El urgente rescate de la clase media
Ese importante sector golpeado por la violencia de octubre y ahora por la pandemia ha perdido los ingresos, pero no las deudas. Si bien muchos integrantes de los grupos medios han recurrido a los programas oficiales de ayuda, otros de ese sector no logran beneficios, pues no califican al no poder ingresar al Registro Social de Hogares.
Gran parte de la clase media chilena está a punto de cruzar la línea de la pobreza, ingresando al sector más vulnerable de la población. Se trata de un importante y esforzado grupo formado por profesionales, comerciantes, empleados y emprendedores diversos que han perdido parte o la totalidad de sus ingresos.
Se pierden los ingresos, pero no se pierden las deudas. Ahí están los dividendos hipotecarios, la cuota del automóvil, los pagos en educación y salud, los créditos de consumo o la tentadora tarjeta de crédito, aquella atracción fatal que, finalmente, se debe cancelar.
Están, además, los pagos de servicios y la cobertura de demandas básicas de alimentación o transporte.
En fin, ese grupo ya sin ingresos, cruza, hacia abajo, la línea de la pobreza. Desde La Moneda se afirma que el 75% de la clase media está cubierta por las medidas para paliar la crisis. Se considera que un 68% de las personas pertenece a un hogar de clase media, con ingresos que oscilan entre $625 mil y $3,1 millones. La red de protección social estaría dando cobertura al 81,3% de la clase media baja y al 70% de la clase media típica.
Algunos sectores de esos grupos sociales han recurrido a mecanismos de ayuda, como el Seguro de Cesantía y el Ingreso Familiar de Emergencia, pero esos beneficios resultan insuficientes y acotados en el tiempo.
Además, muchos de los integrantes de ese sector no logran beneficios, pues no califican al no poder ingresar al Registro Social de Hogares, fichaje que abre las puertas a redes de ayuda.
Ante esa dura realidad que castiga a millones de chilenos, el Gobierno está preparando un conjunto de medidas de ayuda, mientras desde partidos oficialistas y opositores se presiona al respecto con diversas propuestas. En La Moneda se estarían estudiando créditos blandos con recursos públicos, reprogramación de deudas y subsidios de arriendo. Por otro lado, uno de los instrumentos que cobra actualidad es el debatible retiro del 10% de los fondos de pensiones.
La declinación de la clase media se remonta a la violencia de octubre, cuando comienza la pérdida de empleos y también de emprendimientos cuyos titulares pertenecen a ese sector social. Ahora, con la cuarentena que significa la desaparición o funcionamiento parcial de actividades, el problema se acentúa y la recuperación de ingresos se aleja.
La caída del Imacec de mayo es alarmante y la de junio pueden ser peor a lo que se suman las mediciones oficiales de desempleo.
De este modo, son oportunos los propósitos y las legítimas demandas de ayuda, pero es urgente pasar del discurso a la implementación en terreno, apoyando a quienes muchas veces quedan marginados de los programas oficiales, como es esa clase media, motor y viga maestra de nuestra sociedad.