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Política exterior: un país conectado y en convivencia con el mundo

En Chile es dirigida por el Presidente de la República a través de prácticas y acciones implementadas por Cancillería, y con la participación del Congreso Nacional en la toma de decisiones. Se orienta principalmente a temas limítrofes y comerciales, aunque también incluye temas como DD.HH., medioambiente y educación.
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Mariela Puebla V.

La política exterior de un país comprende las acciones que realiza su Gobierno, más allá de sus límites como Estado, para salvaguardar su soberanía y con el fin de responder a las aspiraciones de paz y seguridad, primero, y a sus necesidades de desarrollo.

En Chile, al Presidente de la República (por mandato constitucional) le corresponde dirigir la política exterior en el más amplio sentido, con prácticas y acciones implementadas por el Ministerio de Relaciones Exteriores (también denominado Cancillería). Para ello necesita de la participación (también por mandato de la Carta Magna) del Congreso Nacional, por ejemplo, en temas como la aprobación de tratados internacionales.

Los principios de la política exterior comprenden el respeto del derecho internacional, la inviolabilidad territorial, la promoción de la democracia y la protección de los Derechos Humanos, y la responsabilidad de cooperar.

La política bilateral es responsable de ejecutar los principios de la política exterior de Chile con los países del mundo con los cuales tiene relaciones diplomáticas o consulares. Actualmente con 171 Estados y se cuenta con embajadas residentes en 66 naciones.

Entre los intereses de la política exterior chilena se cuentan el fortalecer la imagen del país en el extranjero, promover los intereses económicos y la asociación comercial con otras naciones, promover los intereses marítimos y antárticos, contribuir a la integración de Chile en las redes de ciencia y tecnología a nivel mundial y la difusión y promoción de la cultura local en el exterior.

La política exterior también está presente en pactos y tratados en temáticas como medioambiente, minería, justicia, DD.HH., educación, paz y amistad.

Tratados y acuerdos económicos

Chile ha firmado diversos acuerdos y tratados comerciales, integrándose de lleno en el mercado internacional. Estas alianzas permiten ampliar los bienes y servicios entre los países participantes y eliminar o rebajar aranceles aduaneros.

Ya en 1969 Chile, junto a Bolivia, Colombia, Ecuador y Perú firmaron el Acuerdo de Cartagena (Pacto Andino), para mejorar el nivel de vida de sus habitantes a través de la integración y la cooperación económica y social. Sin embargo, en octubre de 1976 nuestro país se retiró y en 2006 se le otorgó a la condición de País Miembro Asociado.

En la década de los 90 Chile comenzó a pactar con las principales economías del mundo. Así llegaron el Tratado de Libre Comercio (TLC) con Canadá (1997) y el Acuerdo de Complementación Económica con el Mercosur (1996).

Actualmente nuestro país mantiene 29 acuerdos comerciales con 65 mercados, que representan el 67% de la población mundial y el 88% del Producto Interno Bruto (PIB) global. Destacan las alianzas con Estados Unidos, China, la Unión Europea, Australia, Canadá, Corea del Sur, Hong Kong, Malasia y Panamá, entre otros.

Tratados limítrofes

En materia limítrofe, Chile posee una frontera terrestre de 7.801 kilómetros, limitando con Argentina al este (6.691 km), Bolivia al nordeste (942 km) y Perú al norte (168 km). A lo largo de los siglos ha mantenido diversos hitos en la materia, que han hecho cambiar la geografía nacional y restablecer sus fronteras.

Entre los acuerdos, tratados y arbitrajes más importantes destacan:

Con Argentina

l1881: Tratado de Límites, fijó nuevos lindes a lo largo de toda su frontera común y aseguró la soberanía nacional del Estrecho de Magallanes, pero se renunció a derechos sobre la Patagonia oriental (se entregó un millón de km2 a Argentina).

l1984: Tratado de Paz y Amistad (firmado en el Vaticano), puso fin al Conflicto del Beagle, indicando que las islas Picton, Lennox y Nueva eran chilenas, aunque Argentina persistió y el acuerdo final reconoció todas las islas al sur del canal Beagle como chilenas, pero dividió la zona marítima entre ambos. El vecino país obtuvo 30 km2 en islas fuera de las aguas propias navegables.

l1994: Laguna del Desierto. En 1991 los presidentes de la época (Aylwin y Menem) acordaron (según Tratado de Paz y Amistad de 1984) acudir a un arbitraje internacional. El tribunal reconoció mayormente la posición Argentina (que obtuvo cerca de 560 km2 de territorio).

l1998: Campo de Hielo Sur. El Tratado de 1881 estableció que la extensión de glaciares en los Andes patagónicos ponía una frontera entre ambos países de 16.800 km2 de superficie aprox, aunque al momento de la demarcación nacieron diferencias entre las partes. En 1998 se firmó un acuerdo que mantuvo lo pactado en 1881, pero en 2006 se formó una Comisión Mixta de Límites para realizar el estudio geográfico que debe fijar la demarcación final del territorio, aún pendiente.

Con Bolivia

1866: Tratado de Sucre. Fijó el límite entre ambos países, quedando en el paralelo 24 de latitud sur.

1904: Tratado de Paz y Amistad. Restableció relaciones y reconoció el dominio absoluto y perpetuo de Chile sobre los territorios ocupados (Bolivia perdió 120.000 km2 y 400 km de costa).

l2013: Bolivia demanda ante la Corte Internacional de Justicia su salida soberana hacia el mar. Cinco años más tarde el tribunal determinó que Chile no tiene la obligación de negociar con Bolivia esa petición.

Con Perú

l1883: Tratado de Ancón. Con él, Perú entregó a Chile la provincia de Tarapacá. Los territorios de Tacna y Arica quedaron bajo la tutela de Chile durante 10 años y luego un plebiscito debería resolver dicha custodia.

l1929: Tratado de Lima. Puso fin a la polémica de soberanía de Tacna y Arica; la primera pasó a Perú (Chile perdió 16.076 km2 de territorio) y Arica quedó bajo soberanía chilena. La línea divisoria partió de un punto de la costa denominado Concordia.

l2008: Diferendo marítimo. Perú interpuso una demanda contra Chile en la Corte Internacional de Justicia de La Haya (CIJ), para solucionar un diferendo sobre su frontera marítima, solicitando 66.680 km2 de mar. En 2014 la corte falló parcialmente a favor de Perú, que ganó 50.284 km2 de mar.

Fuentes: Ministerio de Relaciones Exteriores (www.minrel.gob.cl), Subsecretaría de Relaciones Económicas Internacionales (www.subrei.gob.cl) y Dirección Nacional de Fronteras y Límites del Estado (www.difrol.gob.cl).

171

son los estados y naciones con los que Chile mantiene actualmente relaciones diplomáticas.

66

embajadas residentes tiene hoy nuestro país distribuidas alrededor del mundo.

Globalización y soberanía

Facultad de Derecho Pontificia Universidad Católica de Valparaíso
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Durante el año 2019 se publicaron en el Diario Oficial un total de 71 leyes y 31 tratados y acuerdos internacionales. El número indica que la actividad del Congreso Nacional y del Presidente en la consolidación de vínculos internacionales de carácter permanente es intensa. Como en otros momentos de la historia, el desarrollo de las comunicaciones y el transporte de mercancías han impulsado cambios difíciles de controlar. El viejo sueño de la autarquía económica y la completa independencia política de los Estados (llevado hasta lo demencial por Pol Pot en 1975 y Kim Jong-un en el presente) queda descartado por sus desastrosos resultados.

La pregunta acerca del ideal de las relaciones internacionales es distinta. Ya que no es posible sostener una completa independencia política y económica, la cuestión es más bien cuál es el ámbito en que un Estado y sus poderes políticos pueden ejercer efectivamente su soberanía y decidir sobre los asuntos de su comunidad política.

La respuesta es esquiva y no la tengo. Pero al menos podemos intentar abordarla con la reflexión sobre unos pocos temas. ¿Puede un Estado abandonar la economía de mercado? Por supuesto que sí, en tanto decisión política, pero si su economía pierde competitividad global su futuro quedará, en el mejor de los casos, amarrado al antiguo y azaroso comercio de los commodities. ¿Puede un Estado no formar parte de ningún bloque económico? Por cierto que puede adoptar una decisión de este tipo, pero asumiendo que si eres un protagonista menor del mercado mundial, los más fuertes te someterán a su interés propio. En este sentido, la competitividad internacional de una economía, en todos los frentes, puede compensar de modo efectivo la carencia de grandes socios políticos.

¿Puede un Estado controlar la inmigración? Las fronteras son más permeables de lo que sugiere la teoría y casi ningún Estado puede controlarlas del todo. Basta ver imágenes recientes de Italia y España para comprobar que las fuerzas que mueven a los emigrantes no se contienen con un muro o con barcos de guerra.

Las comunidades políticas que quieren conservar su libertad y avanzar hacia una mayor igualdad deben aceptar que existen fuertes lazos que hacen interdependientes unas con otras. Pretender avanzar como si el resto del mundo no existiera es inviable. Lo razonable, creo, es intentar entender la posición que tiene el país en el mundo y, desde ahí, intentar gobernar nuestro futuro.

"La competitividad internacional de una economía, en todos los frentes, puede compensar de modo efectivo la carencia de grandes socios políticos".

Alan Bronfman Vargas

Profesor de Derecho Constitucional

Tratados internacionales: peligro en el horizonte

Profesor Dr. Carlos Dorn Garrido Escuela de Derecho Universidad de Valparaíso
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Los tratados internacionales han sido la vía hacia un proceso de pacificación de las relaciones entre los Estados, sustituyendo el uso de la fuerza en la solución bilateral, o a veces multilateral, de conflictos de larga data como los limítrofes.

De igual modo, estos instrumentos han dado lugar a importantes procesos de integración volcados a la superación de las divisiones de los particularismos nacionalistas y a la apuesta por esfuerzos mancomunados, ejemplo es la Unión Europea.

Sin embargo, la bondad de los efectos de los tratados internacionales no brota de sí misma, sino de la naturaleza de los intereses promovidos por los respectivos Gobiernos en sus relaciones internacionales.

En ese sentido, cabe hacer notar la influencia preponderante en los Gobiernos de los intereses del capitalismo global para generar una constitución económica, a través de Tratados de Protección de Inversión y del Comercio Internacional, apoyando, así, una agenda enfocada a establecer un gobierno supranacional de las empresas transnacionales funcional a la expansión del mercado global, blindándolo económica, política y jurídicamente.

Esta constitución económica facilitará a estas empresas operar, con plena autonomía, dentro de un marco jurídico que penalizará los intentos de las democracias de interferir en las dinámicas de los negocios y los mercados globales. Para conseguirlo, esta oleada de tratados económicos articula una nueva arquitectura de poder proclive a los intereses globales del capital. Obligando a los Estados a abrir al mercado todos los espacios de la vida (bienes naturales, servicios públicos, derechos sociales, etc.) y a proteger las expectativas de ganancia del inversionista frente a toda acción política por muy justa que esta sea.

Por si fuera poco, estos tratados dotan a las transnacionales de un sistema propio de justicia privada -de dudosa imparcialidad- para resolver sus diferencias con los Estados partes, teniendo solo las corporaciones la facultad de demandar directamente a los Estados, cuando estimen afectadas sus expectativas de beneficios.

Por eso deben mirarse con atención tratados comerciales como el TPP-11, los cuales pueden neutralizar de antemano todo esfuerzo constitucional futuro.

"Esta oleada de tratados articula una arquitectura de poder proclive a los intereses globales del capital. Obligando a abrir al mercado todos los espacios de la vida ".