El incendio en los cerros Rocuant y San Roque de Valparaíso, durante la última Navidad, nos convocaron a todos los servicios públicos a actuar con sentido de premura en favor de los más necesitados. En este sentido, el siniestro convocó a terreno a todo el Gobierno, el que desde el primer minuto estuvo con las familias siniestradas, a través de ministro del Interior, Gonzalo Blumel, y luego por medio del propio Presidente, Sebastián Piñera, quien coordinó las acciones de ayuda. A su vez, los ministros Julio Isamit, de Bienes Nacionales, y Cristián Monckeberg, de Vivienda y Urbanismo, se han hecho presentes desde el día uno en terreno, además de su participación activa en la mesa técnica de reconstrucción encabezada por nuestro intendente Jorge Martinez.
Si hay algo que hemos aprendido como autoridades de Gobierno es que los políticos proponen, pero la contingencia y la emergencia disponen. Podemos planificar muchas cosas, pero la urgencia y la emergencia siempre terminarán siendo prioridad. Hacer política hoy significa actuar con sentido de inmediatez, significa luchar contra la burocracia que muchas veces nos impide avanzar más rápido de lo que se avanza.
Hoy, en el contexto social en el que vivimos, los ciudadanos esperan mucho más de quienes los representamos. Es por ello que más que nunca debemos ser cuidadosos en los anuncios y sobre todo realistas en los plazos. Aun así, el Gobierno ha realizado un trabajo en tiempo récord, el que considerando el término del año presupuestario, ha exigido aún más a redoblar esfuerzos para poder llegar con la primera ayuda de manera rápida y oportuna.
El subsidio de arriendo de 300 mil pesos mensuales, por 7 meses, y el bono de enseres por $1.200.000 o $600.000, bajo ninguna circunstancia va a reemplazar la historia ni la vida de las familias que lo perdieron todo. Sin embargo, sabemos también que cuando se cierra una puerta se abre una ventana de oportunidades para salir adelante, y que esta ayuda que ha dispuesto nuestro Gobierno permitirá abrir la ventana de la esperanza a quienes lo han perdido todo.
El incendio de Valparaíso nos permite realizar un paralelo de cómo debemos actuar con sentido de urgencia ante la emergencia social que se ha desarrollado durante estos últimos meses. Nuestro accionar debe estar centrado en no buscar pequeñas ventajas políticas, sino en las necesidades de las personas. Este ha sido el espíritu del Gobierno no sólo en Valparaiso entregando ayuda inmediata a los vecinos en este último incendio, sino también ante la crisis social a nivel nacional, al disponer una nueva agenda social y una serie de medidas que permiten avanzar hacia un camino de entendimiento y diálogo para responder ante las demandas ciudadanas.
Finalmente, sabemos en la práctica que la mejor escuela es la experiencia y la enseñanza que nos entrega el estar día a día en la calle. Estamos seguros que después de cada emergencia podremos sacar lecciones y mejorar las fórmulas para abordar la misma. Mal que mal, detrás de cada crisis hay una oportunidad de aprender a ser mejores y más eficientes en nuestro trabajo de servicio público, para hacer política con sentido de urgencia.