Matemos la "viveza"
Patricio Young , Asistente social, magíster en Sociología
El vivo es el que se aprovecha de cualquier cosa para su beneficio. No le importan los demás y el daño que ocasiona. Si bien existen en muchos países, la diferencia es que en Chile "el avivarse" es considerado casi como una "virtud". Lo valoramos, lo aplaudimos, lo reconocemos y apreciamos, hasta nos cae en gracia.
¿Cómo lo haces? ¡Qué genial! ¿Cómo lo puedo hacer yo? ¡Y el que no se aviva es tonto!
Este aprovechador es el que se colude, paga el mínimo de impuesto posible, justificándose que no le quiere dar plata a los políticos corruptos, como si él fuese una blanca paloma. Le da lo mismo la suerte de los demás o la injusticia que provoque. Cualquier resquicio legal que lo beneficie, bienvenido, para eso cuenta con ejército de abogados y contadores que lo ayudan.
Por otro lado, hay quienes se aprovechan de las fichas sociales y falsea su información para obtener beneficios que no le corresponden, que consigue subsidios y se las ingenia para tener más de una vivienda, y si no, participa de tomas para hacer negocio después con los terrenos. Es el dirigente que no está pensando en quienes los eligen, sino en cómo beneficiarse del cargo; "cómo voy ahí".
Es también el pequeño empresario que pasa las facturas de supermercado de su casa para rebajar IVA. Es el profesional exitoso que justifica gastos contratando a su esposa o parientes sin trabajar. Que le pide al contador que le haga empresas de papel para pagar menos impuestos. ¡Suma y sigue!
No haremos nunca una sociedad mejor si no enfrentamos esta lacra social. Los verdaderos y profundos cambios se generan desde adentro hacia afuera. Tenemos el deber y la responsabilidad de lograr el mayor cambio cultural de la historia; matar la "viveza".
Matar la "viveza" es matar el egoísmo, la primacía de los derechos sobre los deberes, el ver al otro como una persona que puedo utilizar porque me sirve; y no el deseo de servirle.
Sí, no tengamos miedo en decirlo, es una conducta de amor a los demás, es ir en contra de la mala competencia, la revancha, el aprovechamiento, el abuso, la imposición de ideas o visiones. Esta virtud no se compra, se adquiere en una reflexión profunda y es la verdadera y clara conciencia social.
Ese vivo que no tiene condición económica, social, política, religiosa, está en todas partes. Si pueden saquear un supermercado, "de ahí soy".
Mientras no cambiemos y valoremos a "los tontos" que son honrados y repudiemos a los vivos, que son inmorales, no tendremos un país mejor. Si hoy, junto con superar las injusticia, el abuso, construyendo una nueva casa común en la nueva Constitución, no matamos la "viveza", lamento decirles que no llegaremos a ser un país mejor ni más feliz.