no. Uno no se espera las cosas malas. Uno puede imaginarlas, pero, al final, son siempre peores", dijo al ser consultado al respecto por la emisora serbobosnia RTRS.

Dijo que al recibir la noticia del galardón sintió "tanto paz como energía". "Pero entonces, en determinado momento, se volvió difícil por todos esos ataques. Yo no soy masoquista", agregó.

Peter Handke fue presentado por Olsson como un escritor "profundamente contemporáneo, que debe hacer frente a un patrimonio paterno distorsionado por la ocupación nazi de Austria en la guerra. Representa a un linaje materno esloveno, lo cual motiva su mito antinacionalista de su origen", destacando que ha influido en "varias generaciones de escritores" de la Europa de posguerra".

El autor recibió el galardón de manos del rey Carlos XVI Gustavo durante una ceremonia en la que también estuvo presente la polaca Olga Tokarczuk, psicóloga de formación y militante de izquierda, ecologista y vegetariana, y elegida como la ganadora del Nobel de Literatura 2018, cuya entrega fue eclipsada por la polémica del austriaco.

De la escritora, el miembro del comité Per Wästberg dijo que "no se aparta de la verdad desagradable, ni bajo amenazas de muerte", en referencia a las críticas formuladas por grupos de extrema derecha cuando publicó "Los libros de Jacob", que revisita la historia del país. Wästberg destacó que Tokarczuk es "una de las escritoras de prosa más originales de nuestro tiempo, con nuevas formas de ver la realidad".

La gala, además, contó con todos los laureados de las otras categorías, excepto la de la Paz, cuyo galardón se entregó en Oslo al ministro etíope, Abiy Ahmed, por la reconciliación llevada a cabo con Eritrea. Las celebraciones culminaron con un banquete al que fueron invitadas 1.200 personas elegidas al azar.

En la mesa de honor del banquete, organizado en el Ayuntamiento, Peter Handke se ubicó en la zona más alejada de la familia real. A diferencia de Tokarczuk, quien cenó junto al rey y al príncipe Daniel, esposo de la princesa heredera Victoria, y estuvo sentada frente a la reina Silvia.

"Entregar el premio Nobel de Literatura el día de los derechos humanos a un personaje que niega el genocidio en Bosnia-Herzegovina es como premiar las violaciones de los derechos humanos".

Recep Tayyip Erdogan, Presidente de Turquía

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