Nuevos desafíos para el cura de La Matriz
Padre Gonzalo Bravo, ingeniero de profesión y académico de la PUCV, llega a la Diócesis de San Felipe con una pesada tarea. En la tradicional parroquia porteña, la más antigua de la ciudad, emprendió junto a su acción pastoral un trabajo social en el barrio atendiendo a los sectores más necesitados.
Sacerdote de academia y de terreno. Es el perfil del nuevo obispo de la Diócesis de San Felipe, padre Gonzalo Bravo, actual titular de la parroquia La Matriz de Valparaíso y decano de la Facultad de Teología de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso.
Bravo (45 años) es ingeniero civil, titulado en la Universidad Técnica Federico Santa María. Luego, en su condición de sacerdote, se graduó de bachiller en Ciencias Religiosas en la PUCV, logrando también la licenciatura en Teología Bíblica y el doctorado en esa disciplina en la Universidad Gregoriana de Roma.
En la tradicional parroquia porteña La Matriz, la más antigua de la ciudad, emprendió junto a su acción pastoral un trabajo social en el barrio, atendiendo a los sectores más necesitados, creando una corporación y desarrollando un indiscutido liderazgo.
Una de sus tareas habituales ha sido el reparto de comida a las numerosas personas en situación de calle que abundan en el patrimonial sector, labor convocante con numerosos colaboradores. Seguro que el actual administrador apostólico de la Diócesis de Valparaíso, monseñor Pedro Ossandón, nombrará para la parroquia "a una persona también cercana a los pobres, que los lleve en su corazón, que tenga la posibilidad de, más que continuar una obra, darse cuenta de lo que Dios ha puesto acá como riqueza en nuestras personas, como los voluntarios con los que vamos a servir los almuerzos, la gente que viene, que es de todas partes, hay inmigrantes, creyentes y no creyentes, mujeres, hombres, hay de todo… es una cosa muy bonita".
Este sacerdote, que ha tenido una tremenda capacidad de movilización en uno de los más complejos sectores de la ciudad, deberá ahora enfrentar profundos desafíos en la Diócesis de San Felipe, zona interior de la Región de Valparaíso marcada por casos de abusos por parte de religiosos. Tajante condena al sacerdote o diácono abusador afirmando que "no puede tener un ejercicio pastoral".
El padre Gonzalo Bravo, que mantendrá su condición académica en la PUCV no ya como decano, deberá desarrollar una tarea en la iglesia de San Felipe que va más allá de lo pastoral, pues se trata, precisamente, de recuperar la confianza perdida debido a los mencionados casos de abuso.
Pero saliendo de templos y santuarios como el de Santa Teresita, enfrentará desafíos de terreno, sociales, de pobreza como aquellos que ha atacado en el sector de La Matriz.
Uno de los temas presentes en el sector es el de la sequía que afecta a gran cantidad de familias que pierden cultivos, ganado, fuentes de subsistencia y calidad de vida. Un desafío para este sacerdote que junto a su amplia formación académica ha tenido el mérito -poco frecuente- de aterrizar en la realidad y actuar en la primera línea en la lucha por la dignidad de las personas y contra la pobreza.