Nuestra garantía frente a la pandemia
Dr. Antonio Orellana Tobar , Decano Facultad de Medicina, Universidad de Valparaíso
Desde hace 72 años -el 7 de abril- se conmemora el Día Mundial de la Salud, fecha que en esta ocasión está marcada por la pandemia de covid-19 que afecta a Chile y a casi todo el planeta.
Precisamente por eso, la Organización Mundial de la Salud (OMS) decidió reenfocar esta celebración en la encomiable labor que cumplen los profesionales sanitarios de todas las disciplinas, en quienes ha recaído especialmente la tarea de enfrentar y combatir esta nueva y compleja enfermedad.
Su rol es precisamente el que se consagró como objetivo fundacional de esta celebración: que la salud es un derecho universal que -como tal- debe ser extendido a cada persona sin discriminación por motivo de raza, edad, grupo étnico u otra condición. Además, establece entre sus ideales alcanzar el máximo grado de bienestar en todos los pueblos, en pro del fortalecimiento de la paz y la justicia social, mediante políticas públicas que generen las condiciones necesarias para dicho fin.
En efecto, lo que esta declaración nos recuerda es que el concepto de salud va más allá de la atención de la enfermedad, visión que a la luz de las actuales circunstancias parece haber vuelto a predominar. En medio de esta pandemia y de todo lo negativo que ella genera, es necesario entender que la salud es por sobre todo una garantía que se extiende a cada ser humano para que éste tenga y goce de una vida digna, justa, con acceso a la educación, el arte y la cultura y, como corolario, llegue a una vejez que pueda disfrutar en forma plena hasta el final.
En momentos en que el covid-19 parece haber paralizado al mundo, la invitación entonces es a renovar estos postulados y hacerlos nuestros para superar los desafíos que este mal nos impone. Se han puesto a prueba nuestros sistemas y servicios de salud, y aún en esta condición de emergencia es necesario garantizar que todos puedan obtener la atención que merecen y cuando la necesiten.
El trabajo del personal sanitario está a la vanguardia en la lucha contra el covid-19 y debemos protegerlo y capacitarlo para que logre la victoria. Además, pese a las carencias, estoy convencido de que podemos superar este gran desafío, incluso en un contexto de desigualdad y recursos limitados, porque frente a esta pandemia se ha demostrado una vez más la importancia de una salud basada en la atención primaria.
No venceremos al covid-19 con un análisis clínico, sino con un análisis epidemiológico y comunitario. Tampoco lo haremos si como personas somos incapaces de tomar conciencia de la grave situación por la que atravesamos y no ejercemos el autocuidado responsable ni nos preocupamos de proteger y cuidar a los demás, ya sea respetando el distanciamiento social, las cuarentenas y todas aquellas normas establecidas por la autoridad sanitaria.
Confío en que al final de esta pesadilla saldremos fortalecidos y podremos construir sistemas de salud resilientes y con la capacidad de detectar y responder de manera acertada frente amenazas como ésta y, por cierto, garantizar las prestaciones de todos aquellos que las necesiten.