Reflexiones sobre Chile y sus tratados comerciales internacionales
"Sostener que el TPP-11 en negociación no es beneficioso para Chile demuestra un desconocimiento absoluto de sus normas. Recuerdo que son parte de éste grandes economías del Asia Pacífico y de América. Donald Trump decidió desconocer lo acordado". Diplomático y exembajador de Chile en Nueva Zelanda, Japón y Brasil
Con estupor he leído el artículo del profesor Carlos Dorn, publicado en El Mercurio de Valparaíso el día sábado 19 de abril, en el cual analiza ciertos aspectos de los tratados comerciales internacionales.
En el párrafo final sostiene que los tratados comerciales pueden "neutralizar de antemano todo esfuerzo constitucional futuro". Esta es una afirmación sin base jurídica alguna. Constituye un elemento básico del Derecho que la ley internacional prima sobre la nacional, ya que esta última para ser modificada requiere sólo de la voluntad de los órganos propios del Estado, en cambio aquella necesita la aprobación de la contraparte suscriptora del respectivo tratado. Por lo tanto, todos los acuerdos internacionales, de cualquiera clase, representan una limitación que las constituciones deben respetar.
Ahora bien, cuando Chile suscribe un acuerdo de libre comercio lo hace buscando el bien del país y los intereses de sus habitantes. En la práctica es tan así que el procedimiento que se sigue consiste en que las autoridades negocian con sus contrapartes de un país determinado, existiendo al mismo tiempo en el lugar de las conversaciones lo que se llama comúnmente "la pieza del lado", donde están los representantes de los intereses privados nacionales. Allí se encuentran los ejecutivos de todas las empresas que podrían ser afectadas por el acuerdo que se pretende, sean éstas grandes, medianas, pymes o pequeñas. Antes de aceptar con la contraparte extranjera cualquiera nueva norma se consulta con dichos representantes nacionales. Sólo con el visto bueno de ellos se acepta una disposición. Es decir, los intereses de todos las actores productivos nacionales son previamente considerados. No existe posibilidad alguna que participe una transnacional.
Los acuerdos de libre comercio han permitido a Chile avanzar a un nivel muy superior al resto de los países del área. A través de ellos se logran consolidar definitivamente los acuerdos parciales vigentes y, además, agregar otras materias de interés nacional. Todo eso se consolida definitivamente, pues la contraparte en el futuro no podrá modificar algo sin el consentimiento de Chile. Se crea estabilidad para los exportadores nacionales.
En los acuerdos de inversión nada tienen que ver empresas transnacionales. Se suscriben buscando crear, acorde con los intereses de Chile y sin otra consideración, las condiciones necesarias para que capitales extranjeros puedan venir al país. Es el modo que Chile tiene para promover inversiones. Para ello no se consulta con empresa transnacional alguna. Por otra parte, permiten a los capitales chilenos en el exterior, que cada día son mayores, tener las garantías de que su inversión será bajo normas estables que no podrán ser modificadas unilateralmente por quien recibe esos capitales nacionales. Existen hoy importantes empresas netamente chilenas, con inversiones en Norteamérica, Europa y Sudamérica, que son beneficiadas.
En cuanto al TPP-11 en negociación, sostener que no es beneficioso para Chile demuestra un desconocimiento absoluto de sus normas. Recuerdo que son parte de éste grandes economías del Asia Pacífico y de América. Estados Unidos era uno de los negociadores. Sin embargo, cuando el Presidente Donald Trump llegó a la Casa Blanca resolvió que desconocía lo acordado y que su país no lo suscribiría. Entonces, de 12 países se pasó a 11. En Chile era Presidenta Michelle Bachelet y canciller, Heraldo Muñoz, quien citó a Santiago a sus diez colegas restantes y allí se dio el visto bueno a la instancia de negociación que se conoce como el TPP-11. Fue uno de los movimientos internacionales más notorios y exitosos de Chile en las últimas décadas, ya que se pensaba que con la salida de Washington el acuerdo moriría.
Por otra parte, es necesario destacar que los Acuerdos de Libre Comercio han mejorado las posibilidades de las exportaciones chilenas. Mi experiencia como embajador en Nueva Zelanda, Japón y Brasil me permitió negociar muy de cerca temas que abrieron para nuestros productores, muchos medianos y pequeños, perspectivas que antes no tenían.
Por último, gracias a los acuerdos de libre comercio es posible encontrar en las tiendas chilenas parkas de invierno para niños a $5.000, lo que otorga a los más humildes bienes como ése, a los cuales antes no tenían acceso. Para qué hablar del valor de los televisores, los automóviles y muchos bienes de consumo que se venden en Chile a precios muy reducidos en comparación con países de tamaño similar.
Contrario a que lo que sostiene el autor del artículo en comento, pienso que lo realizado por Chile en el ámbito comercial internacional es extraordinario. Así lo reconocen, por lo demás, especialistas del tema. Nos han dado prestigio, nos han permitido entrar a círculos internacionales muy exclusivos, han beneficiado a nuestros exportadores y han proporcionado la posibilidad de que todos los chilenos tengamos al alcance de la mano bienes que antes no lo estaban.
Demetrio Infante Figueroa