David Foxley, una figura clave en el origen de Everton en Valparaíso
FÚTBOL. A 125 años del natalicio de quien liderara a los socios fundadores del club, un repaso por los primeros años de vida de la institución y de las ideas que pregonaba su primer presidente.
Ayer se cumplieron 125 años del natalicio de una figura trascendental en la historia de Everton: un 27 de abril de 1895 nació en Valparaíso David Foxley Chapman, quien el 24 de junio de 1909 lideraría al grupo de estudiantes que se reunió en su propia casa ubicada en el cerro Alegre para fundar un club que el año pasado festejó su aniversario 110.
Cuenta la historia que la génesis está en los partidos que esta camada de jóvenes disputaba en el Camino Cintura, desde donde tenían que correr a toda velocidad cada vez que la pelota se les iba cerro abajo. Pero más que aficionados al fútbol eran "sportsmen", el concepto que se usaba en aquella época para catalogar a los deportistas.
De hecho, el club tenía ramas de otras disciplinas como natación y atletismo, y fue esta última la que prevaleció por sobre el fútbol y le dio mayor identidad a la institución en sus primeros años. Al principio el fútbol era simplemente una rama menor.
"Es indudable que sin él no se funda Everton. Ese es el legado, sin él no existiría Everton, así de sencillo. El Everton de Valparaíso, ese concepto de club de deportes, es mérito de Foxley", resume Ricardo Gatica, autor del libro Historia de Everton 1909-2009.
"Después como que los hechos lo fueron sobrepasando en lo personal, porque creo que cuando formas un club con niños no piensas que la cuestión va a durar más de cien años", agrega el historiador.
Y lo que partió como un cerrado club de amigos, en su mayoría niños y jóvenes de ascendencia británica de clase media-alta, a los pocos años se fue abriendo para masificarse y proyectarse en el tiempo. Siempre con la figura de Foxley a la cabeza.
"Él jugó un rol clave en la formación de Everton, todas las primeras reuniones de la directiva las tenían en la casa de mi abuelo, y a partir de ahí vino una larga historia de compartir con Everton y la familia un proyecto común", relata Alejandro Foxley, exministro de Hacienda, y cuyo padre Harold fue el hermano menor de David.
En el aniversario de los 10 años, David Foxley da un discurso en el que recuerda el origen del nombre del club, en honor al Everton de Inglaterra, que por ese entonces realizaba una exitosa gira por Argentina y se especulaba con su venida a Chile. Pero después de esa primera década la figura de David Foxley, y también la de su hermano Arturo, comienzan a pasar a un segundo plano.
Según el historiador Ricardo Gatica, un grupo de dirigentes, liderados por Ives Beke, marca un quiebre al intentar darle mayor fuerza al fútbol a través de cierto grado de profesionalización dentro de, todavía, un contexto amateur.
"La idea de Foxley fue siempre que el club fuera de deportes, no de fútbol, y se van separando esas dos corrientes y ahí sale el antagonismo", sostiene Gatica, agregando que "se habla de antagonismo porque a Foxley no le gusta como va la cosa y él se retira, pero no sé si ese retiro fue también dado por las circunstancias de la vida, porque se va a vivir a La Calera".
El exsenador Foxley pronto le pasa la pelota a su hermano Juan, quien cuenta otra historia, o al menos desde un prisma distinto.
"Quizá lo más importante es que Arturo y David Foxley eran puritanos, en el sentido que para ellos la plata o el profesionalismo era una cuestión que no corría, era lo más ajeno al espíritu. Eran exagerados de puritanos, tenían prohibido el alcohol, era otro mundo. Renuncian no muy amigablemente porque era un choque de principios, porque no era una cuestión de que a uno le gusta jugar con tres delanteros, era una cuestión muy de fondo", explica el sobrino de los fundadores.
A juicio de Juan Foxley (evertoniano que fue uno de los gestores del viaje del club a Inglaterra el 2010) que en la década de 1920 Everton pasara a enfocarse más en el fútbol fue algo que se dio naturalmente, e insiste en que el distanciamiento de sus familiares fue por la dicotomía entre ser profesional o amateur, entre jugar por amor al deporte o reclutar a los mejores y pagarles para que se dedicaran en forma exclusiva a la actividad, una visión de negocio al fin y al cabo.
Claramente, y desde hace mucho tiempo, esos valores no están presentes hoy, al menos no de forma tan clara. Pero algo de eso permanece.
"El orgullo está por la tradición y la fuerza de esos valores con los que uno vive en la cabeza", esgrime Juan Foxley, intentando mantener latentes esos cánones primigenios que forjaron a un club que luego tomó su propio rumbo, por un carril distinto al de su gestor.
"Sin él no existiría Everton, así de sencillo... Ese concepto de club de deportes es mérito de él".
Ricardo Gatica, Autor del libro Historia de Everton
"Todas las primeras reuniones de la directiva las tenían en la casa de mi abuelo".
Alejandro Foxley, Exministro, y sobrino de los fundadores
"Arturo y David eran puritanos, para ellos la plata o el profesionalismo era lo más ajeno al espíritu".
Juan Foxley, Sobrino de los fundadores
Al rescate de la memoria auriazul
El año pasado, en el marco de los festejos del aniversario 110 de Everton, el club organizó, gracias a una comisión creada para tal efecto, una serie de actividades que a juicio de Ricardo Gatica son valorables. Sobre la opción de tener un vínculo más fuerte con la memoria, el historiador cree que "con lo que se hace, es digno, aunque siempre se puede hacer más. Tampoco es algo tan fundamental como para estar recordándolo todos los días". Por su parte, Antonio Martínez considera que el rescate a la historia puede darse en cosas sencillas. "No entiendo por qué en Sausalito las tribunas no se llaman Guillermo Martínez, René Meléndez, o alguna parte del propio club no se llama David Foxley. Los estadios están para eso, para ponerles nombre, que le den identidad, personalidad, que le pongan la historia del Everton encima", dice.
27 de abril de 1895 nació David Foxley Chapman en Valparaíso, líder de los socios fundadores de Everton.
14 años tenía Foxley cuando junto a su hermano Arturo y unos amigos fundaron el club en el cerro Alegre.
39 años tenía Foxley cuando falleció en 1934. Nueve años después el club se trasladaría a Viña del Mar.