Recientemente se han presentado modificaciones al Proyecto de Ley que eleva la tasa de cotización a 16%. El 6% adicional se dividirá en 3% para capitalización individual y 3% para reparto (Boletín 12212-13). Esta propuesta ha generado un amplio debate respecto a la conveniencia de introducir un componente de reparto a nuestro sistema de pensiones.
Es importante aclarar que en Chile tenemos un sistema basado en tres pilares: Solidario, Contributivo y Voluntario. Este artículo sólo se refiere al contributivo.
Sistemas de pensiones
La capitalización individual son cuentas de ahorro individual donde las personas hacen contribuciones mes a mes. En el caso de Chile corresponde al 10% de la remuneración imponible para los asalariados con un tope de 80,2 UF ($2.273.000 aprox.). Los independientes que emitan boletas de honorarios por la prestación de servicios comenzarán a cotizar de manera gradual este año.
Un sistema de reparto, es aquel en que las generaciones activas financian a las pasivas a través de una cotización o un impuesto al trabajo. Este sistema fue concebido con un esquema de seguro, en el sentido que algunos reciben el beneficio y son muchas las personas que contribuyen. Este sistema regía en nuestro país hasta la implementación del sistema de capitalización individual. Sigue vigente para algunos casos excepcionales.
Contribución definida v/s beneficio definido
Los sistemas de contribución definida son aquellos donde el beneficio se calcula según lo que la persona contribuyó durante su vida activa más la rentabilidad que esa contribución generó. Así se conforma la pensión futura. Este es el caso de la capitalización individual, donde ex ante se conoce el porcentaje de la remuneración que se debe destinar a cotización, pero no se conoce con certeza el monto final de la pensión.
En los sistemas de beneficio definido la fórmula de cálculo de la pensión depende básicamente del salario que se considere para calcular la tasa de reemplazo, es decir, el monto de la pensión es en relación a un sueldo base. Esta figura se encuentra en los sistemas de reparto donde se conoce el beneficio que se obtendrá al finalizar la vida laboral pero no se conoce exactamente cuánto se deberá contribuir para ello.
Algunas características de nuestro mercado laboral
Según la última Encuesta de Empleo publicada por el INE la tasa de ocupación informal es cercana al 30%. Adicionalmente, la tasa de participación en la fuerza de trabajo es baja alcanzando casi un 60% del total de la Población en Edad de Trabajar. Además, los trabajadores independientes bordean el 30% de los ocupados. Estos últimos pueden ser formales, pero recién este año tendrán la obligación de cotizar para seguridad social. Por lo tanto, tenemos un mercado laboral que presenta un aporte para las pensiones lejano al óptimo.
Consideraciones
Para evaluar la eficiencia de un sistema de pensiones se deben considerar al menos tres dimensiones: Cobertura, Adecuación y Sostenibilidad.
La cobertura se refiere a cuánta gente recibe una pensión a través del sistema previsional. La adecuación a cuál es el nivel de las pensiones que están recibiendo las personas. La sostenibilidad se da cuando los ingresos son, al menos, equivalentes a los gastos que genera.
En el caso de la cobertura, al introducir un componente de reparto, ésta no se amplia, de hecho, al aumentar la tasa de cotización se produce un efecto similar al de un impuesto al trabajo, lo que puede terminar disminuyendo la cobertura ya que un grupo de trabajadores quedará desempleado o bien pasará al sector informal. Esto último tiene mayor impacto en los trabajadores con una remuneración cercana al mínimo.
Respecto a la adecuación, este proyecto ayuda a tener pensiones más adecuadas, en particular para quienes reciben bajas pensiones hoy.
En cuanto a la sostenibilidad el costo fiscal puede ir aumentando con el tiempo. Al ser el reparto un sistema de beneficio definido puede ser necesario un aumento de los ingresos a través de cotizaciones de los trabajadores o aportes fiscales. Esto, dado el cambio demográfico, puede observarse en países que tienen sistemas de reparto que han generado un alto déficit fiscal.
Otro punto que es necesario considerar, sobre todo en el contexto actual, tiene relación con la equidad contributiva, ya que los cotizantes del sistema son trabajadores asalariados formales, aunque la cotización sea cargo del empleador. Dado el tope imponible y la estructura de nuestro mercado laboral, serán los trabajadores dependientes formales con sueldos igual o menor al tope imponible los que terminen realizando los mayores aportes a este nuevo componente de reparto.