La violencia no forma parte de la demanda social
Patricio Young , Asistente social, magíster en Ciencias del Desarrollo
Considero que hay una profunda equivocación en el debate nacional. Violencia y demandas sociales son cosas muy distintas y van por caminos diferentes. No hay una relación de causa efecto.
Quienes marchan y reclaman una mayor justicia social, por más injusta y dolorosa que sea, no usan la violencia física y los que la usan "no están ni ahí "con las demandas sociales.
En efecto, quienes emplean la violencia son capaces de quemar y apedrear metros, comisarías, espacios públicos, acciones que afectan a los sectores más carenciados del país, a los mismos que busca defender las demandas sociales, a quienes también les saquean sus supermercados. También atacan monumentos, el Centro Cultural Violeta Parra, la estatua de la solidaridad. Son personas cuya una Ideología es el anarquismo y su única intención es permitir que narcos y delincuentes hagan su negocio, sin que la policía los pueda controlar.
Una persona que caminaba por el centro de Valparaíso en medio de la violencia escuchó a dos conversar: "Hoy somos muy pocos, hay que llamar a las barras para que nos apoyen". Las barras bravas han sido importantes actores de esta violencia, junto con los narcos y la delincuencia en general. Casualmente los enemigos de siempre: Los de Abajo y la Garra blanca ahora se les ve como grandes amigos, muy unidos compartiendo espacios públicos y luchando juntos. Sabemos de dónde provienen sus miembros.
El tema es que hay políticos que no logran entender esta situación y ponen como condición las reformas sociales para superar la violencia. Hay otros que sabiendo que no hay relación directa entre violencia y demandas sociales, se aprovechan de ella para presionar los cambios.
Sin duda que es necesario y urgente dar cabal respuesta a estas demandas y necesitamos un gran Pacto Social que haga de nuestro país una sociedad de bienestar social que garantice, en cinco o más años, educación, salud y pensiones dignas y de calidad para todos. Pero hay que estar muy claro que con ello no disminuirá la violencia.
¿Se imaginan ustedes la adrenalina y el placer que les significa a los delincuentes ver ahora a carabineros arrancar, los mismos que siempre los buscan y persiguen? Qué fácil se les torna ahora robar si lo hacen a vista y paciencia y nadie los logra detener. Para los narcos comercializar su mercancía es hoy como vender pan, mientras los anarquistas hacen su negocio. En estas condiciones, ¿alguien puede esperar que esta situación se calme sólo con respuestas sociales?
Es posible en el largo plazo, porque ellos son una consecuencia de nuestra realidad social, pero en el corto, imposible.
Es cierto que esta violencia ya se venía manifestando después de cada marcha. Es cierto que las policías, nuestra Justicia garantista y el Ministerio Público sobrepasado, no han dado el ancho.
Se necesita un Pacto Social ahora, que marque la ruta de la sociedad que queremos y que se decida a terminar con todo forma de violencia, incluyendo la social.