Sin galas de lanzamiento será esta nueva versión del Festival de la Canción de Viña del Mar. En reemplazo de la gala con alfombra roja en el exterior del Casino Municipal se había proyectado una cena en el Hotel Enjoy. Sin embargo, los canales titulares de la transmisión del evento y la Municipalidad decidieron suspender esa cena y ya antes había sido borrada la agenda la alfombre roja, "feria de vanidades" de la farándula nacional.
También fue suspendida la Gala Vecinal que se realizaba en los jardines del Palacio Rioja con participación de algunos artistas y presidida por la alcaldesa Virginia Reginato, oportunidad en que la jefa comunal fortalecía su capital político.
El concejal Sandro Puebla, miembro de la Comisión Organizadora del Festival, sostuvo que "desde un principio dije que no era bueno hacer la Gala ni nada, porque Chile no está para eso".
Entretanto, algunos de los "rostros" invitados a la Gala habían decidido no asistir. La verdad es que temían ser acusados de complicidad en los intentos de "normalidad" que se busca al mantener la realización del Festival mismo.
La baja de los eventos paralelos al Festival se justifica. Se prestaban para "numeritos" no contratados de manifestantes y sus talibanes, generando un grave problema de seguridad que afectaría a la ciudad y al espectáculo que se inicia a fines de febrero.
La suspensión de la Gala, de alta sintonía, supone una baja de más de $200 millones por publicidad perdida para los canales que la transmiten.
En otro frente, no hay que descartar "intervenciones testimoniales" en conferencias de prensa y espacios de TV que acompañan a la realización del Festival, pues la presencia de medios de comunicación es una buena oportunidad para mantener vigente las letanías del momento.
Todo este cuadro corresponde a la situación actual del país y exige estar alerta con medidas preventivas, siguiendo especialmente las insistentes convocatorias a boicot que aparecen en redes sociales. En esa dirección ya trabaja la PDI, institución policial que debe compartir los resultados de su labor con las autoridades en general responsables del Festival.
Dejando ya de lado el tema de austeridad, cenas y galas suspendidas, la tarea se debe centrar en la seguridad de la Quinta Vergara, de las aposentadurías, del escenario y de los accesos al tradicional recinto viñamarino. También hay que prestar atención a los hoteles en que se hospedarán artistas y jurados.
La tarea de la organización y de la autoridad es lograr la realización de un Festival sin problemas, considerando posibles manifestaciones, pero sin una sobrerreacción, que es precisamente lo que buscan los "movilizados" y sus agresivas comparsas, las mismas que no quieren PSU ni fútbol en Playa Ancha.