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ENTREVISTA. agustín squella, autor del libro "Soy del Wanderers (y de Valparaíso)", analiza la actualidad caturra:

"El dinero no puede comprar el corazón de los hinchas del fútbol, y menos si son de Wanderers"

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En los últimos meses Agustín Squella, hincha de Santiago Wanderers, ha pasado por diversos estados de ánimo. Primero fueron la ansiedad y la molestia por la negativa a reconocer el ascenso de su equipo; luego la alegría por el retorno a Primera; y hoy la preocupación por el momento institucional del club y el retraso en las contrataciones.

El abogado, autor del libro "Soy del Wanderers (y de Valparaíso)", reconoce no ser exitista en nada más que el fútbol: "a mí me interesa no ver jugar a Wanderers, sino verlo jugar bien y que al final le vaya igualmente bien".

"Como todos los hinchas, sufrí durante todo el año los altibajos del equipo y hasta dejé de concurrir al estadio", confiesa el exrector de la Universidad de Valparaíso. Sin embargo, apoya la continuidad de Miguel Ramírez, aunque manifiesta sus reparos ante el armado del plantel.

"Me parece bien que Ramírez siga en la banca, pero no veo ninguna claridad acerca de cómo se va a conformar un equipo que en Primera no ande otra vez a los tumbos y amargándole la vida a los hinchas. En la conformación del equipo estamos atrasados y podemos terminar pagando caro ese retraso", reflexiona.

- Pero no sólo en la cancha está jugando Wanderers hoy en día. Cómo observa el momento institucional del club, con la fallida entrega de acciones a la corporación y el traspaso de la propiedad directamente a los socios.

- Es lamentable que haya fallado la entrega de acciones a la corporación, aunque me alegro de que por fin la sociedad anónima propietaria del club vaya a ser abierta y no cerrada. El solo nombre de sociedad anónima "cerrada" lo dice todo, y ese fue siempre un muy mal modelo para Santiago Wanderers.

- Cree que la sociedad anónima ha manejado bien este proceso de entrega de la institución.

- La sociedad anónima no se ha caracterizado por manejar bien las cosas, y esta vez ha sido lo mismo. Dicha sociedad fue un fracaso deportivo y también financiero. Sí, acabamos subiendo a Primera, pero ¿cómo es que bajamos a Primera B? ¿Fue solo culpa de Castellón? Con independencia de quienes están en el directorio de la sociedad, algunos de ellos muy estimables personas, lo cierto es que nunca tuvieron talento para conducirla ni autocrítica para reconocer sus errores. Un grupo directivo sin autocrítica es hoy un camino seguro hacia el fracaso.

- Cuáles cree que son las motivaciones de Nicolás Ibáñez para desprenderse del 98% de las acciones de Santiago Wanderers.

- Motivaciones económicas, sin duda, que son las únicas que muchos empresarios tienen en este país. Nada tengo contra ese tipo de motivaciones tratándose de negocios, pero en el caso del fútbol nunca deberían ser las únicas y ni siquiera las principales. La propiedad de un club de fútbol no es lo mismo que la de una panadería, una carnicería o una cervecería, por aludir al célebre ejemplo de Adam Smith. A nuestros empresarios, si es que han leído de ese autor "La riqueza de las naciones", les hace falta leer la mejor de sus obras: "Teoría de los sentimientos morales".

- Hay quienes piensan, como el abogado Ángel Botto, que el controlador sólo le traspasa su parte de la propiedad a algunos testaferros. ¿Está de acuerdo?

- Si así fuera se trataría de una maniobra impresentable. Ángel es un wanderino de toda la vida, un hincha impecable, y se expresa siempre con una franqueza y una buena fe dignas de celebrar. ¿Por qué los controladores de la sociedad anónima dueña del club no escuchan más a hinchas como ese?

- En algún momento le ofrecieron ser miembro del directorio de la SAD caturra, junto a Ernesto Ottone, ¿por qué no aceptó?

- Se trató de una oferta que se hizo bajo la condición de que la respuesta tenía que ser dada en unos pocos días. Nunca he estado en el directorio de una sociedad anónima y la invitación me tomó por sorpresa. Tratándose de Wanderers era una invitación atractiva, pero no en la forma que se produjo.

- Piensa que los socios pueden hacerse cargo de administrar la institución, o eso es una utopía. Se lo pregunto porque en el actual modelo que rige al fútbol, todos los equipos tienen "mecenas" que se hacen cargo de las pérdidas. Y también se producen fenómenos como el de Ibáñez en Wanderers, un dueño que le presta dinero a su propia empresa-club, en lugar de realizar aumentos de capital.

- No creo que sea una utopía. Si vamos a una sociedad anónima abierta, y si cada socio o hincha de Wanderers puede ser dueño de una o más acciones, los accionistas tendrán el poder para elegir a un directorio que sea representativo y al que se pueda controlar por medio de sus cuentas periódicas y de las asambleas ordinarias y extraordinarias.

- ¿Usted estaría dispuesto a recibir acciones del Decano?

- A mí me gustaría comprar una acción del Decano, o más de una, pero a condición de que el proceso de apertura de la sociedad sea totalmente transparente y ofrezca garantías de seriedad y buena fe. Si Wanderers ha de tener dueño porque el fútbol se transformó en una industria que como tal mueve mucho dinero, todos los hinchas deberían tener la posibilidad de ser dueños, aunque sea en una mínima parte. El fútbol es ya una industria en todo el mundo, pero tiene que ser también algo más que eso y manejarse con criterios y aspiraciones que no sean puramente económicas. Y manejarse también con suficiente ética, que es algo en lo que antes y ahora nuestro fútbol profesional está en deuda. Ya nadie perdona que no haya ética en una actividad, sea esta el deporte, el periodismo, la abogacía, la universidad, la política, los negocios o cualquier otra.

- ¿Cree que podría asumir un rol de "mediador" o de "hombre de consenso" entre las posturas aparentemente irreconciliables que pugnan en el mundo caturro?

- No lo creo. Soy ya un hombre mayor y demasiado apasionado tratándose de Wanderers. En Valparaíso, y no sólo en Wanderers, todo se ha vuelto irreconciliable. Nadie conversa con nadie y todos funcionan desde la desconfianza, mientras un puñado de vándalos quema la ciudad y destruye los negocios de pequeños y medianos comerciantes que a raíz del daño sufrido solo piensan en emigrar de la ciudad. Los pirómanos y vándalos que hemos visto en acción no vinieron de Santiago. Son de Valparaíso y constituyen otro motivo de vergüenza para una ciudad que parece condenada a no levantar cabeza jamás.

- ¿Hay algún grado de similitud respecto de lo que pasa en el país en términos sociales y políticos, con lo que pasa en el club?

- La hay, por supuesto, pero su análisis nos llevaría mucho tiempo. Mencionemos solo una: un país, un partido político, una iglesia, una sociedad comercial, un club de fútbol o cualquier otro tipo de organización, no puede llevarse adelante a espaldas de la respectiva base social que tenga la organización de que se trate.

- ¿Cuál cree que sería la mejor fórmula para administrar Wanderers salvaguardando su identidad?

- No la tengo clara, y esa fórmula, o posibles fórmulas, tendría que ser determinada de manera colaborativa, entre varios y, mejor aún, entre muchos, y no provenir de la cabeza de algún iluminado o de alguien cuyo principal argumento fuera el dinero. No seamos ingenuos: el dinero siempre importa, pero los problemas empiezan cuando se lo corona como lo único o lo mejor de la vida. Hay muchas cosas que el dinero puede comprar, pero no el corazón de los hinchas del fútbol, y menos si estos son de Santiago Wanderers.

- ¿Cree que lo que pasa en términos institucionales afectará el rendimiento del equipo? ¿Se podrá mantener en Primera?

- Claro que lo va a afectar. ¿Cómo no? Todos los equipos se están reforzando para el inminente inicio del campeonato y nosotros andamos en otra. Sin un equipo en la cancha que esté a la altura de la identidad de Wanderers y de su historia, lo más probable es que volvamos a verlas verdes (en el mal sentido) y estar todo el año atragantados con la posibilidad de descender otra vez. Todos queremos ver verde a Wanderers (¿de dónde les ha venido la moda de alterar el diseño de la camiseta prácticamente todos los años?), pero no verlas verdes a raíz de su desempeño en la cancha.

"La sociedad anónima no se ha caracterizado por manejar bien las cosas, y esta vez ha sido lo mismo. Dicha sociedad fue un fracaso deportivo y también financiero"