Liderados por Miguel Ramírez, un grupo de jugadores de Santiago Wanderers regresaron ayer a las prácticas presenciales en el complejo de Mantagua, iniciando así la fase 1 de retorno en medio de la pandemia por el covid-19.

La citación era a las 9 de la mañana y las actividades comenzaron una hora después, extendiéndose hasta las 13.30 horas. Desde el club informaron que se trabajó en tramos, con dinámicas individuales para cuidar el distanciamiento físico. Se ausentaron, entre otros, Matías Fernández, Daniel González, Yeiko Cartagena y Kenan Sepúlveda, que residen en Valparaíso, comuna que está en cuarentena.

Los futbolistas habían acudido en grupos el martes hasta el recinto quinterano con el objeto de someterse a a testeos rápidos para detectar un posible caso positivo por coronavirus. Sin embargo todas las pruebas resultaron negativas. Ese fue el último escalón previo a la determinación de volver, respetando los protocolos elaborados por la ANFP y el propio club para este momento.

Según las guías a seguir realizadas por el cuerpo médico caturro, el principal objetivo es "garantizar el restablecimiento progresivo de la actividad deportiva en un marco de seguridad".

En esta primera fase, según lo estipulado por el equipo sanitario del club, los jugadores deben responder una encuesta covid-19 online antes de salir de sus casas; sanitizar sus zapatos de fútbol, llevar una botella de agua personal, un bolsa para desechos y una toalla; lavarse las manos; usar mascarilla en ascensores y medios de transporte. En el entrenamiento se les pide llegar directamente al complejo, idealmente sin acompañantes; en el estacionamiento quedar a dos metros del auto más próximo; bajarse sólo con los implementos deportivos, sin celulares; las indicaciones en cancha son entregadas por el cuerpo técnico y siempre a 20 metros de distancia dentro del campo de juego.

Una vez finalizada la práctica, los futbolistas deben dirigirse por una ruta establecida hasta un sector donde se puedan lavar las manos, guardar artículos personales en una bolsa que deben eliminar en sus casas, y luego dirigirse hasta sus domicilios en lo posible sin escalas. Ya en sus residencias la instrucción es sanitizar sus zapatos de fútbol, eliminar la bolsa con desechos, quitarse la ropa de entrenamiento en el baño para lavarla, y luego bañarse.

Desde Perú confirman que el interés fue real y en Viña lo confirman. Sin embargo, todo indica que la posibilidad de que Patricio Rubio deje Everton para fichar en Alianza Lima se comienza a diluir.

El jugador estaba dentro de una quina de opciones que manejaba la dirigencia del club que entrena el viñamarino Mario Salas para reforzar la línea de ataque de los "íntimos", que desecharon seguir contando con el ariete uruguayo Adrián Balboa.

En el club oro y cielo estaban al tanto del interés peruano, aunque reconocen que no habían llegado a manejar una oferta formal para dejar salir a "Pato".

El jugador tiene contrato hasta diciembre y si se fuera debieran indemnizar a Everton, que perdería a su eje de ataque. Rubio le dijo al diario Líbero de Lima que "ojalá se dé, pero mi contrato tiene cláusula".

Esa cláusula, según algunos medios, sería de 200 mil dólares, aunque en Viña del Mar afirman que no existe una cifra definida y que podrían llegar a un acuerdo que beneficie a ambas partes.

Pero toda esa operación se ve truncada porque aparentemente Alianza de Lima habría optado por otra de las alternativas que manejaba.

El delantero argentino Jonathan Herrera, proveniente de Central Córdoba, de la Súper Liga trasandina, será el nuevo atacante del cuadro peruano, en desmedro de Rubio.

Un vuelo humanitario que trasladará ciudadanos peruanos desde Argentina hasta Perú será utilizado por el futbolista para llegar mañana hasta Lima y culminar su negociación para fichar en los "íntimos".