Droga y muerte, otra pandemia en avance
La peste delictual, que no es nueva, se hace presente incluso con fuegos artificiales en los cerros de Viña del Mar. Los traficantes saben que con dinero se pueden comprar bienes, pero también simpatía y silencio para mantener el negocio. Estrategia peligrosamente válida en estos momentos de necesidad.
Drogas, tráfico, muerte. Es la otra pandemia que avanza, se hace presente con violencia y advierte su presencia y poder con tiroteos y fuegos artificiales. Esta peste, no es nueva, y en estas semanas se ha centrado en la parte alta de Viña del Mar.
Un dirigente de Reñaca Alto afirma que el sector es "zona roja". Desde Forestal una dirigenta acusa que "todo lo que ocurre acá está ligado a la droga. Se creen vencedores y tiran fuegos artificiales para celebrar…se va uno de ellos detenido, pagan la fianza, salen, celebran con fuegos artificiales…son los que mandan y no la justicia…nadie hace nada...sabemos que hay disputa de traficantes de Forestal y Chorrillos".
Otra líder vecinal afirma que "en el sector sí hay droga…eso es claro y no sube Carabineros".
Graves afirmaciones que se confirman con muertes, como la de un joven cuyo cadáver baleado apareció en una calle de Forestal. Otra muerte hubo recientemente en Reñaca Alto. No son casos únicos, se repiten en Viña del Mar y Valparaíso. Y hay miedo, pues "cuando se denuncian estos temas nos van reventar las casas", sostiene una dirigenta. También en el foco de los traficantes están las organizaciones religiosas, sus ministros y recintos de culto, atacados y amenazados.
Los últimos hechos, celebraciones incluidas, ocurren en un escenario de toque de queda y con efectivos de las Fuerzas Armadas reforzando a Carabineros y PDI.
El jefe de la Defensa afirma que se trabaja en materia de seguridad. Por su parte Carabineros da cuenta de una baja en los delitos contra la propiedad en Forestal. Pese a todo, la pandemia delictual se mantiene y sigue siendo una amenaza que no se puede aceptar como parte de la normalidad. Una mirada en profundidad exige atender los hechos considerando el daño social que provocan no solo por el poder de fuego de los traficantes, sino que también por su poder económico.
Y ese es el punto en estos momentos de crisis sanitaria con su secuela de cesantía. La droga es una tentadora, amenazante y lucrativa fuente de trabajo. Los traficantes saben que con dinero se pueden comprar bienes, y también simpatía y silencio para mantener el negocio vigente.
Esa estrategia es peligrosamente válida en estos momentos de necesidad, por lo cual a la acción preventiva y represiva que se debe mantener en el tiempo, se debe sumar un trabajo de inteligencia con la colaboración de los vecinos y las organizaciones sociales y religiosas de los barrios, tarea en que también las municipalidades tienen un rol. Las muertes son una potente luz roja. La indiferencia es inaceptable. "Nadie dijo nada, nadie dijo nada…", recurridos versos de Pezoa Véliz que advierten de una indiferencia que nos lleva a la esclavitud de la droga y el crimen.