Luego de un auspicioso arranque en el campeonato nacional, Everton llegó ayer hasta el estadio Nacional para enfrentar a la Universidad de Chile con la idea de recuperarse tras dos derrotas seguidas.

Pero más allá del resultado, una de las mayores preocupaciones del técnico Javier Torrente era que el equipo recuperara algo del sello extraviado. Y lo cierto es que así fue en cierta medida, lo que permitió cerrar con un empate sin goles ante unos azules que confiaban en alcanzar la punta en el inicio de la séptima fecha.

El calor sofocante que reinaba en Santiago pareció afectar el rendimiento de los futbolistas, y el juego se vio sin mucha chispa ni dinámica, algo cansino.

De todas formas, desde el comienzo del partido Everton se vio mejor en el mediocampo con la vuelta de Benjamín Berríos, ausente en todo el torneo tras el desgarro sufrido en la Noche Oro y Cielo. Eso le dio más soltura a Rodrigo Echeverría, que pudo sacar más provecho a sus condiciones, teniendo además a un Juan Cuevas que tras su lesión del año pasado en la rodilla le dio más peso a la zona media auriazul.

Eso sirvió para contener a la "U" y cortar sus circuitos, pero a la hora de crear y armar juego el trato del balón fue poco dinámico.

Los locales inquietaron por medio de Camilo Moya y Walter Montillo, pero a rasgos generales a los estudiantiles les costaba vulnerar con fluidez el planteamiento viñamarino, salvo arremetidas individuales, y obligando a Montillo y Pablo Aránguiz a retroceder varios metros a buscar la pelota. Con todo, Johnny Herrera se lució cada vez que fue exigido.

Arriba, prácticamente solo contra el mundo, Patricio Rubio se las ingeniaba para incomodar a los centrales azules, pero muchas veces el toque intrascendente e insípido en el mediocampo perjudicó las ofensivas evertonianas.

Al cierre del primer tiempo, una de esas escapadas de Rubio por la derecha encontró a Cuevas, que de zurda le dio blando a la pelota. El propio Rubio poco después no pudo definir un mano a mano con Fernando De Paul.

Sin hegemonía

En el segundo tiempo, los dueños de casa salieron decididos, con otra actitud y frescura para dominar el duelo. Adelantaron líneas y a ratos les funcionó, pero eso también permitió a Everton sacar provecho a las transiciones rápidas, que por demasiadas imprecisiones, sobre todo de Maximiliano Cerato y Cuevas -este último muy cansado al volver de una larga lesión-, no pudo capitalizar.

Una de las opciones más claras de los viñamarinos llegó a los 58', con un carrerón de Dilan Zúñiga ganando línea de fondo, pero ni Cerato ni Rubio alcanzaron a conectar en área chica.

Pero la "U" también tuvo una oportunidad mediante Aránguiz, que Herrera se encargó de conjurar.

La polémica llegó poco después, a los 64'. Un centro intrascendente al área azul fue bajado entre el pecho y la mano por Sebastián Galani, que al menos ameritaba una revisión en el VAR, pero el juez Francisco Gilabert desestimó la acción. La mano no se cobra cuando da antes en otra parte del cuerpo, pero en imágenes parecía que caía directo en el brazo.

Dos minutos después, ya con algunos cambios de refresco, Everton vio anulado un gol por claro offside de Marcos Sebastián Pol, que dejó la sensación que los de Viña perfectamente podrían haber robado algo más que un punto.

Tras el pitazo final, Herrera se dirigió hacia la galería sur, donde la barra de la "U" rindió un homenaje con banderas alusivas al portero, al son de "Johnny querido, Los de Abajo jamás te olvidarán". Emocionado, el portero regaló sus guantes y la polera, recibiendo otra a cambio. Fue el emotivo y cariñoso reencuentro en su vuelta al Nacional.

"Nos faltó terminar bien la jugada y no hubiese sido extraño que nos lleváramos los tres puntos".

Johnny Herrera, Arquero de Everton