Pandemia, caída del empleo y morosidad
La morosidad regional refleja la baja en actividades económicas importantes como el turismo, de alta demanda laboral. Esto puede significar limitación de operaciones en el giro un comerciante como también imposibilidad para un trabajador de cubrir cuentas de servicios y alimentación.
La morosidad regional va en aumento revela un estudio de la Universidad San Sebastián elaborado de acuerdo a datos de Equifax y Mapcity. En cantidad de personas, están en mora 491.854 mayores de 18 años, el 35,8% de los habitantes de la Región de Valparaíso.
Estas cifras suponen un aumento de 4,1% en relación al año anterior. Sin embargo, en opinión de Gonzalo Edwards, decano de la Facultad de Economía y Negocios de esa casa de estudios superiores, estos números "no reflejan las consecuencias de la pandemia, por lo que podemos esperar que en los próximos meses se manifiesten estos efectos, los que seguramente impactarán sobre la morosidad".
Agrega que la capacidad de pago futura se verá afectada por pérdida de empleos, especialmente en el sector turismo, área de gran importancia regional, visión que comparte el doctor en economía Alejandro Corvalán.
Sumándose a esta visión pesimista, pero real, el director del sitio especializado Chiledeudas, Guillermo Figueroa, estima que el porcentaje de morosidad puede escalar regionalmente a un 40% de la población. Por su parte, con una apreciación de terreno, el magíster en Derecho Pedro Eguiguren, académico de la Universidad Adolfo Ibáñez, sostiene que la tasa de morosidad aumentará de mano del desempleo. Afirma que "cuando a una persona le bajan los ingresos a las dos terceras partes o a la mitad, prioriza la comida, asegura las necesidades básicas de su familia, antes que pagar una cuota de un crédito de consumo a una institución bancaria, entrando a la calidad de moroso".
Como se puede apreciar, el punto clave en la mora es el empleo afectado, primero con los desmanes a partir de octubre y luego con la pandemia actual. Con ese factor a la baja las personas dejan de pagar dentro de los plazos pactados.
Lo anterior significa, más que una nota roja en los registros financieros, cierre de las puertas del crédito, lo que afecta tanto a emprendedores como a las personas de ingresos medios y bajos. Y esto puede significar limitación de operaciones en el giro un comerciante como también imposibilidad para un trabajador de cubrir cuentas de servicios y alimentación.
Ante esta realidad que castiga a todo el tejido social operan diversos sistemas para lograr la subsistencia de empresas y personas. Está en aplicación la Ley de Protección al Empleo y también líneas de crédito para las empresas con aval del Estado. A la vez, aparece el ingreso mínimo familiar para trabajadores informales. Estos beneficios no atenuarán los niveles de endeudamiento, pero pueden frenar su ritmo a la espera de lograr el control de la pandemia, tarea que exige unidad y responsabilidad, evitando caer en la tentación de ganar con la crisis dividendos políticos.