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ENTREVISTA. alexis sepúlveda, jefe de la bancada PR y uno de los participantes de cita con el Presidente de Argentina, Alberto Fernández:

"No veo dónde está el conflicto de que el progresismo dialogue en una videoconferencia"

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Paola Passig

Como "de Perogrullo". Así califica el jefe de la bancada de diputados del Partido Radical (PR), Alexis Sepúlveda, el llamado a la unidad a la oposición chilena que hizo el Presidente de Argentina, Alberto Fernández, en el marco de una videoconferencia en que se reunió un grupo de dirigentes del llamado progresismo. Un encuentro que ha desatado una fuerte polémica al interior del Gobierno, del oficialismo y parte de la ex Concertación, que han acusado un intervencionismo innecesario.

- ¿Qué le parecen las críticas?

- Participé por primera vez en esta videoconferencia a la que fui invitado y la verdad es que no encuentro nada de malo que el mundo progresista tenga sus encuentros, que generalmente son a través de Congresos, pero como estamos en medio de una pandemia se hizo así, online. La derecha y la ultraderecha también se reúnen en distintas instancias latinoamericanas y no veo dónde está el conflicto de que el progresismo dialogue a través de una videoconferencia.

- La crítica apunta a la intervención del Presidente Alberto Fernández en asuntos internos cuando llamó a la unidad de las fuerzas políticas.

- Pero eso es de Perogrullo. Imagino que el Presidente Piñera debe aspirar a lo mismo para los sectores de la derecha que gobernaron junto a Macri. Además, quiero recordar que el Presidente Piñera no sólo ha intervenido verbalmente, sino que físicamente en Venezuela. Hay que recordar el viaje a Colombia para la entrega de ayuda humanitaria y el reconocimiento a un Presidente que no es tal como Guaidó. Así que, insisto, no veo el problema en esta cita online ni que el Presidente Fernández plantee la necesidad de la unidad de la centroizquierda que, por lo demás, es un imperativo político y ético de la oposición. Lo raro sería que no lo hiciéramos.

- Sin embargo, desde la misma oposición han salido a criticar este encuentro.

- Quizás porque no fueron invitados y pueden haberse sentido. Nadie es dueño de ningún sector político. Hay un grupo que se ha reunido para intercambiar ideas, puntos de vista, visiones, y algunos lo harán desde otra perspectiva; e insisto, no le encuentro nada de malo a eso. Lo malo sería no dialogar como progresistas y que no aportáramos visiones para generar un desarrollo más inclusivo de nuestros países.

- Entonces, ¿por qué generó tanto revuelo este encuentro y no otros?

- No lo sé. Quizás habría que preguntarse, a propósito de lo que plantea el propio Presidente Fernández, es qué pasa con la oposición que no es capaz de unirse y establecer estrategia comunes, y no sólo para la elección de la mesa de la Cámara, sino que como estrategia electoral que nos permita enfrentar juntos la elección municipal, la de gobernadores, las parlamentarias y hasta la Presidencial. Creo que ese el desafío, la unidad siempre es un factor y es el imperativo que debe tener la oposición.

- Y en términos de contenido y proyección, ¿qué le pareció este encuentro progresista con Fernández?

- Bueno, también estuvieron Zapatero, representantes del Frente Amplio de Uruguay y de otros países. Siempre es positivo escuchar las miradas sobre el impacto que ha tenido la pandemia y los desafíos que nos plantea como respuesta desde lo público a fenómenos de esta naturaleza. La fragilidad del capitalismo, cómo un virus ha hecho caer los cimientos de la estructura capitalista en menos de un mes, son temas que uno tiene que evaluar porque son perspectivas de futuro que uno debe irse planteando como desafíos.

- Algunos de los parlamentarios que participaron de esta cita, como Camila Vallejo (PC), resaltaron mucho cómo Fernández ha manejado la crisis sanitaria en desmedro del rol jugado por Piñera. ¿Comparte esa crítica?

- La verdad es que no fue un encuentro de políticas públicas de salud. No fue un encuentro sanitario, sino que un encuentro político y desde ese punto de vista todo se centró en el impacto que ha tenido la pandemia en la región y el mundo y, como ya decía, en la fragilidad del sistema capitalista y en la necesidad de dar una respuesta desde lo público, no desde lo privado, y no sólo cómo enfrentamos el impacto sanitario, sino que la crisis social y económica que trae consigo. La verdad es que no hubo espacio para las comparaciones de cómo se ha enfrentado esta crisis en los distintos países. Creo que esas son apreciaciones posteriores.

- Más allá de las críticas de Camila Vallejo, ¿qué opina de cómo se ha manejado la crisis en Chile?

- Creo que Chile, al igual que Argentina, con distintas fórmulas, lo ha enfrentado de buena manera. Quiero desmitificar esta suerte de competencia. Cada cual, con sus estrategias y con sus diferencias culturales, lo ha hecho bien. No es lo mismo pedir medidas de distanciamiento social en Europa que en Latinoamérica, no es lo mismo pedirle a la gente quedarse en sus casas en países desarrollados que en países subdesarrollados y no es lo mismo establecer comparaciones respecto a los fallecidos en países que cuentan con una gran infraestructura de salud que en otros más deficitarios, aunque ha habido países desarrollados fuertemente impactados por el virus. En fin, la única duda que puede tener hoy la comunidad es que si bien se ha controlado razonablemente el contagio, aunque la curva tiende a estar hacia arriba y hay una suerte de encapsulamiento de casos que nos hace estar optimistas, es cómo este virus impactará en la época de invierno, cuando coincidirá en una serie de enfermedades respiratorias que antes de esta crisis hacían colapsar los servicios de salud. Así que ahí está el desafío.

- ¿Alguna lección que sacar de todo esto?

- La necesidad de invertir más en investigación, porque son pocos los países que hacen ese esfuerzo y este virus nos pilló desprotegidos. Por otra parte, fortalecer la red de salud pública, qué duda cabe, porque la respuesta siempre va a venir desde lo público. Y bueno, avanzar en mayor protección social. Chile ha enfrentado razonablemente esta crisis en lo sanitario, social y económico, pero ¿qué habría pasado si no se hubiera avanzado en beneficios sociales como lo hicimos?

- En este sentido, ¿cómo toma la "nueva normalidad" o "retorno seguro"?

- La verdad es que el riesgo lo asume el Gobierno. Tal como lo dijo el mismo Desbordes, es una decisión muy riesgosa porque ¿qué pasará si a propósito del regreso a clases y al trabajo de los funcionarios públicos o la apertura de cierto comercio se produce un rebrote o se disparan los casos? No es prudente llamar a retomar la nueva normalidad cuando la curva todavía está creciendo y no llegamos al peak.

- A propósito de la pandemia y sus consecuencias, desde La Moneda han señalado que el plebiscito por la nueva Constitución podría estar en riesgo por la crisis económica que se proyecta.

- Para modificar la fecha se requieren los votos de la oposición y nosotros no estamos por generar esa disyuntiva. Y ahí es donde uno huele como una trampa. Hay como un tufillo de oportunismo, porque por un lado el Gobierno llama ahora a retomar la normalidad y cuando faltan meses para el plebiscito señala que corre riesgo por una situación económica. Eso no se entiende y no hay espacio para aquello, para postergar. Habrá que avaluar las condiciones sanitarias cuando nos vayamos aproximando a la fecha, pero hablar hoy de octubre es inapropiado.

- O sea, ¿razones económicas no van a echar para atrás el plebiscito?

- El plebiscito tiene un costo menor. Con ese criterio y dependiendo de cómo se vaya dando la crisis, habría que postergar todas las elecciones. Quizás el Presidente Piñera, a raíz de esta crisis, lo que quiere es quedarse más tiempo, pero hay países que están en plena campaña. Esperamos que en octubre estén las condiciones sanitarias.

- ¿Es partidario de censurar la mesa?

- Es importante que gobiernen las mayorías. En ese sentido, esta mesa (la liderada por Diego Paulsen) siempre va a estar en cuestionamiento en cuanto a las decisiones que pueda tomar, pero habrá que esperar el momento. Primero, que haya una situación que justifique una censura, vinculada a sus decisiones y acuerdos que tome esta mesa; y segundo, que la oposición llegue a un acuerdo, porque no es razonable censurar a la mesa sin tener certeza de lo que va a venir después. La oposición necesita unidad para enfrentar lo que viene.

"Hay un grupo que se ha reunido para intercambiar ideas, puntos de vista, visiones, y algunos lo harán desde otra perspectiva; e insisto, no le encuentro nada de malo a eso".

"El plebiscito tiene un costo menor. Con ese criterio económico y dependiendo de cómo se vaya dando la crisis, habría que postergar todas las elecciones".