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ENTREVISTA. Marcelo sánchez, historiador sobre pandemia;

"No es del todo claro que ésta sea la mayor crisis sanitaria del último siglo en Chile"

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Mirada al pasado

Alguien que se ha dedicado al estudio en perspectiva histórica de salubridad en Chile -desde el papel de la higiene mental hasta la profesionalización de la anatomía patológica y los efectos de las epidemias- es Marcelo Sánchez, historiador y académico del Centro de Estudios Culturales Latinoamericanos de la Universidad de Chile.

-Se dice que esta pandemia es la mayor crisis sanitaria en Chile del último siglo. ¿Es así, a la luz de los datos históricos?

-¿Influye su dimensión global?

-En la segunda mitad del siglo XIX hubo epidemias de cólera y fiebre amarilla. ¿Estaba preparado el país y cuáles fueron las consecuencias?

-Hubo epidemias de peste bubónica y de tifus en los años 30. ¿Qué tan graves fueron?

-¿De qué manera estas pandemias se manifestaron en la modernización de la salud pública?

-¿Cuánto influyen las condiciones sociales, higiénicas y de alimentación en la propagación de las epidemias?

-Muchas de las pandemias tuvieron como víctimas más comunes a los niños y adultos mayores. Esta vez, parece que los más afectados son los segundos. ¿Marca esto una diferencia en cuanto a la forma de afrontarla?

"Los mapuches describían el Chavalongo, agrupando en esa palabra las enfermedades cuyo síntoma principal era el dolor de cabeza (longko: jefe, cabeza; chava: dolor)".

"Chile fue durante décadas el país con la mayor mortalidad infantil del mundo occidental, y esa fue una crisis sanitaria que duró (...) nada menos que 70 años".

Patricio Tapia

redaccion@mediosregionales.cl

La del coronavirus no es la primera, y seguramente no será la última, de las epidemias que han ocurrido en el mundo y han llegado a Chile. Mucho antes del mundo globalizado, las infecciones se las arreglaban para recorrer el planeta de distintas maneras.

Tan sólo en el siglo XX -y fuertemente en el XIX y antes-, Chile conoció varias pandemias. Los brotes de influenza parecen haber sido los más dañinos con la gripe española entre 1918 y 1920 (que mató a 50 millones de personas en el mundo) y luego la asiática que se extendió entre 1957 y 1958, y que dejaron varios miles de muertos en el país. Más cerca en el tiempo, la influenza H1N1 o gripe porcina (2009) tuvo a Chile entre los países más afectados a nivel latinoamericano y también mundial.

Autor de diversas publicaciones ha sido coeditor de los libros "República de la Salud. Fundación y ruinas de un país sanitario" (Ocho Libros, 2016) y "Bulevar de los pobres. Racismo científico, higiene y eugenesia en Chile e Iberoamérica, siglos XIX y XX" (Ocho Libros, 2015). Además es editor de la revista "Meridional. Revista Chilena de Estudios Latinoamericanos".

Sobre el coronavirus, sus semejanzas y diferencias con epidemias pasadas, así como las reacciones del sistema de salud conversa Sánchez, quien considera que "la peste saca a relucir fuerzas que no sabíamos que teníamos, miedos y conductas que nos identificaban".

-La actual situación es grave y angustiosa dado que su desarrollo es incierto y eventualmente puede empeorar. Sin embargo, no resulta del todo claro que sea la mayor crisis sanitaria del último siglo. En primer lugar, habría que coincidir en algún parámetro para medirla. Si se quiere hablar de mortalidad, tenemos algunos datos fiables de la mortalidad en el pasado; por ejemplo, más de 20 mil muertos en las epidemias de cólera de la década de 1880, 35 mil muertos aproximadamente por la llamada gripe española, 18 mil muertos por tifus exantemático entre 1919 y 1939. En definitiva, si de mortalidad se trata, estamos afortunadamente lejos de ser la "mayor" crisis sanitaria. Otro punto sería definir lo que entendemos por crisis sanitaria, ya que, por ejemplo, Chile fue durante décadas el país con la mayor mortalidad infantil del mundo occidental, y esa fue una crisis sanitaria que duró prácticamente desde 1880 hasta 1950; nada menos que 70 años de continuidad en una condición de gran mortalidad de infantes.

-Esta epidemia ha dado el paso de lo local a lo global de la mano del mercado mundial del transporte aéreo y lo hizo de forma vertiginosa, de una manera tal que fue prácticamente incontenible. En el registro histórico es totalmente cierto que las epidemias viajan junto con ejércitos de dominación, poblaciones desplazadas, viajeros, comerciantes, barcos, trenes. Los ejemplos son miles en este sentido. La primera epidemia de tifus exantemático documentada en occidente fue la que ocurrió con el Ejército que sitiaba la ciudad de Granada en 1489 que perdió tres mil hombres en batalla y 17 mil por la epidemia. Ya en 1526 el tifus exantemático estaba en Nueva España en el continente americano. En 1570 la epidemia de tifus exantemático en el virreinato de Nueva España causó dos millones de muertos. Este es sólo un ejemplo del rápido desplazamiento de una epidemia a nivel global en el siglo XVI. Como en la guerra televisada de Irak en 1990, lo nuevo de esta pandemia es la instantaneidad de su televisión y de su presencia online, por ejemplo, en los mapas de conteo de contagio, muertes y recuperación en tiempo real.

-¿Cuán importantes y graves fueron las epidemias anteriores al siglo XX en Chile y hasta dónde se puede retroceder en el tiempo al respecto?

-Las epidemias acompañan a Chile desde tiempos coloniales. Los mapuches -no es claro si con anterioridad al encuentro y resistencia frente al dominio español-, en las crónicas describían el Chavalongo, agrupando en esa palabra las enfermedades cuyo síntoma principal era el dolor de cabeza (longko: jefe, cabeza; chava: dolor). La viruela fue un cuadro recurrente durante la colonia y en tiempos republicanos se vivieron epidemias de viruela, fiebre amarilla, cólera, escarlatina, tifus exantemático, gripe, entre otras.

-La fiebre amarilla devastó Buenos Aires en la década de 1870 y con el cólera se tenía clara idea de su llegada tras asolar Argentina a principios de la década de 1880. La preparación tenía algunas coincidencias con la actualidad, como la idea de instalar aduanas sanitarias, cordones sanitarios. Pero no había en Chile una autoridad sanitaria central y con recursos, sino que más bien se atendía a los enfermos en los llamados lazaretos que no era más que construcciones frágiles para dar comida y reposo a los sufrientes con poca o ninguna atención médica y que dependían económicamente de la caridad y la beneficencia de los poderosos. Además, debemos entender que más allá de los círculos médicos el problema sanitario era mal comprendido. Alguna dama se acercó en Valparaíso a un negocio a comprar unos metros de "cordón sanitario" y frente al cólera más de alguien optaba por un método consistente en comer estiércol de caballo para provocarse un vómito y deshacerse del mal. No había preparación, ni recursos.

-Al menos en este caso, en que no hay vacuna, las medidas se parecen a las de los siglos pasados como los mencionados cordones sanitarios o aislamiento.

-Claramente hay mucha continuidad en las medidas de aislamiento. Una de las primeras cuarentenas que se conoce ocurrió en 1377 en Dubrovnik. La medida se siguió adoptando en los siglos siguientes, complementada por cordones militares que la hacían cumplir estrictamente.

-La situación de peste suele causar algunas conductas sociales reiteradas en el tiempo: angustia, caos social, control de parte de la autoridad. En ese sentido la posibilidad de la peste bubónica en 1903 en el norte salitrero está bien documentada como procedente del puerto del Callao. Sin embargo, hay alguna evidencia en torno a que la peste bubónica fue usada como un buen argumento para entrar en las poblaciones salitreras y realizar un control político sobre ellas. Las muertes por bubónica fueron pocas. El caso del tifus exantemático es diferente. Se diseminó hasta Chillán, Temuco, Valparaíso y Santiago con cierta rapidez, ya que llevaban consigo el vector los obreros que buscaban mejor vida después del cierre de varias salitreras tras la Gran Depresión de 1929. La letalidad fue alta y en torno al exantemático se dieron prohibiciones para reunirse, se cerraron teatros, cines, se limitaron los pasajeros de los tranvías. Recordemos que entre 1919 y 1939 el acumulado de muertes por esta enfermedad es de 18 mil. En algunos momentos, entre 1932 y 1934 aproximadamente, la situación superaba la capacidad de reacción de la autoridad, dedicada a contener la propagación controlando a los pobres y habitantes de conventillos.

-Tras las epidemias de cólera de la década de 1880 se mostró como totalmente insuficiente el sistema de lazaretos, que eran más bien un lugar para ir a morir que para sanar. Para mejorar la respuesta ante las epidemias se crea el Consejo Superior de Higiene y en 1892 el Instituto Superior de Higiene, que es la primera piedra de un sistema público de salud. El Instituto Superior de Higiene fue dotado con recursos, personal, infraestructura, reparticiones provinciales y proveía servicios de desinfección, exámenes de la calidad de leches, carnes, exámenes médico-legales. Es decir, ejerció las primeras regulaciones sanitarias.

-El desarrollo de la bacteriología a fines del siglo XIX puso gran atención a la presencia del microbio, como si éste fuera la única condición para el desarrollo de una enfermedad. Ante esta monocausalidad los médicos anarquistas hablaron de "germen y terreno"; es decir, que el desarrollo de un cuadro dependía tanto de la semilla (microbio) como del terreno en que caía (el cuerpo) y que por lo tanto había que mirar las condiciones de alimentación, higiene, salud general de los cuerpos. La respuesta anarquista fue revolucionaria y su vigencia se mantiene hasta hoy: promovieron la buena nutrición, los baños de sol, la higiene personal, el vegetarianismo y el veganismo. Por su parte, la misma idea de "medicina social", propuesta por el médico alemán Rudolf Virchow en 1848, apunta a que la enfermedad muchas veces tiene su verdadera y última causa en la pobreza, mala alimentación, mala higiene, bajos salarios.

-¿Cuánto han variado en el tiempo las formas de enfrentar las pandemias?

-El gran salto adelante lo da la etapa heroica de la bacteriología entre fines del siglo XIX y principios del XX. Luego, tras el fin de la Segunda Guerra Mundial, se consolida la epidemiología como una disciplina en la que intervienen médicos y estadísticos. Hoy, por la industria farmacéutica, la epidemiología genética y el desarrollo biotecnológico aportan perspectivas nuevas y diferentes.

-Aquí hay dos posiciones. Por una parte, puede que el hecho mismo de que afecte a los mayores mueva a una respuesta mejor, más rotunda, con toda la posibilidad de los recursos económicos y materiales; una respuesta de cuidado del débil marcada por la ética solidaria y la fortaleza del vínculo humano. En el otro extremo está la respuesta darwinista social y maltusiana: los débiles mueren, es inevitable y si la "naturaleza" lo hace, está bien. En otro plano más práctico y trágico está la racionalización de recursos de deben hacer los servicios de urgencia saturados. Que pueden verse obligados a practicar el triage o cribado, seleccionando a quien se destinan o no los recursos terapéuticos.